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martes, 9 de agosto de 2016

Cuba, la dictadura remanente de América Latina que América Latina desconoce

Cuba, la dictadura remanente de América Latina. Gabriel C. Salvia @GabrielSalvia



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



Cuba, la dictadura remanente de América Latina
5 de agosto de 2016
A
pesar del hecho objetivo que Cuba no es una democracia porque
estableció un sistema de partido único y por ende sus autoridades no
surgen de elecciones libres, justas y competitivas; y de tanta
evidencia sobre las características represivas de su régimen, llama
entonces la atención que en América Latina el gobierno de los hermanos
Castro no sea visto como lo que evidentemente es: una dictadura.
Por Gabriel C. Salvia



En el año 1973 la organización norteamericana Freedom House publicó el primer Índice "Libertad en el Mundo",
un reporte anual sobre el estado global de la libertad, abarcando un
considerable espectro de países. Las variables utilizadas para su
elaboración son los derechos políticos y las libertades civiles,
coincidentes con las utilizadas por Robert Dahl en su estudio sobre la
democracia o poliarquía. En el índice de Freedom House cada país puede
obtener un valor del 1 al 7, siendo 1 el mejor escenario posible y 7,
el peor. Aquellos que reciben un puntaje entre 1 y 2,5 son catalogados
como Libres, entre 3 y 5 como Parcialmente Libres y entre 5,5 y 7 como
No Libres.

Desde 1973 al presente, Cuba es el único país de América Latina que
siempre fue calificado como No Libre por Freedom House. En el primer
informe "Libertad en el Mundo" de 1973, Cuba compartía en la región la
calificación de No Libre junto a Haití, Panamá y Perú. En Haití
gobernaba Jean-Claude Duvalier, conocido como Baby Doc; en Panamá Omar
Torrijos Herrera; y en Perú Juan Velasco Alvarado.

Entre los años 1977 y 1978 se registraron en América Latina la mayor
cantidad de Países No Libres en los informes de Freedom House:
Argentina, Chile, Cuba, Haití, Panamá, Paraguay y Uruguay. En Argentina
gobernaba Jorge Rafael Videla, en Chile Augusto Pinochet, en Paraguay
Alfredo Stroessner y en Uruguay Aparicio Méndez.

En 1987 y 1988 Cuba ocupó por primera vez en soledad la condición de
único país No Libre de América Latina, lo cual se repetiría en 1991,
entre 1995 y 2000, y desde 2007 a la fecha. Entre 1992 y 1994, y entre
2001 y 2006, Cuba compartió la condición de No Libre con Haití,
considerado este último como un "estado fallido".

Los datos que surgen de "Libertad en el Mundo" en estos 43 años
ponen en evidencia la excepcionalidad que representa el régimen de
partido único de Cuba en América Latina, lo cual convierte al gobierno
de este país en la dictadura remanente de la región.

Sin embargo, a pesar del hecho objetivo que Cuba no es una
democracia porque estableció un sistema de partido único y por ende sus
autoridades no surgen de elecciones libres, justas y competitivas; y
de tanta evidencia sobre las características represivas de su régimen
que está documentada en su propia Constitución, Código Penal, Leyes
Especiales y sentencias de los

Tribunales Populares - todo ello denunciado por las más prestigiosas
organizaciones internacionales de Derechos Humanos, como Amnistía
Internacional y Human Rights Watch - llama entonces la atención que en
América Latina el gobierno de los hermanos Castro no sea visto como lo
que evidentemente es: una dictadura.

Así, se llega al extremo en los organismos intergubernamentales
regionales, como la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la
más reciente Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC),
de los cuales Cuba forma parte a pesar de la existencia de cláusulas
democráticas y una serie de declaraciones que los hermanos Castro
firman pero no cumplen, especialmente porque ningún otro gobierno se lo
va a reclamar.

Por tal motivo, el proceso de normalización de relaciones
diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, que cuenta con mayoritario
apoyo desde América Latina, encuentra su principal escollo en la falta
de apertura política en la isla caribeña. Al respecto, en este proceso
los países y organismos de la región no ponen el mismo énfasis en los
reclamos de Estados Unidos y Cuba. Estados Unidos le reclama apertura
política a Raúl Castro y Cuba le pide a Obama el levantamiento del
embargo norteamericano. Pero resulta que América Latina siempre se
pronuncia condenando el embargo económico de Estados Unidos, cuya
eliminación depende del Congreso norteamericano, y nunca le reclama a
Cuba que modifique la política de estado que reprime el ejercicio de
las libertades democráticas fundamentales, lo cual depende
exclusivamente del poder arbitrario de Raúl Castro.

¿Puede, entonces, esperarse una normalización democrática de Cuba
sin un pronunciamiento de América Latina en favor de que allí se
reconozcan los mismos derechos que, con sus más y sus menos, están
vigentes en el resto de los países del hemisferio?

En definitiva, la mayoría de los países de América Latina desmerecen
su propia democracia al aceptar la excepcionalidad de Cuba, cuyo
régimen de partido y pensamiento único representa un claro límite en la
región a la consolidación de la institucionalidad democrática, el
estado de derecho y el respeto a las libertades fundamentales.



Gabriel C. Salvia es presidente del Centro para la Apertura y el
Desarrollo de América Latina (CADAL) y compilador del libro "Diplomacia
y derechos humanos en Cuba: de la Primavera Negra a la liberación de
presos políticos".

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