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La Castro burguesía
El régimen está
haciendo todo lo posible por repetir en la economía los éxitos
alcanzados en el proceso de sucesión política en la que Raúl Castro
sustituyó sin traumas a Fidel...
haciendo todo lo posible por repetir en la economía los éxitos
alcanzados en el proceso de sucesión política en la que Raúl Castro
sustituyó sin traumas a Fidel...
febrero 05, 2014
El
totalitarismo cubano está inmerso de nuevo en uno de sus periódicos
procesos de rectificación que tienen como único objetivo la
implementación de legislaciones o decretos que sin afectar la estructura
del poder, reduzcan las posibilidades de una ruptura política-social o
una confrontación entre las familias que integran la nomenclatura.
El régimen está haciendo todo lo posible por repetir en la economía los
éxitos alcanzados en el proceso de sucesión política en la que Raúl
Castro sustituyó sin traumas a Fidel, y para lograrlo, no tiene otra
alternativa que permitir la odiada inversión extranjera y el
enriquecimiento de individuos que en la medida de lo posible, intentarán
que sean del círculo de gobierno.
La nomenclatura insular sabe que su generación de relevo, aunque pueda
estar dispuesta a usar la fuerza para defender sus intereses, tiene en
muchos aspectos perspectivas diferentes a la de los moncadistas, y uno
de esos campos es el de la producción, porque aunque el futuro
liderazgo milite en el Partido de los Castro, están conscientes que las
bayonetas son excelentes para reprimir a la población, pero no sirven
para manejar la economía.
Los herederos tienen otra formación. Han disfrutado las ventajas de una
vida sin restricciones. Estudiado en universidades de prestigio, pero lo
más importante, saben que el fracaso de la economía cubana es
proporcional al éxito represivo que ha tenido el gobierno y qué como los
tiempos de los subsidio internacionales están llegado a su final, es
necesario impulsar reformas económicas que les garanticen perpetuarse en
el poder.
Por supuesto que en esa reinvención que incluye leyes y decretos que
autorizan actividades económicas normales en cualquier país, incluidos
aquellos que se encuentran regidos por dictaduras, no hay disposiciones
que reconozcan derechos ciudadanos y menos libertades públicas
registradas en la declaración universal de los derechos humanos.
totalitarismo cubano está inmerso de nuevo en uno de sus periódicos
procesos de rectificación que tienen como único objetivo la
implementación de legislaciones o decretos que sin afectar la estructura
del poder, reduzcan las posibilidades de una ruptura política-social o
una confrontación entre las familias que integran la nomenclatura.
El régimen está haciendo todo lo posible por repetir en la economía los
éxitos alcanzados en el proceso de sucesión política en la que Raúl
Castro sustituyó sin traumas a Fidel, y para lograrlo, no tiene otra
alternativa que permitir la odiada inversión extranjera y el
enriquecimiento de individuos que en la medida de lo posible, intentarán
que sean del círculo de gobierno.
La nomenclatura insular sabe que su generación de relevo, aunque pueda
estar dispuesta a usar la fuerza para defender sus intereses, tiene en
muchos aspectos perspectivas diferentes a la de los moncadistas, y uno
de esos campos es el de la producción, porque aunque el futuro
liderazgo milite en el Partido de los Castro, están conscientes que las
bayonetas son excelentes para reprimir a la población, pero no sirven
para manejar la economía.
Los herederos tienen otra formación. Han disfrutado las ventajas de una
vida sin restricciones. Estudiado en universidades de prestigio, pero lo
más importante, saben que el fracaso de la economía cubana es
proporcional al éxito represivo que ha tenido el gobierno y qué como los
tiempos de los subsidio internacionales están llegado a su final, es
necesario impulsar reformas económicas que les garanticen perpetuarse en
el poder.
Por supuesto que en esa reinvención que incluye leyes y decretos que
autorizan actividades económicas normales en cualquier país, incluidos
aquellos que se encuentran regidos por dictaduras, no hay disposiciones
que reconozcan derechos ciudadanos y menos libertades públicas
registradas en la declaración universal de los derechos humanos.
La posibilidad de que los cubanos puedan rentar sus casas o venderlas,
la libre compra y venta de autos o facilitar el establecimiento de
cooperativas y otras actividades económicas, todas las disposiciones
siempre incluyen limitaciones, están orientadas en particular a
legitimar negocios que poseen individuos vinculados al régimen, porque
son los que cuentan con recursos para desarrollar actividades
productivas que posibiliten el enriquecimiento.
Por supuesto que estas decisiones también generan espacios que pueden
ser usados por sectores independientes del gobierno como los
trabajadores por cuenta propia.
La mayoría de quienes se desempeñan en actividades privadas están en
niveles de sobrevivencia, aunque hay quienes con muchos esfuerzos y
sacrificios logran hacer un pequeño capital y otros que gracias a la
ayuda de personas en el exterior, montan negocios productivos que el
régimen siempre está listo para eliminar como ocurrió con los que
vendían ropa confeccionada en el extranjero.
Otro ejemplo de que paulatinamente el régimen está procurando legitimar
las riquezas de sus partidarios previendo un futuro de libertades
económicas que está consciente es inevitables, es la proyectada
descentralización de las empresas del estado, una decisión que
facilitaría el empoderamiento de los administradores que por sus
compromisos políticos derivaran con el tiempo en propietarios.
La dictadura ha ido desregulando ciertas actividades económicas y
generando más espacio para la inversión extranjera, que según parece
indicar, se irán profundizando según convenga a los intereses del
gobierno.
Tales disposiciones legalizan el enriquecimiento de los jerarcas y sus
familiares y no atentan gravemente contra la dependencia del gobierno
del resto de la población, lo que permite apreciar que al igual que el
desaparecido mandatario venezolano Hugo Chávez aceptó la formación de
una clase económica que disfrutaba de una relativa independencia, la
dictadura cubana está promoviendo la legitimación de una especie de
castro burguesía que existe hace años, pero que siempre han procurado
ocultar.
En Cuba habrá millonarios como los hay en China. La dictadura eliminó el
sector productivo cuando accedió al poder porque la independencia
económica de los ciudadanos era una amenaza, pero los nuevos ricos no
serán un peligro a temer porque sus bienes se originan en sus
compromisos políticos tanto o más que en su capacidad productiva.
Cierto que habrá individuos que acumulen bienes como consecuencia de su
trabajo o talento, algo normal en cualquier país a excepción de Cuba,
pero la mayoría de las riquezas serán consecuencia de las posiciones que
ocupen los individuos o porque usufructúan los bienes y recursos
económicos facilitados por la autoridad que detentaron sus abuelos,
padres o cualquier otro tipo de padrinazgo que en su momento los cubrió
con un manto protector.
La represión continúa presente y los mecanismos para su ejecución están
perfectamente engrasados, así que sólo serán engañados por los reajustes
del castrismo aquellos que quieran serlo.
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