Malestar en la familia Payá ante exigencias no legales ni autorizadas.

Resulta de suma importancia que la familia Payá pueda en estos momentos decidir de manera calmada aconsejados exclusivamente por profesionales, y que personas que no tienen nada que ver con la familia, ni con los profesionales legales que ellos nombren desistan de comportarse como voceros del caso frente a la prensa, tal como se hace en estados de derecho, y en justa legalidad. No es el caso en Cuba, lo sabemos, pero ellos deben protegerse ahora mucho más.

Nadie puede abrogarse el derecho en estos momentos, como no sea que represente legalmente a la familia, o a la parte contraria, en este caso el régimen castrista, a exigirle pruebas a los familiares ni a nadie. Eso solamente se hace de manera pública cuando la persona que lo hace ha sido nombrada como depositaria de ese poder que le confieren las leyes y la justicia.

Ayer, hablando con una persona de toda confianza mutua, para mí y para ella, y para la familia de Payá me dijo que es muy probable que una parte de la “disidencia” creada para desestabilizar a la verdadera, empiece a intentar desacreditar a la familia de Payá con el objetivo de obligarlos a cometer un error. La familia de Payá, sus amigos y colaboradores cercanos por suerte se encuentran muy unidos. Y desde mucho antes al trágico suceso están muy preparados para lo peor, dada la permanente insistencia por parte de la dictadura en acosarlos y amenazarlos de muerte.

Me consta, de fuentes directas, que esos tipos de comportamientos irresponsables provocan malestar en la familia, y podrían intentar viciar la forma de proceder en el caso que no quedará impune.

Zoé Valdés.