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domingo, 17 de abril de 2011

La Cuba que no funciona - ABC.es

La Cuba que no funciona - ABC.es: "La Cuba que no funciona"


El régimen comunista insiste en «actualizar» un modelo socioeconómico que ha demostrado su ineficacia incluso en banderas del castrismo como la educación o la sanidad

CARMEN MUÑOZ / MADRID
Día 17/04/2011
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La isla es hoy «como la casa que se levantó sobre vigas torcidas, imposible de reformar, hay que demolerla y levantarla sobre cimientos más participativos, democráticos y modernos», explica la bloguera Yoani Sánchez a ABC, al trazar la radiografía del «Estado fallido» que Fidel Castro empezó a construir hace 52 años «a su imagen y semejanza». Los opositores a la dictadura advierten de que los planes de reforma a debate en el congreso del partido único, que ayer comenzó en La Habana, son solo «parches» para un modelo socioeconómico que no ha funcionado, al que acompaña un régimen político totalitario en el que no se respetan las libertades fundamentales.

El declive del régimen de los Castro se hizo evidente con la desaparición de los subsidios soviéticos en la década de los noventa. Entonces comenzó el deterioro de los otrora pilares del castrismo, como la sanidad, la educación, la seguridad social, el deporte o la cultura. Según el pesimismo generalizado, «nada de lo que en su día fue algo eficaz lo es aún hoy».

El economista independiente cubano Oscar Espinosa Chepe ve «imposible» que el presidente Raúl Castro, de 79 años, remonte esta crisis galopante sin perder el control absoluto sobre la sociedad por «la acumulación de los problemas, que no solo son económicos y sociales, sino que abarcan la política, los valores éticos, la identidad nacional, la demografía, el medio ambiente…».
«Futuro embargado»

Para la mayor parte de los cubanos el principal problema es, según la conocida bloguera, «la falta de horizontes económicos, la imposibilidad de prosperar y echar raíces en su propio país». «Tres o cuatro millones de cubanos sueñan con marcharse de la isla», señala el activista de derechos humanos Elizardo Sánchez. «El futuro de la nación está embargado», agrega el disidente Guillermo Fariñas, que el año pasado estuvo 135 días en huelga de hambre para exigir la liberación de los presos políticos.

El economista cubano afincado en EE.UU. Rolando Castañeda sitúa el origen de los problemas en la destrucción de la agricultura, que ha provocado «una extraordinaria dependencia de alimentos importados, incluido el azúcar, el café y otros muchos que Cuba antes exportaba».La isla depende más del exterior en el siglo XXI que en 1959, cuando los Castro llegaron al poder. El régimen comunista importa el 80 por ciento de los alimentos que se consumen en el país, la mayoría de Estados Unidos, por valor de unos 1.500 millones de dólares anuales. La prensa oficial anunciaba el viernes que este año costarán 308 millones de dólares adicionales por la subida mundial de los precios.

Después de lamentarse de que en Cuba «casi nada funciona», Manuel Cuesta Morúa, que dirige el Partido Arco Progresista Socialdemócrata, describe la economía de su país como «un desastre estructural: no hay ahorro, ni capital para invertir, ni tecnología y solo Indonesia supera la deuda externa cubana». La industria se sitúa por debajo del 50 por ciento de los niveles de 1989. Los salarios, que el propio Raúl Castro reconoce que son insuficientes para vivir, son un 28% inferiores que en 1989 y las pensiones un 34% menores que en 1990.

La sanidad pública es otra cuestión que genera mucho malestar entre los ciudadanos. La conquista de consultorios médicos no masificados para todos ha ido desapareciendo. La atención hospitalaria ya no es lo que era hace unos lustros. Un tratamiento médico prolongado, por ejemplo, significa intercambio de favores con los facultativos. Es decir, llevar «regalos» al hospital, además de las sábanas, el ventilador,el jabón y la comida. Yoani Sánchez cuenta que tuvo que llevar hilo quirúrgico cuando hace cuatro años operaron a su hijo de apendicitis en el hospital pediátrico de Centro Habana. Guillermo Fariñas, que estuvo hospitalizado gran parte de su última huelga de hambre, denuncia la diferencia de trato de los sanitarios cuando trabajan en la isla y cuando son enviados a misiones en el exterior y cobran en divisas.

La falta de recursos se hace también evidente en el estado ruinoso de viviendas e infraestructuras. Esta semana, el diario oficial «Granma» alertaba de que el suministro de agua en La Habana vive su momento más crítico desde hace medio siglo por la sequía, pero también por el deterioro de los acueductos.

A la asfixia de las carencias materiales se une la no menos agobiante falta de libertades, el derecho a entrar o salir libremente de su propio país. La ex presa política bajo licencia extra penal Martha Beatriz Roque denuncia que lo primero que no funciona en su país es la propia Constitución, «porque el régimen la viola de forma constante al no garantizar al ciudadano ni el derecho al trabajo».

Tantos años de crisis han provocado además una pérdida de valores que puede resultar más difícil de recuperar que la propia economía. «Es la descapitalización humana, se están perdiendo valores morales, éticos, religiosos, patrióticos… Hicimos la revolución para reafirmar nuestra soberanía, el orgullo de ser cubanos. Nuestros jóvenes hoy se marchan porque aquí no tienen futuro, me da pena verlos en las colas de las embajadas, me duele que por la miseria se conviertan en estadounidenses o españoles», afirma Chepe.

La vía honesta a menudo no es la más fácil. Cuando no pueden vivir de su trabajo, muchos se ven obligados a mentir, delinquir, sustraer recursos del Estado, a la corrupción, a prostituirse. «No es que el cubano sea malo de por sí», precisa este ex prisionero de conciencia y reconocido economista. La población penal es una de las mayores del mundo, con 80.000 reclusos (casi 50 presos políticos) de un total de 11,2 millones de habitantes. Elizardo Sánchez recuerda que durante la dictadura de Batista había 14 cárceles, mientras en la de los Castro hay 200, entre presidios y campos de prisioneros. Se desmoronan las bellas casas de La Habana pero, más trágico aún, las almas de muchos cubanos sin horizonte a la vista.

Sin expectativas
Importación de Azúcar
La industria azucarera ya no es la espina dorsal de la economía cubana. De producir más de ocho millones de toneladas anuales en la década de los ochenta, ha pasado a fabricar algo más de un millón. Cuba importa ahora productos que antes exportaba, como el azúcar o el café, que ahora compra en el exterior por valor de 50 millones de dólares. Y, lo que es más grave, importa el 80 por ciento de los alimentos, la mayor parte de Estados Unidos.
Salarios exiguos
Conseguir dinero para comprar los alimentos y luego adquirirlos se ha convertido en una obsesión diaria para los cubanos, que aún no notan que el gobierno ha comenzado a liberar tierras «ociosas» y sí la supresión de las cartillas de racionamiento vigentes desde hace 48 años. Después se arriesgan a largas colas, a las estanterías vacías o a tener que estirar un salario medio de 20 dólares mensuales para comprar un kilo de leche en polvo por 5,25.
Transporte decimonónico
Los cubanos desconocen cuándo los desvencijados trenes o autobuses públicos parten y cuándo llegan a su destino. Solo saben que tienen que comprar los billetes con meses de antelación después de hacer largas colas incluso en sus horas de sueño. El ticket puede costarles gran parte de una pensión media de diez dólares mensuales. Para luego encontrarse con un asiento sucio, incómodo y a expensas del amigo de lo ajeno.
El fiasco de la educación
Desde el fin de los subsidios de la URSS, la calidad de la educación ya no es lo que era cuando los Castro llegaron al poder y extendieron la enseñanza gratuita. La disidencia denuncia que los mejores educadores han dejado la profesión o la isla. Los salarios no dan para vivir y es difícil «desviar» recursos del Estado como en otros trabajos. Sin olvidar las faltas de ortografía o el empacho de ideología: llegaron a contar seis retratos de Fidel en un aula.
Sin libertades
La falta de derechos y libertades, así como la represión de toda discrepancia, incluso hasta la muerte, ha sido una constante del régimen castrista desde sus primeros días. Las largas condenas de cárcel han dejado paso a continuas detenciones arbitrarias de opositores durante horas o días. La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional tiene documentados los casos de 48 presos políticos tras la excarcelación del «Grupo de los 75».
País de balseros
Miles de cubanos sueñan con abandonar un país que hace más de cinco décadas era receptor de inmigrantes, en busca de un futuro más prometedor. Centenares de balseros —aquellos que huyen de la isla por motivos económicos en frágiles embarcaciones— han perdido la vida en el intento. Cuba sufre además el constante goteo de estrellas del deporte o figuras del mundo de la cultura que desertan en plena gira o competición en el extranjero.

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