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viernes, 25 de diciembre de 2009

Cubanos emigrados celebran en familia tras liberación de viajes de EEUU

Cubanos emigrados celebran en familia tras liberación de viajes de EEUU
LA HABANA — Cargados de regalos, turrones, chocolates, televisores de pantalla plana o adornos del muy abrigado Papá Noel, miles de cubanoestadounidenses llegan a la isla tropical a gozar en familia Navidad y Año Nuevo, más que en otras épocas pues el presidente Barack Obama levantó las restricciones a los viajes.
Subiendo los pesados bultos en un Chevrolet naranja, un clásico 1956 estadounidense, Adrián, de 17 años, desbordaba alegría en la terminal 2 del aeropuerto José Martí, adonde en estas fechas arriban de ocho a diez vuelos diarios de Estados Unidos, sobre todo de Miami.
Nacido en Tampa, acaba de conocer a su abuelo. "Mis padres emigraron hace 20 años y estoy muy feliz de venir a conocer a mis parientes", expresa. A su lado, Evaristo Delgado, chofer de camiones de 60 años, añade a lo dicho por su nieto lamentándose de que "la política separe a los cubanos de aquí y de allá".
Con un ramo de gladiolos rosados en la mano, José Rodríguez, mecánico industrial de 50 años, espera a su sobrina de 28, a quien no veía hace tres años.
"La familia cubana debe unirse. Las restricciones no tienen sentido, tampoco el bloqueo. Los pueblos no tienen la culpa de los gobernantes", comenta a la AFP entre el remolino de gente.
Entre sollozos, tras fundirse en abrazos con hijos y nietos, Nora Rodríguez, quien vive desde hace 17 años en Miami, se queja de lo mucho que debió pagar por un viaje de alrededor de una hora y 140 km de distancia.
"No los veía desde hace tres años. Ellos son mi vida, a mi Cuba la adoro y extraño, pero se arruina uno al venir. Pagué unos 600 dólares por el boleto de avión y por sobrepreso casi 300 dólares allá y aquí otros 126 por 28 libras que me pasé", dice indignada.
Pero el júbilo del reencuentro superará el malestar. Con su familia en el barrio de Luyano, Yaimelis, de 37 años, es otra emigrada que llegó con su esposo y dos hijos de Carolina del Norte para la cena cubana de Navidad: puerco asado, congrí -arroz y frijoles-, yuca al mojo y ron.
"Hace dos meses vine y ahora volví. Ahora podemos viajar cuando queramos y juntemos el dinerito. Es ridículo dividirnos por la política. Muchos mueren en el mar buscando reunirse con familiares que se fueron", dice Yaimelis, quien salió de Cuba con sus padres siendo niña por el puerto de Mariel en 1980.
Optimista, dice esperar que Obama levante más restricciones y que el gobierno de Raúl Castro "quite el permiso de salida para que los cubanos puedan viajar libremente". "Si se sientan y hablan un poquito, pueden llegar a un acuerdo", opina.
Obama eliminó en abril la disposición del Gobierno de George W. Bush, quien había restringido los viajes de cubanoestadounidenses a Cuba a uno cada tres años y las remesas sólo a padres, hijos o hermanos.
La Iglesia Católica, que pasa por un buen momento en sus relaciones con el gobierno comunista de Cuba, no dejó pasar la novedad en su mensaje de Navidad, fiesta religiosa que había sido erradicada tras el triunfo de la revolución de 1959 y que fue autorizada tras la histórica visita del Papa Juan Pablo II, en enero de 1998.
"Las familias se alegran este año de poder recibir a familiares de Estados Unidos que deseaban venir a visitarlos y no podían hacerlo. Damos por esto gracias a Dios", dijo el cardenal Jaime Ortega.
Y recordó a los cerca de 1,5 de millones de cubanos que emigraron a Estados Unidos por razones políticas y económicas. "Es cierto que siempre faltará en la celebración navideña (...) otros miembros de la familia, quizá los más jóvenes, que se han ido del país", manifestó.
Reunidas unas o separadas otras, y aunque modestamente por la crisis económica que afecta a la isla, las familias cubanas siempre encuentran en estas fechas, esta vez con mayor razón por los reencuentros, motivos para comer, beber y por supuesto bailar.

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