by Juan Juan Almeida
El próximo martes 22 de julio se reunirán los ministros de relaciones exteriores de la Unión Europea con la proposito de evaluar la situación en Ucrania y el derribo del vuelo MH17 del avión comercial de Malaysia Airlines que volaba sobre Doniestk con 298 pasajeros a bordo y 15 tripulantes desde Amsterdam a Kuala Lumpur.
El desastre incentivó las pasiones encontradas de la comunidad internacional que pide a gritos se aclaren las causas de la caída de este Boieng 777 en una zona de conflicto donde se registraban combates entre el ejercito ucraniano y los independentistas prorrusos que hoy juegan con la culpabilidad como si esta se tratara de una bola de pin pon
Najib Razak, primer ministro malasio, exigió un rápido castigo a los responsables y dijo que el sitio donde cayó el avión no debería ser manipulado antes de que expertos internacionales tengan acceso.
Cabe señalar, sin ánimo de manipular, que el pasado 29 de junio, la agencia de noticias rusa Itar-Tass citó a un portavoz de los separatistas en Donetsk diciendo que habían tomado el control de un sistema de defensa antiaérea Buk.
Moscú niega que sus fuerzas estuvieran involucradas, y el presidente Putin, evade responsabilidad señalando a Ucrania como único responsable de esta monstruosa catastrofe que cobró la vida de niños, tripulantes y pasajeros del avión malasio, alegando que dicha trajedia se habría evitado si Kiev no hubiera reanudado su operación de castigo a la región. Pero Ucrania culpa a los rebeldes separatistas que combaten contra sus fuerzas armadas, y el mandatario ucraniano Petro Poroshenko dice en su cuenta de Twitter "Lo del MH-17 no es un incidente o una catástrofe, es un ataque terrorista".
Politización aparte; lo curioso es que el siniestro se produjo durante el peor momento que transitan las relaciones entre Rusia y Occidente; el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas planeaba una reunión de emergencia sobre Ucrania; y aún no se habían terminado las conclusiones de una cumbre europea en la que varios jefes de estado y gobierno de esa Unión, piden sanciones más severas en contra Rusia.
Teniendo en cuenta todo esto, me cuesta trabajo pensar que se trata de una confusión humana provocada por el estres de un conflicto; me inclino más a sospechar que tan lamentable incidente es resultado de una calculada estrategica premeditada para utilizar el deribo de la aeronave civil como cortina de humo con el fin de justificar una operación militar a gran escala en esa zona.
Es difícil mantener la calma ante una barbarie como esta; pero es momento de escuchar y buscar información, no de sacar conclusiones.
Se impone que los mandatarios ejersan presion sobre las partes enfrentadas para lograr un alto al fuego y no una simple simulación de paz. Preservar la zona, las evidencias, para que la comisión de la Organización Internacional de Aviación Civil y otras entidades investigativas puedan hacer su trabajo, entreguen pruebas y permitan que representantes del derecho internacional tomen acciones reales que además de sancionar culpables, pongan fin a este conflicto que dejó de ser local.
Juan Juan Almeida
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