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martes, 29 de abril de 2014

El Primero de Mayo en Cuba, un «performance» que no convence a nadie

El Primero de Mayo en Cuba, un «performance» que no convence a nadie - Artículos - Cuba - Cuba Encuentro



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



El Primero de Mayo en Cuba, un «performance» que no convence a nadie

Los trabajadores son rehenes de “la nomenklatura”


¿Cómo entender las grandes movilizaciones masivas que se produjeron
durante años en todos los países del ex “socialismo real” y en la Cuba
de hoy?
Para los gobiernos de estos países, sus funcionarios,
algunos de sus intelectuales orgánicos y amigos extranjeros estas
movilizaciones en las grandes plazas centrales de sus ciudades
incluyendo desfiles militares, eran y son hoy, la muestra de la
fortaleza y legitimidad del régimen político. Una mirada desde los
trabajadores, explicaría que su presencia es sólo el performance
frente al poder de lo que se espera de ellos, so pena de sufrir algún
tipo de represalias, o el precio a pagar por tener una vida privada con
mayor libertad de acción.
En el 40 Aniversario de la RDA, el 7 de
octubre de 1989, la parada militar y civil en Berlín ocurrió como
siempre, con un apoyo popular masivo. Un mes después, el 9 de noviembre
se derrumbó el Muro de Berlín por esos mismos ciudadanos, —armados de
mandarrias—, que aplaudían un mes antes al presidente en funciones. Las
estrategias de resistencia popular frente a gobiernos totalitarios,
parecen ser pensadas desde la sobrevivencia.
Seguramente este
primero de mayo, algunos irán con pancartas “sospechosas” para la
seguridad del Estado para pedir un “socialismo verdadero” y no la farsa
gubernamental, pero estos serán solo unos pocos. El grueso de los
trabajadores movilizados lo harán para evitar represalias de distintos
tipos o sencillamente para no “marcarse” frente a un poder que los
encuadra como “súbditos” y no los respeta como ciudadanos.
Vicente
Bloch descubre un mecanismo de control social muy eficaz que se
verifica a nivel masivo en la medida en que las precarias condiciones
económicas[1]
obligan a la inmensa mayoría de la población cubana a vivir en la
ilegalidad, lo cual les genera una vulnerabilidad adicional frente al
poder que les incita a la simulación política y a la conformidad pública[2].
Frente
a la precariedad de vivir en la ilegalidad, la población muestra
conformidad política como un escudo para ahorrarse problemas
complementarios en una cotidianidad que le roba todo su tiempo en la
reproducción simple de sus vidas. Así, se ha socializado una manera de
hacer política que incita a la sumisión y a desentenderse de la política
como posición menos riesgosa en la vida cotidiana[3].
En
realidad, no hay nada que festejar este primero de mayo para los
trabajadores cubanos. Un nuevo Código de trabajo fantasma con un
reglamento no publicado, una canasta básica cada vez más inaccesible, la
prohibición de la iniciativa económica para los nacionales, —con la
nueva ley de inversión extranjera— la ausencia del derecho de huelga, la
prohibición de sindicatos libres, y los nuevos parásitos estatales,
—las agencias empleadoras— que se interponen en el derecho de libre
contratación de los trabajadores. Un paisaje desolador y sin señales de
cambios positivos.
Si la élite política cubana necesita cada año,
verse en el “espejo” del apoyo simbólico de las mayorías, el resto de la
nomenklatura corre para mantener sus puestos.
La Central de Trabajadores de Cuba en el corre, ve y dile
Hace
un mes la dirección nacional de la CTC, decidió por los trabajadores
del país la consigna que deben llevar en las pancartas los trabajadores
el primero de mayo: “Unión y eficiencia”, una consigna que refleja el
mandato del gobierno a los trabajadores: nada de las demandas salariales
de los trabajadores que salieron abrumadoramente en el proceso de
preparación del “Congreso obrero” ni de sus derechos esquilmados, sino
unidad con el gobierno y producir más con precarios salarios. En realidad el gobierno y la CTC, siguen pensando que los trabajadores cubanos son idiotas.
Detrás
de “la fiesta” de los trabajadores, encontramos todas las maniobras de
control social e intimidación para lograr al menos la vista aérea de una
masa compacta en los primeros momentos del desfile. La CTC nacional,
provincial y municipal, anda “acuartelada” desde hace más de un mes para
garantizar la imagen aérea que se publicará en Granma al día
siguiente. Para ello necesitan que la dirección sindical de cada centro
de trabajo, enliste a sus trabajadores y comiencen el proceso de presión
de pasar lista en la Plaza de la Revolución. Un proceso de intimidación
que incluye “castigos” con los “incentivos” al final del mes o del
trimestre, con las posibilidades de no ser más “idóneo” —ahora que se
reconocen las plantillas infladas— o sencillamente con alguna sanción
por el partido, si se es miembro del único existente, pertenencia que
garantiza movilidad social o al menos no caer más bajo en la escala
social. Puro clientelismo político.
Pero la CTC nacional y sus
sucursales por todo el país tienen que garantizar la presencia
multitudinaria al precio que sea, aunque sólo sea para la foto aérea del
inicio del desfile. De lo contrario, pierden su puesto de trabajo como
funcionarios pagados por el gobierno. De manera tal, que “la fiesta”,
perdón, el desfile, exige garantizar transporte público para desplazar a
los trabajadores y la gasolina, coordinaciones a todos los niveles,
alguna merienda si la transportación es por ejemplo a las cinco de la
madrugada, horas de reuniones a todos los niveles para que salga la
movilización y quiénes van primero y quiénes después en el desfile, como
resultado de la “emulación socialista” —algo que tiene sentido
sólo para los funcionarios sindicales— y todos estos recursos y
energías para que la élite se regale la imagen simbólica de la adhesión
multitudinaria, en un gesto narcisista que exige demasiados gastos para
el quebradero de cabeza que es la economía cubana hoy.
Tendremos
la foto aérea del desfile del primero de mayo en la capital y en las
cabeceras de provincia, pero este gesto narcisista que tanto necesita el
poder y tanto cuesta al país, será leído en esas claves de los
trabajadores: puro performance simbólico vacío de contenido y
pleno de sonrisas, para ver si nos dejan más tranquilos el resto del
año… a ver cuando podemos derrumbar definitivamente nuestro Muro de Berlín.

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