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domingo, 17 de abril de 2011

Castro II hace un discurso repleto de contradicciones

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Raúl Castro durante la inauguración del partido comunista cubano. A su lado el célebre represor Ramiro Valdés. / Foto EPA
Habló Raúl Castro en el congreso comunista en Cuba. Casi todo retorica y justificaciones, en ese estilo particular con que los pseudorevolucionarios isleños suelen decir las cosas, con esa mezcla de fingida humanidad y de soberbia tremenda que los caracteriza.
No obstante, algunos puntos interesantes que pueden dar una cierta idea de cómo irán las cosas en el futuro para Cuba:
Castro II habló de un consenso social en aras de establecer cambios. Criticó duramente a la libreta de abastecimiento, símbolo del colectivismo isleño, y la calificó de “carga insoportable para la economía” al mismo tiempo que le atribuía un “nocivo carácter igualitarista”. Nunca antes en la isla la nomenclatura de la dictadura se había atrevido a criticar la máxima que, al menos propagandísticamente, ha animado a todo el proceso político del castrismo. Pero no se trata de una nueva vocación  democrática de Castro II y el resto de sus secuaces. Esto es pragmatismo, señores. Simplemente.
En la misma cuerda Castro describió a la economía cubana como “modelo excesivamente centralizado” y habló de una futura “descentralización”, pero sin renunciar a la planificación económica como estrategia principal. Imposible descentralizar una economía atenazándola con proyectos y regulaciones, así que nadie espere una Cuba democrática ni siquiera  en lo económico, pues esos no son los planes de la dictadura que rige. Planificación para no perder el poder es lo que cabe en este caso. Eso, a pesar de una afirmación que, venida de otro, podría ser señalada como burguesa y contrarrevolucionaria: “[la centralización] conspira contra el desarrollo de la iniciativa en la sociedad”. Que luego de medio siglo Castro II suelte algo así sin inmutarse, sin sonrojarse siquiera, solo puede causar repugnancia y hasta una furtiva sonrisilla.
Raúl Castro, el general presidente, se explayaría luego sobre el proceso “planificativo” que regirá a la economía de la dictadura, anunciando un férreo control estatal de las actividades productivas a través de grupos jurídicos y organismos especializados. Nada, que la barca no despega de la orilla.  ¿Pero acaso alguien esperaba cosa diferente?
Algo interesante, que llamó mucho mi atención porque de cierta forma significa un reconocimiento implícito por parte de la dictadura de que el castrismo no es tolerado de igual manera por todos los cubanos de la isla, fue aquella afirmación de Castro II en la que dice que no se implementarán terapias de choque “en contra de los más  necesitados, que son los que apoyan a la revolución con más firmeza”. Es decir, es la masa, la chusma de siempre quien boga y aboga por la llamada “revolución”. ¿Y el resto? También esto es una aceptación de que el igualitarismo en Cuba no es más que un mito, una mentira ruin. Eso está claro.
Todo el tramo final de la comparecencia de Castro II estuvo enmarcado en el típico y tradicional estilo discursivo revolucionario cubano, esa mezcla de koljoz sindicalista ruso y de nacionalismo a lo Chivás, a pesar de un llamado a evitar “triunfalismos” y “estridencias”. Entre citas constantes a su hermano Fidel, relegado a la categoría de mesías de la revolución, Raúl empleó una retorica agresiva en contra del gran chivo expiatorio del castrismo, los Estados Unidos, y dio un espaldarazo (que no deja de ser un reconocimiento explícito de complicidad) al cardenal de La Habana Jaime Ortega y a la iglesia católica y al ex canciller español Moratinos por mediar en el proceso de destierro de prisioneros políticos cubanos durante el proceso de “neo Mariel” que acaba de culminar hace unos días.
En resumen, nada demasiado nuevo bajo el sol de la llamada revolución cubana. Más inmovilismo, discretas aperturas de carácter pragmático y no ideológico y sobre todo, un fuerte pronunciamiento de la cúpula gobernante de que se aferrará al poder a como dé lugar, aunque para ello el compañero Vladimir Ulianov tenga que revolcarse en su tumba. Pero es que así ha sido siempre, desde aquel mes de enero de 1959.

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miércoles, 19 de enero de 2011

Cuba: politica actual y futura y el papel de EEUU en su apoyo al CastroRaulismo

Fidel CASTRO in front of monument of martyrs a...Image via WikipediaCUBA HOY : UN ANÁLISIS
UNA VOZ DE LA RESISTENCIA CUBANA ANALIZA LA SITUACIÓN EN LA ISLA.
POR CONSIDERARLO  UN APORTE INTERESANTE A LA REFLEXIÓN PARA TODOS LOS
QUE LUCHAMOS POR LA LIBERTAD DE CUBA, CUBANOS Y NO CUBANOS, DENTRO Y
FUERA DE LA ISLA, DIFUNDIMOS ESTE COMENTARIO:
Por Jorge Hernández Fonseca
Para los que llevamos largos años luchando en el terreno ideológico
contra la dictadura que oprime la Nación Cubana, el empeño –en el
plano de las ideas, repito-- está prácticamente concluido. No se
trata, claro está, de detener la lucha; se trata de hacer evidente y
poner de relieve el reconocimiento hecho por parte de los líderes del
desastre cubano, de la derrota de su ideología. Tanto el dictador
mayor como su hermano, han declarado públicamente, aunque con matices
diferentes, que el comunismo cubano es un fracaso y carece de futuro.
Personalmente –como luchador en el plano intelectual-- contra el
marxismo, el igualitarismo, el leninismo, tratados de implantar en la
isla a sangre y fuego por el grupúsculo comunista encabezado por los
hermanos Castro, siento una victoria argumental, porque las evidencias
citadas tanto por Fidel Castro sobre el fracaso del "Modelo Cubano",
como por Raúl, sobre "el hundimiento del país en el precipicio
marxista" al que ellos lo han llevado, sobrepasan con creces los
argumentos que yo podía aportar para demostrar que el socialismo no
tiene futuro.
La lucha reduce ahora su escenario, saliendo de los planos de las
ideas y de la política, para encajarse casi exclusivamente en el plano
político. No importa que los beneficiados con el régimen dictatorial
impuesto en Cuba proclamen que, implantando (como lo hacen) el peor de
los capitalismos posibles, lo que realmente quieren es preservar el
socialismo. ¡Puro embuste!
Sin embargo y como dictadores que se precian de tales, los hermanos
Castro preparan una sucesión dinástica (nada marxista) --al mejor
estilo de Corea del Norte-- lo que se constituye en un peligro para
sus planes continuistas: ¿Sucesión con la familia de Fidel, o con la
de Raúl?
La interrogante anterior, como muchas otras, se inscribe directamente
en la Nueva Etapa por la que atraviesa la isla desde los sucesos del
año pasado, donde la muerte heroica de Orlando Zapata (un patriota
cubano, obrero manual, no intelectual) fue la pieza clave para el
derrumbe ideológico --en el campo intelectual-- del castro-marxismo.
Se impone ahora un cambio de enfoque de la lucha opositora, en la que,
tanto interna como externamente, se deben jerarquizar las acciones que
enfrenten el plano político de la dictadura, en cual todavía "da las
cartas".
No obstante el deterioro de la atmósfera dictatorial, hay planes en
andamiento para preservar el poder político en manos de los Castro. En
el plano interno, la lucha entre los fidelistas y los raulistas (que
ponen en riesgo todo el castillo de naipes dictatorial) se ha visto
últimamente acelerada con la destitución del "enemigo número 1" de
Raúl, Ramiro Valdés, del cargo de ministro. La jugada fue seguida de
una noticia (probablemente pagada por los hombres de Raúl) en un
importante periódico de Miami, calificando de "superministro" a
Ramiro, por haber continuado "vicepresidente", jefe una secretaria y 3
ministros, que realmente responden a Raúl.
En el plano externo --y a pesar de un exabrupto totalitario que nadie
se creyó condenando la reunión de la delegación de EUA con disidentes
cubanos durante su estadía en Habana-- los raulistas, aprovechando el
encuentro sobre "acuerdos migratorios" en la Habana (un pretexto para
negociar cara a cara), trazaron realmente con Estados Unidos un plan
de medio plazo que Obama inmediatamente refrendó aflojando ciertas
restricciones, mientras la dictadura permitía a la jefa de la
delegación de EUA entrevistarse con Alan Gross. Fue el inicio del
diálogo político.
Paralelamente a estas conversaciones políticas Cuba-EUA, la dictadura
ya había arreciado su ofensiva (también en el plano político) contra
el principal reducto opositor: Miami. Avalancha de músicos pro
castristas; intelectuales pagados por la Habana; límites a Radio Paz;
exiliados que de repente sugieren el "diálogo" con la dictadura,
sumado a infiltrados que defienden el estado de cosas existente en la
isla. Todo obedece a plan cuidadosamente elaborado por la dictadura.
Para cualquier observador medianamente informado resulta claro que la
Habana ejecuta una política de guerra asimétrica contra el exilio de
Miami, aprovechando la vulnerabilidad que resulta de la negociación
directa dictadura-USA, sin consulta alguna a la oposición cubana de
dentro o fuera de la isla. La reciente reunión de la delegación de EUA
en la Habana con opositores internos, como se sabe, fue para
'informarles' que EUA iba a hacer un acercamiento con la dictadura
basado en sus (de EUA) intereses. Ahora la lucha democrática es sólo
nuestra.
Es importante expresar dentro del análisis que Estados Unidos tiene
fuertes razones para negociar con Raúl, dejando de lado los intereses
democráticos específicamente cubanos, sin que esto quiera decir que
EUA renuncia a favorecer un régimen democrático para la isla, pero que
de inicio existen 'otras prioridades' que deben ser favorecidas sin
"tanta" democracia. Las principales razones para esta nueva posición
de EUA en el actual contexto cubano son tres:
En primer lugar, es honesto reconocer que la dictadura ha sabido tejer
una fina red de apoyo a su posición dentro de EUA, en la que
participan intelectuales y artistas de la izquierda de EUA;
importantes empresarios, políticos y religiosos norteamericanos;
infiltrados cubanos; e incluso, exiliados de buena fe que no reconocen
su posición como 'tontos útiles' en el esquema.
En segundo lugar, existe un ambiente anti-inmigratorio dentro de la
Nación Norteamericana, que sumado a la hoy deteriorada situación
económica del país, dificultaría la absorción de la avalancha de
balseros que sobrevendría a un vacío de poder en una Cuba sin Fidel ni
Raúl.
En tercer lugar, la oposición política cubana no ha sabido (o no ha
podido) estructurar --a los ojos de los norteamericanos-- una opción
de poder político al castrismo con la suficiente fuerza militar dentro
de la isla que, por un lado, detenga (como sí lo hace Raúl) una
estampida balsera hacia EUA; y por otro, una estructura política y
militar que creíblemente (como también lo hace Raúl) haga frente a la
ofensiva que el narcotráfico trataría de hacer en la isla (como lo
hace en México y Centroamérica), resguardando así (EUA) las fronteras
marítimas de su costa sudeste.
Para los cubanos de dentro y fuera de la isla, el hecho de que EUA
planee una solución al "problema cubano" con Raúl y sus generales, no
significa para nada cejar en nuestro empeño democrático ya, ahora. Una
cosa es comprender civilizadamente las razones que llevan a EUA a
hacer lo que hace y otra muy diferente es concordar con esa posición
norteamericana, que va al encuentro de los más sagrados intereses
patrios, como ya sucedió históricamente antes.
No se trata de una posición tozuda o extremista. Los miles de muertos
fusilados o en combate; el sacrificio de lo mejor (cientos de miles)
de la generación de jóvenes de los años 60, que se pudrieron en
cárceles inmundas; el deterioro social y moral a que el castrismo ha
sometido a nuestra irreconocible Nación, son razones de más peso que
simples intereses políticos ocasionales de la Nación que más había
ayudado a la causa cubana hasta el presente.
El futuro democrático de Cuba no puede (y no debe) esperar por la
solución de problemas que no sean de base netamente cubanos, aunque
todavía reconozcamos que junto al monumento futuro a los héroes y
mártires de la lucha contra el castrismo, tengamos que edificar otro,
en una Cuba liberada y democrática, a la Nación que más nos ayudara
durante el inicio de la diáspora que todavía nos afecta, pero que nos
cierra la puerta amiga y solidaria abierta hasta hoy.
A pesar de los enormes escollos que se nos presentan ahora en el
irrenunciable camino a la libertad, y de que las únicas armas que
tenemos hoy los cubanos demócratas son el poder de la razón, el
sagrado mandato de la patria,
--
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