"China exporta su modelo comunista
El esplendor del Gran Dragón anima a regímenes herméticos como Cuba, Vietnam y Laos a intentar copiar el milagro económico
Fidel Castro reconoce, sin los aspavientos habituales de sus discursos, que es necesario introducir cambios importantes en Cuba. Vietnam celebra elecciones para la Asamblea Nacional y el 14% de los candidatos que se presentan no son miembros del Partido Comunista. En la vecina Laos, la apertura económica se estudia como receta para acabar con la pobreza endémica que asola al pequeño estado del sudeste asiático, donde la hoz y el martillo todavía no han dado paso a herramientas más avanzadas. Y en un tour por varias ciudades chinas, el líder norcoreano Kim Jong-il toma notas del modelo que todos estos países comunistas, de una forma u otra, siguen para encontrar el éxito en el mundo globalizado.
El comunismo con características chinas, ese aforismo que a Pekín tanto le gusta sacar a relucir, ha sustituido a los viejos valores de la Unión Soviética y abre ahora el camino que luego recorren los rezagados. El auge económico que, en solo tres décadas, ha llevado al país de la hambruna a la segunda posición del ranking mundial no solo legitima a sus dirigentes frente al pueblo que gobiernan, sino que convierte al modelo que ha provocado este milagro en la hoja de ruta de otros. La base es una sencilla combinación de elementos que parecen en principio incompatibles: economía de mercado y política autoritaria. Pero los matices complican el asunto.
Sin duda, no son comparables el desenfadado carácter cubano y la seria agitación que corre por las venas de la población china. Ni el despótico régimen norcoreano es equivalente a los puños de hierro que gobiernan desde Pekín o Hanoi. Tampoco existe país comunista cuya extensión y complejidad social se acerquen a las de China, ni mercado que ofrezca tantas posibilidades. Por eso, expertos como Michael Porter, especialista en Competitividad y profesor de la Harvard Business School, alertan del peligro que conlleva importar un modelo ajeno sin variaciones. «Es necesario diferenciarse con originalidad para tener éxito», asegura. «Actualmente, Vietnam está copiando el modelo económico chino que ha basado su atractivo en la mano de obra barata para conseguir inversión extranjera», explicó. «Pero esto solo resulta competitivo si ofrece una importante reducción en el coste, lo cual supone un lastre para el bienestar de la población. Es necesario distanciarse e invertir en tecnología y educación, y evitar la dependencia del capital extranjero».
Explosión del sector privado
Curiosamente, en todos los países comunistas que se encuentran inmersos en profundas reformas, la explosión del sector privado y el desguace de lo público aparecen como la clave del éxito. Cuba, por ejemplo, ya ha comenzado las reformas y prevé despojarse de más de millón y medio de funcionarios en un lustro. A su vez, todo apunta a que la apertura del mercado cubano es solo cuestión de tiempo. Estados Unidos se frota las manos, pero China se chupa los dedos.
William Rattliff, de la Hoover Institution, vaticinaba así el futuro en un artículo de 'Latin Business Chronicle': «En la era post-Fidel, que ya está cerca, los líderes cubanos seguirán la estela china, que mantiene su imagen revolucionaria -con el retrato de Mao- mientras desmantelan su ideario y el sistema económico». Óscar Espinosa Chepe, un prominente economista cubano, ya considera que Raúl Castro es el Deng Xiaoping de la isla.
En China, de momento, se esperan las primeras. Porque, sin duda va a ser beneficiosa para la fábrica del mundo la revolución que vive el comunismo en su búsqueda de un modelo que combine las características capitalistas que parecen imprescindibles para sobrevivir en la globalización y la perpetuación en el poder de la clase política actual. «Es cierto que vemos muchas oportunidades en los países con los que China mantiene una excelente relación y a los que Occidente da la espalda», reconoce a este periódico el director de la división de automóviles del SG Automotive Group, Zhan Wei Liu. Cuba, con su vetusto parque móvil, es un mercado virgen y muy goloso para los fabricantes de vehículos chinos, que ya están en fase de expansión por el mundo. Y es solo la punta del iceberg.
Corea del Norte y Laos todavía se encuentran en el furgón de cola de las reformas. Pero todo apunta a que no será por mucho tiempo. Esta misma semana, la sombra de Kim Jong-il ha vuelto a dejarse ver en China. Y ya van tres veces en un año. No se sabe si lo acompaña su hijo, Kim Jong-un, que se perfila como sucesor de la dinastía comunista de los Kim. Será él quien tenga que reencarnar la figura de Deng Xiaoping y afrontar el reto de permitir que entre la luz en el último agujero negro del planeta. Mientras tanto, en Laos son los agricultores los que aprenden las técnicas de cultivo chinas. Conseguir aumentar la productividad de la tierra en el hijo pequeño de Indochina es, de momento, una revolución más imperiosa que la industrial.
Sin duda, el país de Mao ha relevado a la URSS en el mundo bipolar del siglo XXI. El mundo cambia y China se erige como la piedra angular de un nuevo orden.
Fidel Castro reconoce, sin los aspavientos habituales de sus discursos, que es necesario introducir cambios importantes en Cuba. Vietnam celebra elecciones para la Asamblea Nacional y el 14% de los candidatos que se presentan no son miembros del Partido Comunista. En la vecina Laos, la apertura económica se estudia como receta para acabar con la pobreza endémica que asola al pequeño estado del sudeste asiático, donde la hoz y el martillo todavía no han dado paso a herramientas más avanzadas. Y en un tour por varias ciudades chinas, el líder norcoreano Kim Jong-il toma notas del modelo que todos estos países comunistas, de una forma u otra, siguen para encontrar el éxito en el mundo globalizado.
El comunismo con características chinas, ese aforismo que a Pekín tanto le gusta sacar a relucir, ha sustituido a los viejos valores de la Unión Soviética y abre ahora el camino que luego recorren los rezagados. El auge económico que, en solo tres décadas, ha llevado al país de la hambruna a la segunda posición del ranking mundial no solo legitima a sus dirigentes frente al pueblo que gobiernan, sino que convierte al modelo que ha provocado este milagro en la hoja de ruta de otros. La base es una sencilla combinación de elementos que parecen en principio incompatibles: economía de mercado y política autoritaria. Pero los matices complican el asunto.
Sin duda, no son comparables el desenfadado carácter cubano y la seria agitación que corre por las venas de la población china. Ni el despótico régimen norcoreano es equivalente a los puños de hierro que gobiernan desde Pekín o Hanoi. Tampoco existe país comunista cuya extensión y complejidad social se acerquen a las de China, ni mercado que ofrezca tantas posibilidades. Por eso, expertos como Michael Porter, especialista en Competitividad y profesor de la Harvard Business School, alertan del peligro que conlleva importar un modelo ajeno sin variaciones. «Es necesario diferenciarse con originalidad para tener éxito», asegura. «Actualmente, Vietnam está copiando el modelo económico chino que ha basado su atractivo en la mano de obra barata para conseguir inversión extranjera», explicó. «Pero esto solo resulta competitivo si ofrece una importante reducción en el coste, lo cual supone un lastre para el bienestar de la población. Es necesario distanciarse e invertir en tecnología y educación, y evitar la dependencia del capital extranjero».
Explosión del sector privado
Curiosamente, en todos los países comunistas que se encuentran inmersos en profundas reformas, la explosión del sector privado y el desguace de lo público aparecen como la clave del éxito. Cuba, por ejemplo, ya ha comenzado las reformas y prevé despojarse de más de millón y medio de funcionarios en un lustro. A su vez, todo apunta a que la apertura del mercado cubano es solo cuestión de tiempo. Estados Unidos se frota las manos, pero China se chupa los dedos.
William Rattliff, de la Hoover Institution, vaticinaba así el futuro en un artículo de 'Latin Business Chronicle': «En la era post-Fidel, que ya está cerca, los líderes cubanos seguirán la estela china, que mantiene su imagen revolucionaria -con el retrato de Mao- mientras desmantelan su ideario y el sistema económico». Óscar Espinosa Chepe, un prominente economista cubano, ya considera que Raúl Castro es el Deng Xiaoping de la isla.
En China, de momento, se esperan las primeras. Porque, sin duda va a ser beneficiosa para la fábrica del mundo la revolución que vive el comunismo en su búsqueda de un modelo que combine las características capitalistas que parecen imprescindibles para sobrevivir en la globalización y la perpetuación en el poder de la clase política actual. «Es cierto que vemos muchas oportunidades en los países con los que China mantiene una excelente relación y a los que Occidente da la espalda», reconoce a este periódico el director de la división de automóviles del SG Automotive Group, Zhan Wei Liu. Cuba, con su vetusto parque móvil, es un mercado virgen y muy goloso para los fabricantes de vehículos chinos, que ya están en fase de expansión por el mundo. Y es solo la punta del iceberg.
Corea del Norte y Laos todavía se encuentran en el furgón de cola de las reformas. Pero todo apunta a que no será por mucho tiempo. Esta misma semana, la sombra de Kim Jong-il ha vuelto a dejarse ver en China. Y ya van tres veces en un año. No se sabe si lo acompaña su hijo, Kim Jong-un, que se perfila como sucesor de la dinastía comunista de los Kim. Será él quien tenga que reencarnar la figura de Deng Xiaoping y afrontar el reto de permitir que entre la luz en el último agujero negro del planeta. Mientras tanto, en Laos son los agricultores los que aprenden las técnicas de cultivo chinas. Conseguir aumentar la productividad de la tierra en el hijo pequeño de Indochina es, de momento, una revolución más imperiosa que la industrial.
Sin duda, el país de Mao ha relevado a la URSS en el mundo bipolar del siglo XXI. El mundo cambia y China se erige como la piedra angular de un nuevo orden.
- Enviado mediante la barra Google"
EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO