La incautación de un enorme alijo de cinco toneladas de cocaína en el Puerto de Palúa, muestra el firme combate a las mafias de la droga
Juana Carrasco Martín
juana@juventudrebelde.cu
29 de Junio del 2011 21:13:44 CDT
VENEZUELA.— Hace calor en La Guaira y 26 periodistas de la prensa extranjera y medios venezolanos vamos rumbo al estado Bolívar en dos avionetas de la Guardia Nacional Bolivariana. Nos dirigimos a un operativo de incautación de cinco toneladas de cocaína. Destino: muelles de Puerto de Palúa, en la ciudad San Félix, donde encontraremos al ministro del Interior y Justicia, Tareck El Aissami, y las máximas autoridades de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA).
Son las 8:35 a.m. de un domingo aventurero, en que buena parte de los venezolanos disfrutan un largo y festivo fin de semana, ajenos al peligroso juego con la muerte que son los estupefacientes. Pero un grupo de hombres y mujeres, casi todos jóvenes, están atentos y cuidan de una sociedad que quieren nueva y limpia.
Hace apenas un par de días, el viernes 24, el director de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito presentó su informe anual: la violencia y las actividades terroristas financiadas por narcotraficantes están en aumento en todo el mundo, llama a «redoblar esfuerzos y compartir responsabilidades», y a dar una respuesta «integral, equilibrada y enfocada».
Venezuela lo hace. En batalla dura y permanente golpea a las mafias, detiene a sus integrantes, incluso a capos con alerta roja de Interpol que entrega a Estados Unidos o Colombia, en lo fundamental, porque son el principal consumidor y emisor, respectivamente, en la región. Toman a Venezuela como un punto de tránsito, pero cada día se le hace más difícil esta escala al emporio planetario que con el comercio de cocaína genera 85 000 millones de dólares anuales y 65 000 millones con el opio y sus derivados, según el informe de la ONU.
Repaso estos datos cuando bordeamos la costa norte venezolana, sobre el Caribe infestado por una fauna de tiburones peligrosa y mortal. Cielo despejado y el sol relumbrante hacen parecer filigranas de plata a los pueblitos que observamos desde la altura, rumbo a la base aérea Tte. Coronel Teófilo Ruiz Méndez, en Ciudad Guayana, a donde llegaríamos dos horas después. Pero a medida que nos adentramos en tierra firme del estado más extenso y menos poblado de Venezuela, el largo río achocolatado que cuenta su edad por los meandros se ve ocultado por las nubes que pronostican lluvia.
Esas compuertas se abren en un formidable palo de agua a poco de llegar al lugar de los hechos y enfanga el patio junto al río Orinoco, patrullado por un guardacostas en el lugar, donde en largas filas paralelas hay 2 042 panelas de cocaína de 1,2 kilogramos. Son cinco toneladas con 52 kilogramos en total, la segunda incautación más grande en la historia de esta lucha.
Guardias bolivarianos fuertemente armados rodean la exhibición mortal y millonaria; también están los que mantienen atados corto a los perros que lucen en su manta roja el escudo antidrogas. Duque y Sombra, dos de los canes, lucen cansados. «Están estresados», dicen sus cuidadores, «porque son varios días de operación y entonces ni comen; ahora debemos llevarlos a una clínica veterinaria para que se repongan…».
Al costado de la carga delictiva dos camiones amarillos de volteo marca Bell, con sus grandes neumáticos desinflados y despatarrados; en los otros límites, dos retroexcavadoras marca Volvo y tres automóviles de último modelo. En sus cristales, con pintura blanca: «Incautados por la Guardia Nacional». Cuando miramos atentamente, en los brazos o palas mecánicas y la base de las maquinarias pesadas hay varios oxicortes de buen tamaño por los que asoman pacas de la droga; ahí estaba escondido el clorhidrato de cocaína de pureza absoluta, como demuestra la tonalidad azul de la prueba que el Ministro realiza ante los especialistas, las autoridades y la prensa.
El operativo conjunto del grupo antiextorsión y secuestro No. 8 de la localidad y el Comando Nacional Antidrogas de la GNB, se inició en la noche del 24 y concluyó el sábado 25, luego de 22 días de labor de inteligencia, explican El Aissami y el mayor general Luis Motta Domínguez, jefe de la GNB. Los equipos estaban retenidos en la zona del Puerto de Palúa desde que las autoridades conocieron la intención de enviar esa maquinaria pesada, alquilada un mes antes, a Bilbao, España. El Mayor General comenta: «Es muy raro que alguien alquile maquinaria de España cuando en Venezuela hay disponibilidad de esos equipos, por lo que comenzamos a revisar sus papeles y encontramos inconsistencias en los fletes, facturas y otros documentos».
Como resultado: la incautación de la carga, la detención de dos implicados, un venezolano y una colombiana con nacionalidad venezolana, identificados como Manuel Antonio Ilarraza Sotillo, propietario de la empresa Joymaca que exportaría las maquinarias a España; y Yamily Marian Ahmad Maita, quien fungía como administradora de la empresa delictiva. Prófugo está un ciudadano brasileño.
El alijo se suma a otras 12,93 toneladas de droga requisadas por la Guardia Nacional Bolivariana en lo que va de año. Lo incautado a nivel nacional ahora totaliza más de 22 toneladas.
Venezuela en la vanguardia
El ministro Tareck El Aissami destaca tres puntos refrendados en el informe anual de las Naciones Unidas:
«Venezuela es territorio libre de cultivos ilícitos de droga» (…) «Venezuela, inclusive, deja de ser país calificado como país de tránsito, dado a las políticas que adelanta el Gobierno» (…) «Venezuela no es un país productor ni tampoco somos calificados como país consumidor», y realiza «el cuatro por ciento de los decomisos mundiales que se practican, sobre todo a lo que se refiere a la cocaína». Es el quinto país con mayor incautación de drogas.
Sin embargo, a despecho de esta certificación justa de la ONU, fuerzas poderosas en Estados Unidos y sus voceros en medios políticos y comunicacionales venezolanos se empeñan en difundir información mentirosa o manipulada para presentar a la Revolución Bolivariana como una nación que promueve el tráfico de estupefacientes y el terrorismo, como también lo hacen contra Cuba, Bolivia, Ecuador y cualquiera que no les responda servilmente.
La pregunta de la prensa cubana apunta a esa incongruencia, por declaraciones recientes del senador republicano Connie Mack, vinculado a la extrema derecha anticubana de Miami.
«En efecto, nosotros sabemos que existe una campaña permanente y sostenida del imperio norteamericano de tratar de vincular a nuestro Gobierno y a nuestro país a actividades terroristas y a actividades vinculadas al tráfico de drogas. Pero este mismo informe emanado de Naciones Unidas, que tiene un reconocimiento internacional, que además es un instrumento de medición y de evaluación científico, desmiente cualquier acusación infundada, infamia o descalificación que se ha pretendido sembrar desde Estados Unidos hacia el país. Yo creo que este tipo de informe derrumba todas esas matrices de opinión, ese tipo de acusaciones que no tienen fundamento alguno sino la mentira y la permanente agresión contra Venezuela.
«Lo que está detrás de ese tipo de declaración no es más que la excusa de un Gobierno que sí ha fracasado en la lucha contra la droga. Estados Unidos es el principal productor de marihuana del mundo; un tercio de su población consume drogas. Un informe de la Universidad de Misisipi documentó que más del 90 por ciento de los billetes, las monedas de baja denominación que circulan en Estados Unidos, tienen trazas de cocaína y de drogas. Y ese es el país que acusa a Venezuela de tener supuestamente vínculos con terroristas; y resulta que el terrorista Luis Posada Carriles está protegido allá en EE.UU., y todos los terroristas connotados, prófugos de la justicia venezolana y prófugos de la justicia de otros países, encuentran cobijo seguro en Estados Unidos. Por eso te respondo como diría Galeano, el mundo al revés.
«Por eso, por más que se empeñe el imperio norteamericano en descalificarnos, más fortaleza tenemos para desmentirlos, mas nos llena de valor para seguir avanzando en esta batalla (…) No nos van a detener ni las amenazas, ni las descalificaciones ni las infamias. Nosotros estamos conscientes de esta lucha y de este compromiso con la humanidad y no vamos a desmayar en ello, ni vamos a claudicar en nuestros principios para complacer una política errada, una política violatoria del derecho internacional, una política que inclusive agrede, como la que pretende imponer Estados Unidos con el tema de la autodeterminación de los países que luchan de manera sincera y responsable en este combate».
Así quedan las cosas. El martes, en los hornos de Sidor —una de las industrias básicas que desarrollan y enriquecen verdaderamente al estado de Bolívar—, en presencia de las autoridades fiscales, eran incineradas las cinco toneladas de clorhidrato de cocaína. Y la lucha sigue.
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