Más contactos, menos justificaciones
Autor y Ciudad:
Oscar Espinosa Chepe, La Habana
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El aniversario 20 de la caída del Muro de Berlín fue conmemorado con grandes celebraciones y entusiasmo el pasado 9 de noviembre. Este hecho histórico ha pasado a representar simbólicamente el fin de "Imperio Soviético" en todo el este de Europa. Resulta paradójico que a miles de millas de allí, en Cuba, se mantenga el totalitarismo, más maltrecho que nunca, a pesar de que su líder histórico ya no esté al frente del gobierno, aunque aún se sienta su inmenso poder.
Quizás la explicación fundamental de la permanencia del sistema obsoleto radique en que las políticas internacionales, fundamentalmente desde Estados Unidos, hacia Europa del Este y Cuba han sido muy distintas. Mientras que en el primer caso a partir de la década de los setenta el objetivo central de Occidente fue estar presente y apoyar la Ostpolitik del canciller alemán Willy Brandt, con su tendido de puentes, sin cejar en los esfuerzos por lograr cambios democráticos, en Cuba la principal nación ha estado ausente, y hasta ahora ha caído en las provocaciones de Fidel Castro.
La política estadounidense, sin quererlo, ha brindado durante decenios al absolutismo cubano la coartada para cultivar el nacionalismo, el miedo al "enemigo externo", y la excusa para reprimir y justificar el desastre interno provocado por el propio sistema.
Actualmente, a pesar de los pasos dados por el presidente Barack Obama y el cambio positivo de la imagen del vecino norteño en Cuba, todavía hay quienes se afanan por defender las viejas políticas fracasadas. Si Brandt y otros políticos hubieran hecho caso a los llamados a proseguir el alejamiento de la RDA y de los demás países llamados socialistas, manteniendo la Doctrina Hallstein —una especie de Ley Helms-Burton— en lugar de terminar con las exclusiones y facilitar algunos ingresos económicos a esos regímenes, posiblemente aún los comunistas seguirían en el poder.
Por el contrario, la política de Brandt y los posteriores dirigentes alemanes, además de hacer posible los contactos entre los alemanes del oriente y occidente, desarrolló el comercio con significativas ventajas económicas para la RDA, a través de importantes inversiones y entregas de tecnologías, a fin de estar presente en el este y desde esa posición influir en el avance de la libertad y la democracia.
Eliminar la coartada
Cuando se discute ahora en el Congreso de Estados Unidos el levantamiento de las prohibiciones a sus ciudadanos para visitar Cuba, algunos legisladores siguen sin comprender la importancia política del encuentro masivo de norteamericanos y cubanos, como un elemento sumamente valioso para demostrar las ventajas de la libertad para el pueblo cautivo de la Isla.
Ellos sólo perciben el hecho real del fomento de los ingresos por concepto de turismo, sin tener en consideración el factor político y humano, cuando en Cuba se desarrolla una gran toma de conciencia sobre la necesidad del cambio radical de un sistema que ha llevado la nación al desastre.
Por otra parte, la poca capacidad interna para satisfacer a la considerable cantidad de turistas que llegaría al país de levantarse las restricciones a los viajes, obligaría al país —que actualmente importa más del 80% de los alimentos— a adquirir más suministros en el exterior, fundamentalmente en Estados Unidos, y emplear en ello un alto porcentaje del dinero recaudado. Por tanto, los ingresos netos serían muy inferiores a lo considerado por quienes se oponen a los viajes.
Algunos insisten en que el gobierno cubano emprenda cambios sustanciales antes de que Washington tome medidas liberalizadoras. No parecen comprender que en el gobierno cubano se mantienen fuertes personalidades sin el más mínimo interés por el mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos, sino todo lo contrario. Necesitan que se mantenga el clima de hostilidad y, por las actuales condiciones críticas del país, que se acreciente, lo que promueven mediante provocaciones y actos hostiles.
Estados Unidos debe desatender las provocaciones y continuar las medidas proactivas iniciadas por la Administración Obama, dirigidas fundamentalmente al pueblo cubano. Entre ellas, propiciar el fortalecimiento de los contactos en todas las esferas, como académicas, religiosas, culturales, deportivas, incluido el arribo del turismo norteamericano.
Un cambio de dinámica en la política norteamericana, con el objetivo de acercarse al pueblo cubano y transmitirle los valores democráticos de Estados Unidos, no significa renunciar al fin del totalitarismo en la Isla. Por el contrario, es una forma sabia de contribuir a lograrlo de forma pacífica, como en Europa del Este.
Quizás la explicación fundamental de la permanencia del sistema obsoleto radique en que las políticas internacionales, fundamentalmente desde Estados Unidos, hacia Europa del Este y Cuba han sido muy distintas. Mientras que en el primer caso a partir de la década de los setenta el objetivo central de Occidente fue estar presente y apoyar la Ostpolitik del canciller alemán Willy Brandt, con su tendido de puentes, sin cejar en los esfuerzos por lograr cambios democráticos, en Cuba la principal nación ha estado ausente, y hasta ahora ha caído en las provocaciones de Fidel Castro.
La política estadounidense, sin quererlo, ha brindado durante decenios al absolutismo cubano la coartada para cultivar el nacionalismo, el miedo al "enemigo externo", y la excusa para reprimir y justificar el desastre interno provocado por el propio sistema.
Actualmente, a pesar de los pasos dados por el presidente Barack Obama y el cambio positivo de la imagen del vecino norteño en Cuba, todavía hay quienes se afanan por defender las viejas políticas fracasadas. Si Brandt y otros políticos hubieran hecho caso a los llamados a proseguir el alejamiento de la RDA y de los demás países llamados socialistas, manteniendo la Doctrina Hallstein —una especie de Ley Helms-Burton— en lugar de terminar con las exclusiones y facilitar algunos ingresos económicos a esos regímenes, posiblemente aún los comunistas seguirían en el poder.
Por el contrario, la política de Brandt y los posteriores dirigentes alemanes, además de hacer posible los contactos entre los alemanes del oriente y occidente, desarrolló el comercio con significativas ventajas económicas para la RDA, a través de importantes inversiones y entregas de tecnologías, a fin de estar presente en el este y desde esa posición influir en el avance de la libertad y la democracia.
Eliminar la coartada
Cuando se discute ahora en el Congreso de Estados Unidos el levantamiento de las prohibiciones a sus ciudadanos para visitar Cuba, algunos legisladores siguen sin comprender la importancia política del encuentro masivo de norteamericanos y cubanos, como un elemento sumamente valioso para demostrar las ventajas de la libertad para el pueblo cautivo de la Isla.
Ellos sólo perciben el hecho real del fomento de los ingresos por concepto de turismo, sin tener en consideración el factor político y humano, cuando en Cuba se desarrolla una gran toma de conciencia sobre la necesidad del cambio radical de un sistema que ha llevado la nación al desastre.
Por otra parte, la poca capacidad interna para satisfacer a la considerable cantidad de turistas que llegaría al país de levantarse las restricciones a los viajes, obligaría al país —que actualmente importa más del 80% de los alimentos— a adquirir más suministros en el exterior, fundamentalmente en Estados Unidos, y emplear en ello un alto porcentaje del dinero recaudado. Por tanto, los ingresos netos serían muy inferiores a lo considerado por quienes se oponen a los viajes.
Algunos insisten en que el gobierno cubano emprenda cambios sustanciales antes de que Washington tome medidas liberalizadoras. No parecen comprender que en el gobierno cubano se mantienen fuertes personalidades sin el más mínimo interés por el mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos, sino todo lo contrario. Necesitan que se mantenga el clima de hostilidad y, por las actuales condiciones críticas del país, que se acreciente, lo que promueven mediante provocaciones y actos hostiles.
Estados Unidos debe desatender las provocaciones y continuar las medidas proactivas iniciadas por la Administración Obama, dirigidas fundamentalmente al pueblo cubano. Entre ellas, propiciar el fortalecimiento de los contactos en todas las esferas, como académicas, religiosas, culturales, deportivas, incluido el arribo del turismo norteamericano.
Un cambio de dinámica en la política norteamericana, con el objetivo de acercarse al pueblo cubano y transmitirle los valores democráticos de Estados Unidos, no significa renunciar al fin del totalitarismo en la Isla. Por el contrario, es una forma sabia de contribuir a lograrlo de forma pacífica, como en Europa del Este.
El cuento de que se inyecta
Enviado por Anónimo el 04/12/2009 - 16:25.
El cuento de que se inyecta dinero al régimen es tonto, el castrismo recibe remesas, ayudas de Chávez, explota los productos en las tiendas, grava llamadas telefónicas, billetes de avión, cobra excesos por trámites de documentos y es mantenido por todos los que renuevan pasaporte y pagan permisos de estancia en el exterior, a eso súmese que le roban al descaro a los empresarios extranjeros, por tanto, éconómicamente no les van a derrocar. Sin embargo, noté un cambio de actitud en el pueblo entre el período de no entrada de extranjeros ni cubanos del exterior a la isla y el período posterior que llega a nuestros días. Antes todos conformes siguiéndole la rima a lo imposible de combatir, luego el rechazo público al sistema establecido.
Es verdad todo eso, pero si
Enviado por Anónimo el 05/12/2009 - 00:25.
Es verdad todo eso, pero si EEUU levantara el embargo y dejara ir a sus ciudadanos a Cuba, el castrismo no tendría como hasta ahora la desfachatez de echarle la culpa de todas sus ineficiencias al embargo. Esto ayudaría a que el mundo vea como se vive en Cuba sin derechos ni libertades y socavaría al sistema, porque los cubanos conocerían lo que es la verdadera democracia y su modo de pensar empezaría a cambiar y ya sería mas exigente y pediría explicaciones a la dictadura.
Juan Rodriguez fue esclavo en Cuba. Comentario #2
Enviado por Anónimo el 04/12/2009 - 02:54.
Al regimen castrista le conviene restringir al maximo la entrada y salida de cubanos en la isla. Restringir a los que vienen de afuera para evitar que eduquen a los esclavos cubanos de las causas de su miseria y represion a que son sometidos desde que nacen: el slario castrista. Restringir a no permitirle salir a los cubanos de adentro porque la mayoria de ellos fueron bien educados con titulos en ciencias medicas e ingenieros para servirle al regimen como medios de adquisicion de moneda dura en el exterior. Si la dictadura los deja emigrar, entonces perderian a sus esclavos mas educados y por tanto perderian los $2000 verdes americanos que le pagan por cada esclavo medico en cualquier pais del mundo que actualmente son complices de la esclavitud cubana. Son muy rentables estos esclavos que solo hay que pagarle $200 al mes. Cada esclavo le deja $1800 en ganancias al regimen.
Juan Rodriguez fue esclavo en Cuba. Comentario #1
Enviado por Anónimo el 04/12/2009 - 02:50.
La mafia castrista convirtio el sentimiento familiar de sus esclavos en su mejor fuente de entrada de moneda dura y el mas rentable de todos sus negocios. La esencia es cobrarle lo que de la gana al cimarron libre que viene a visitar a su familiar en la carcel caribena de alcatras: un pais rodeado de agua con miembros del MININT en todos sus aeropuertos y puertos. Permitame mencinarte solo un ejemplo de los que vi en el 2008 en una de las ciudades cubanas: un miembro de la ADUANA sin jefatura tiene una casa con articulos electonicos que su costo en EU supera los $60000 verdes americanos. Imaginate lo que tienen los JEFES.
Los problemas economicos no derriban el comunismo