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domingo, 6 de noviembre de 2016

Enviado especial del Papa, sobre el "Dialogo" en Dictadura #Venezuela #OEA un suero a Maduro

Enviado especial del Papa, Monseñor Celli, habla de los pormenores del diálogo en reveladora... - Linkis.com



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



Enviado especial del Papa, Monseñor Celli, habla de los pormenores del diálogo en reveladora entrevista




Monseñor Claudio Maria Celli, uno de
los diplomáticos más experimentados de la Santa Sede, acaba de volver de
Caracas y no oculta su preocupación. En su despacho de Villa Nazareth,
su residencia de Roma, recibe todo el tiempo información desde la
capital venezolana. Presidente emérito del Pontificio Consejo para las
Comunicaciones Sociales, de 75 años y experto en China y Vietnam, Celli
fue nombrado por Francisco como su enviado especial a Venezuela. La
misión es a todas luces difícil: a través de un diálogo nacional, apagar
esa bomba de tiempo que es hoy el país que gobierna Nicolás Maduro.
Según contó a LA NACION, las 48 horas
que pasó a principios de semana en Caracas fueron agotadoras. Luego de
una primera reunión que duró hasta las 2 de la mañana del lunes, el
gobierno y la oposición acordaron poner en marcha cuatro mesas temáticas
para destrabar la situación
“Cuando me reuní con los
representantes de la oposición, en la mañana del lunes, les dije
claramente: «Mi miedo es que haya muertos en la manifestación del
jueves. Y si hay muertos, el diálogo, ¿qué diálogo es?». La oposición
reflexionó y gracias a Dios suspendieron esta manifestación”, contó
Celli.
-Usted estuvo dos veces reunido con Maduro. ¿Cómo le fue
-En la primera reunión el presidente
me dijo: «Le prometí al Papa que voy a dialogar y cumpliré la promesa ».
En la segunda, que me pidió él y que fue al día siguiente de la primera
reunión plenaria, le dije: «Señor presidente, esta mañana me encontré
con la oposición y hay tres pedidos. Hay que dar señales y estas no
necesitan tiempos bíblicos. Hay que dar señales de que el diálogo es el
único camino, y que se puede recorrer en este momento». Se lo dije muy
claramente.
-¿Cómo encontró el país?
-Es indudable que la situación está
muy fea. No solamente a nivel político, sino a nivel social, económico.
No hay comida, no hay medicinas. Es innegable que el país está
enfrentando una situación muy difícil.
-Usted va a regresar el 11 de
noviembre para revisar los primeros trabajos de las mesas temáticas,
pero la distensión lograda parece haberse evaporado: Maduro llamó
«terroristas» a los dirigentes de Voluntad Popular, y pareció
relativizar el diálogo al decir que «la revolución es irreversible»…
-Yo había pedido evitar expresiones
violentas y agresivas. Empleé un término: un lenguaje des-armado. El
problema es que estas cosas son más fuertes que ellos.
-La situación le pareció peor de lo que se había imaginado?
-Hay militares por doquier. En las
partes de Caracas por las que pasé hay retenes en todos lados, policías,
militares. La misma noche que llegué al aeropuerto había un bloqueo de
policías cerca de la nunciatura que nos paró para ver quiénes éramos. Y
el secretario de la nunciatura que manejaba el auto dijo: «¿Pero no ha
visto la placa diplomática?».
-¿La Santa Sede considera esto como una mediación?
-No es una mediación. La Santa Sede acompaña.
-El Papa está tomando un riesgo muy grande porque el diálogo puede fracasar en cualquier momento…
-No cabe duda.
-En ese sentido, ¿es optimista o pesimista?
-Yo estoy y me voy a jugar. El
problema es que yo soy un acompañante. Una cosa es cierta: el Papa goza
de un gran prestigio. Las dos partes, así como los cuatro ex presidentes
que acompañan [Ernesto Samper, José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel
Fernández y Martín Torrijos] me dijeron claramente que si no estuviese
la Santa Sede, la oposición no se encontraría con el gobierno. Y las dos
partes comprenden que o embocan el camino de la violencia o embocan el
del diálogo.
-¿Es una misión imposible la que le dieron?
-Yo espero que no. Estoy rezando por
esto. El problema no es que la Santa Sede pierda la cara, es el pueblo
venezolano el que se hunde más. Porque si acaso en una delegación o la
otra quieren terminar con el diálogo, no es el Papa sino el pueblo
venezolano el que va a perder, porque el camino podría verdaderamente
ser el de la sangre. Y hay gente que no tiene miedo de que haya
derramamiento de sangre. Esto es lo que me preocupa. Francisco está
jugando un papel muy fuerte. Corremos un riesgo. Vamos a ver, que Dios
nos ayude.
Vía La Nación

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