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sábado, 1 de febrero de 2014

Castro envia su delfin de Washintong a Tampa pensando que aún hay tabaqueros cubanos

Cuba, en busca de negocios en Florida | Internacional | EL PAÍS



Cuba, en busca de negocios en Florida

La ciudad de Tampa multiplica los intercambios empresariales y
deportivos con la isla mientras sigue con atención los tímidos
acercamientos entre EE UU y La Habana



Las puertas de la ciudad de Tampa en el Estado Florida se abrieron de
par en par para recibir, este jueves y viernes, al jefe de la
diplomacia cubana en Estados Unidos, José Ramón Cabañas. Es la primera
vez en una década que el máximo representante de la Oficina de Intereses
de Cuba en Washington visita la ciudad, que en los últimos años se ha
convertido en un punto clave del intercambio entre ambos países, aún a pesar de la vigencia del embargo.
Y es la primera vez que lo hace para buscar negocios, en el contexto de
la lenta pero sostenida apertura económica emprendida por el Gobierno
de la isla.

Cabañas viajó a Tampa este jueves, invitado por la congresista
demócrata de Florida, Kathy Castor; una de las más firmes promotoras del
levantamiento de las leyes del embargo contra Cuba, vigentes en Estados
Unidos desde la década de 1960, y la única legisladora de Florida –el
Estado de la unión con mayor presencia de exiliados cubanos—que alienta
esta reforma. De la mano de Castor, Cabañas asistió a un almuerzo con un
selecto grupo de la Cámara de Comercio de Tampa,
visitó la sede del diario Tampa Bay Times, el puerto y el aeropuerto, y
estuvo este viernes de paseo por el barrio histórico de Yvor City.

“Este es un momento importante para que Estados Unidos esté más
comprometido con Cuba. Están ocurriendo cambios en la isla y en la
economía. (Los cubanos) pueden poseer propiedades, automóviles, y
pequeños negocios. Este es el momento para que Estados Unidos promueva y
aliente esos cambios”, ha dicho la anfitriona, Kathy Castor, este
jueves, a los editores del diario Tampa Bay Times,
que al recibir a Cabañas contestaron de vuelta con preguntas generales
acerca del futuro de los derechos humanos en la isla y en particular,
sobre la suerte del contratista estadounidense Alan Gross, condenado a
pagar 15 años de prisión en Cuba por delitos de espionaje.

Sobre Gross, dijo Cabañas: “Estamos dispuestos a afrontar ese
problema, a hablar de esto y encontrarle una solución. Pero algo tiene
que hacer la contraparte, tiene que haber voluntad política para
sentarse a conversar”. Respecto a una eventual apertura política que
garantice el respeto a los derechos humanos en Cuba, el diplomático se
limitó a recordar las excelentes relaciones que mantiene Estados Unidos
con China, un país también señalado de violar sistemáticamente los
derechos fundamentales de sus ciudadanos.

En cada encuentro, Cabañas insistió en ver el vaso medio lleno: aún a
pesar de que las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana
están rotas desde hace más de 50 años, ambas partes se las han ido
arreglando para establecer acuerdos mínimos en asuntos de su interés, al
mismo tiempo que el Gobierno de La Habana ha emprendido, en los últimos
años, tímidas reformas sociales y económicas que poco a poco han ido
transformando la vida cotidiana de los cubanos. Desde enero de 2013, los
residentes en la isla tienen la posibilidad de viajar al extranjero,
con previo consentimiento del Estado. También tienen ahora oportunidad
de rentar inmuebles, emprender pequeños negocios por cuenta propia y
comprar automóviles, aún a precios astronómicos para su deteriorado
bolsillo. En tanto, Washington y La Habana han accedido a compartir, por
ejemplo, información sobre el movimiento de huracanes en la región y
firmaron recientemente un acuerdo para manejar derrames de petróleo en
el Caribe. A la par, el diálogo migratorio sigue su curso, pese a los
desencuentros políticos; la más reciente reunión entre representantes de
los dos Gobiernos se llevó a cabo en La Habana, el pasado 10 de enero, y
es la tercera que se lleva a cabo en el último, después de que las
conversaciones sobre asuntos prácticos estuvieron congeladas desde 2011.

En Tampa, donde reside una comunidad de más de 140.000 cubanos y
cubano-estadounidenses, desde los deportistas hasta los empresarios,
siguen con atención estos movimientos y han decidido tomar la delantera
con varias iniciativas. A diferencia de Miami, donde reside el núcleo
más beligerante del exilio, el debate sobre la nueva relación luce menos
apasionado y más práctico, desde el punto de vista de los negocios. En
marzo de 2013, la Alianza para la Fundación de una Política Responsable hacia Cuba
invitó al cónsul general de Oficina de Intereses de Cuba en Washington,
Llanio González, a participar en una conferencia que se llamó:
“Acercamiento hacia Cuba: bueno para Tampa, bueno para Florida, bueno
para Estados Unidos”. Era su segundo intento, pues ya en 2011, la misma
organización invitó al cónsul y a otros funcionarios cubanos a un evento
similar, pero el Departamento de Estado –que en las circunstancias
actuales, debe autorizar cada movimiento de la diplomacia cubana por el
territorio-- negó los permisos de viaje. Luego, en julio de 2013, Llanio
González visitó Miami por primera vez, para motivar el tránsito hacia
Cuba del sector más neutral del exilio, que durante más de cinco décadas
ha acumulado capitales y el deseo de volver a su país e invertir en él.

Este tipo de intercambio ha ido ocurriendo desde Tampa, casi tan
fluidamente como desde Miami, pero con menos aspaviento. En 2013, la
Cámara de Comercio de la ciudad envió a La Habana una delegación de 38
miembros para tantear el terreno; en el grupo había empresarios y
líderes civiles y políticos, y entre ellos también estaba la legisladora
Castor. Dos años después de que el presidente Barack Obama levantó las
restricciones a los viajes de familiares y envíos de remesas a Cuba, el
aeropuerto local comenzó a ofrecer vuelos directos a la isla.
Actualmente, tres empresas ofrecen viajes fletados a La Habana, Santa
Clara y Holguín y del medio millón de personas que viajaron en 2012
desde Estados Unidos, 44.711 lo hicieron desde Tampa; se estima que en
2013 esa cifra se incrementó en 15%, hasta sumar 51.594 viajeros. Aunque
el mayor número de pasajeros sigue despegando desde Miami y otros
tantos lo hacen desde las ciudades de Fort Lauderdale y de Key West,
también en Florida, José Ramón Cabañas describió la terminal de Tampa
como “la puerta de entrada a Cuba” durante su visita de este jueves, más
por un asunto de simpatías políticas que de estadísticas


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