https://www.cibercuba.com/noticias/2019-10-16-u191280-e191280-s27068-bienvenido-pasado-cuba-revive-diplotiendas
Y pensar que la solución la teníamos tan a mano. Tan ahí. ¡La vuelta a las Diplotiendas, carajo! ¿Cómo no se nos ocurrió antes? Por eso la máxima dirigencia tiene que insistir en aquello de preservar la memoria histórica. Uno nunca sabe cuándo deba echar mano a una grandiosa idea del pasado.
Lo único es que ahora la Cuba de Díaz-Canel, que es también la de Valdés Mesa, ha modernizado el mecanismo. Como corresponde a una nación cubana con más ingenieros y médicos per cápita que agujas para inyectar o cartabones para medir.
Antes te recogían el oro que llevabas en las manos, o colgado al cuello o en las orejas, y te entregaban en tus manitas obreras algunos billetes despenalizados o espejitos de colores, según la ocasión.
Ahora te recogen las libras esterlinas, o los dólares, o los euros y te inscriben un numerito en una tarjeta magnética con la cual podrás, ¡dime algo!, adquirir un prodigio tecnológico como un refrigerador de nosecuántos pies cúbicos o un televisor de tantas pulgadas como tu imaginación permita. Cuarenta y dos, digamos.
Y pensar que la solución la teníamos tan a mano. Tan ahí. ¡La vuelta a las Diplotiendas, carajo! ¿Cómo no se nos ocurrió antes? Por eso la máxima dirigencia tiene que insistir en aquello de preservar la memoria histórica. Uno nunca sabe cuándo deba echar mano a una grandiosa idea del pasado.
Lo único es que ahora la Cuba de Díaz-Canel, que es también la de Valdés Mesa, ha modernizado el mecanismo. Como corresponde a una nación cubana con más ingenieros y médicos per cápita que agujas para inyectar o cartabones para medir.
Antes te recogían el oro que llevabas en las manos, o colgado al cuello o en las orejas, y te entregaban en tus manitas obreras algunos billetes despenalizados o espejitos de colores, según la ocasión.
Ahora te recogen las libras esterlinas, o los dólares, o los euros y te inscriben un numerito en una tarjeta magnética con la cual podrás, ¡dime algo!, adquirir un prodigio tecnológico como un refrigerador de nosecuántos pies cúbicos o un televisor de tantas pulgadas como tu imaginación permita. Cuarenta y dos, digamos.
Eso sí: como ellos son continuidad, y como esa continuidad ha resucitado las Diplotiendas versión 2.0, no olvides que dificultar las cos