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viernes, 1 de abril de 2016

Villaclareña se las canta a Fidel Castro | Cubanet

El dinosaurio todavía está allí | Cubanet



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO




El dinosaurio todavía está allí

Hoy me gustaría refrescarle la memoria a Fidel Castro, ya que al parecer, se le han olvidado tantas cosas…


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Fidel Castro (foto: AP)
Fidel Castro (foto: AP)


LA HABANA, Cuba.- Por sí o por no, hoy me gustaría refrescarle la
memoria a Fidel Castro, ya que al parecer, se le han olvidado tantas
cosas.


Su última Reflexión, panfletaria y banal, publicada en todos sus
medios de comunicación, pudiera ser una prueba de que aún existe como
viejo dinosaurio. Pero no, lamentablemente, no es una prueba. No creo
que los dinosaurios escriban. Mucho menos a los noventa años de edad.


Aún así, volvamos a refrescarle la memoria a Fidel Castro, como lo hemos hecho tantas veces.


La dictadura castrista comenzó con el acto terrorista más
maquiavélico y sangriento de la historia cubana. En él murieron más
personas inocentes que en el avión de Barbados. En Girón, como bien
recordamos, la gran mayoría de los que murieron fue a consecuencia de un
enfrentamiento entre dos batallones de milicianos —uno de ellos el
Batallón No.111—, confundidos, en la oscuridad de la noche.


En su guerra para derrocar a un dictador y convertirse en otro peor, a
causa de los fusilamientos, de planes económicos disparatados, de
largas condenas en sus cárceles políticas, devorados por los tiburones
para huir del país, de misiones llamadas ¨internacionalistas¨ para
expandir o implantar por la fuerza el comunismo en países amigos, de
ajustes de cuentas por vendettas políticas, murieron más, pero muchos
más cubanos, que a consecuencia del embargo económico estadounidense
contra su gobierno. Se calculan más de diez mil víctimas del castrismo.


El hermano Obama habló bien. Un poco más y a cualquier dinosaurio le
hubiera dado un infarto. Pero no, los dinosaurios no pueden morir
todavía. Les falta por ver cómo la gran parte del pueblo ansía libertad,
democracia. Cómo esa misma gran parte del pueblo no quiere el
comunismo, con su incompetente partido y su economía fracasada.


Por eso, es bueno despertar cada mañana y saber que el dinosaurio —o
los dinosaurios— está todavía allí, viendo desde el barrio de los ricos
de ayer y rodeado de los nuevos ricos de hoy, cómo nuestra ciudad se
desmerenga ante cualquier aguacero, cómo una gran parte de nuestros
jóvenes instruidos huyen de su país, cómo nos morimos por extraños virus
porque en más de medio siglo no han podido arreglar las calles,
convertidas en lagunas para los mosquitos, cómo pese a los dinosaurios,
una firme oposición pacífica lucha contra viento y marea, valientes
hombres y mujeres con su pensamiento libre, —¨Porque todo se consigue
con unos cuantos hombres buenos¨, como dijo nuestro Martí—, mientras los
miles de alabarderos de los dinosaurios andan en manadas desesperadas
en busca de viajes a los países capitalistas, para quedarse o vivir un
tiempo en ellos.


Obama no perdió su tiempo en La Habana. Dejó un buen recuerdo y una
buena señal. Él sabe, como lo saben también los dinosaurios, que los
dictadores, como ha sido siempre, quedan como lo más despreciable de la
historia.

Los que nos deben pedir perdón.




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