Dr. Darsi Ferret
Miami, Florida. 2 de diciembre de 2015.
Por mucho que apele a la estrategia del bluff, el dictador Raúl Castro no tiene manera de ocultar sus cartas. La apuesta en la que está atenazado y sin alternativa determina que al final y en poco tiempo será el perdedor junto con su desgastado sistema. Su reciente represión contra la acción #YoTambiénExijo, de la artista exiliada Tania Bruguera, confirma la obsoleta y disfuncional artillería del régimen para afrontar los desafíos ligados a la normalización de relaciones con los EEUU, en pleno siglo XXI, y ante el auge de la Globalización y las modernas tecnologías de las comunicaciones.
La pretensión pacifica de instalar por hora y media un micrófono abierto donde el que quisiera expresara su opinión en la Plaza Cívica "José Martí", renombrada por los Castro como Plaza de la Revolución, otra vez tuvo el saldo de negativas de permisos oficiales, amenazas, calumnias y arresto arbitrario de los organizadores y de varias decenas de disidentes que intentaron sumarse. Además, volvió a demostrar que las instituciones estatales solo funcionan en servicio de los intereses políticos de la dictadura y su aparato represivo de sometimiento y control popular.
No hubo actividad político-cultural. Desde el poder y con el uso de la fuerza y la labor eficaz de su andamiaje policial derrotaron la amenaza que les significa un puñado de entusiastas del arte y la libre expresión,… pero, ¿a qué costo político? La tranquilidad de mantener el control frente a los reclamos populares, le acarrea al oficialismo el pequeño problemita de reiterarse en la comisión de burdas violaciones de los derechos y libertades básicas de los ciudadanos. Y esa variable, no superada, complejiza y tiende a convertirse en un obstáculo para obtener el provecho vital que buscan de modo desesperado en sus nuevas relaciones con la Casa Blanca.
Los antiguos gobiernos comunistas de la Europa del Este dispusieron hasta el último minuto de la férrea voluntad de mantenerse en el poder, y de la obediencia de sus aparatos represivos que utilizaban para oprimir a la población. La KGB, STASI, Securitate y demás instituciones de la policía política en esos países, estaban en total capacidad de desempeño represivo cuando el ansia de libertad de sus pueblos los sobrepasó y derribaron los muros. Así que todo el aparato de la seguridad del estado cubana se sabe que, aunque se cubre tras la apariencia de ser invencible, posee las mismas grietas y limitaciones de sus predecesores europeos. Llegado a un punto de reclamo masivo popular no tendrá respuesta, y no es mucho lo que falta para ese entonces.
La histórica decisión de recomponer sus relaciones con Cuba le supone a los EEUU la oportunidad de algunos beneficios pero, sobre todo, un fracaso del acercamiento no le representa ninguna pérdida importante. Sin embargo, no es el caso de Raúl Castro, que si quema esta nueva y última posibilidad de escape con final feliz, quedaría expuesto a perderlo todo en el mediano plazo.
Arrimarse a Cuba tiene un impacto positivo directo en las relaciones de la Casa Blanca con América Latina. Por muchos años uno de los componentes que atizó el antiamericanismo en el hemisferio es precisamente la Ley del Embargo y la beligerancia de más de medio siglo con el gobierno de La Habana. También el acercamiento contribuye a fracturar la alianza política estratégica cubano-venezolana, que ha cumplido la función de desestabilizar y socavar la democracia en la región.
En el plano internacional, la nueva política de distensión con la isla mejora la imagen y proyección política de los norteamericanos. A su vez, les ofrece la variante de contribuir por la vía diplomática a solucionar el problema cubano, de modo gradual y con garantías de estabilidad. La importancia de esto último es que evitan tener que entrar en Cuba con su flota de marines, dado el caso que un colapso del régimen empuje al país a una etapa de vacío de poder e inestabilidad. Estas condiciones resultarían una amenaza para la seguridad nacional de los EEUU por las probabilidades de generar éxodo masivo, y que los terroristas y narcotraficantes puedan colarse y utilizar el territorio antillano de refugio y base operativa.
El análisis del costo-beneficio para Cuba en la negociación con su vecino del Norte se debe empezar por los precios del crudo, aunque la inesperada enfermedad del caudillo, Hugo Chávez, había marcado el nuevo rumbo. La contienda por el mercado entre las naciones petroleras árabes de la OPEP y EEUU es descarnada e impone el pronóstico de que se mantendrá la caída de los precios del petróleo por varios años.
En Venezuela, el desastre del chavismo ya era más que evidente, y esta circunstancia particular que impacta de modo significativo los ingresos de la estatal PDVSA, que es por demás la industria que mal los sostiene, no deja dudas del cercano desplome de Nicolás Maduro y su inviable régimen de improductivos, corruptos y saqueadores. El subsidio venezolano, que con sus cifras cercanas a los 12 mil millones anuales representa el grueso de la sustentación de los Castro, va a desaparecer pronto como en su momento sucedió con Matías Pérez y su globo.
La resta del subsidio multimillonario que recibe de regalo la dictadura de los Castro deja unos pocos reglones de entrada de divisas al país. A la "economía" cubana le cuentan de ingresos las remesas familiares, que este año las cifras contabilizadas fueron de 1,700 millones. Otra vía de escape del régimen es la exportación de personal de la salud y de otras profesiones, pero es Venezuela el país que más le retribuye por esos acuerdos. El sector turístico les deja algunas ganancias, al igual que la venta de níquel, tabaco, medicinas y alguna otra bobería de las pocas que producen, pero la suma de esos aportes no es suficiente para cubrir los gastos esenciales de la nación. Para complicarles las cosas, no existen prácticamente reservas monetarias y las deudas del gobierno sobrepasan los 30,000 millones. Lo bochornoso es que siendo un país netamente agrícola tengan que importar cada año entre 1,500 a 2,000 millones de dólares en alimentos del mercado internacional.
Le realidad es que la dictadura de los Castro está quebrada, sin economía que le permita autosostenerse. Y por mucho que les abran posibilidades de créditos y otorguen facilidades comerciales y financieras, están lastrados para generar riquezas por la ausencia de infraestructura, las prácticas desleales con los inversionistas, el irrespeto del derecho de propiedad, la corrupción generalizada, la improductividad e ineficiencia, la falta de libertades y de estímulo a la creatividad privada, así como la inexistencia de garantías jurídicas que respalden el desenvolvimiento de las actividades económicas, entre otros problemas insalvables.
El diseño del régimen no aporta alternativa, está concebido para sobrevivir de parásitos a costa de algún bolsillo ajeno, como hicieron con la URSS y luego Venezuela. Por desgracia para ellos, después de Maduro y sus petrodólares se le acaban los candidatos a ocupar el puesto de benefactores sustitutos. Solo disponen del auxilio de los EEUU, que sería para traerles un poco de oxígeno y salvarlos del colapso, pero insuficiente para sostenerlos en el largo plazo.
Con todo el dolor que les pueda representar, los hermanos Castro están obligados, y sin opción, a caer rendidos en brazos de los americanos. Los dólares que el Tío Sam inyecte a la economía de la isla siempre estarán acompañados de condicionamientos dirigidos a poner fin al problema cubano y a la amenaza latente que constituye en materia de seguridad para EEUU la amenaza de estallido social, desplome de la dictadura e inestabilidad.
Por su parte, darles un portazo a los americanos y su nueva política de acercamiento dejaría al dictador Raúl Castro colgando únicamente de la soga quebradiza de Venezuela, y sabe bien claro que esa en cualquier momento se parte. Estos hechos permiten valorar cuánto se juega el régimen cada vez que protagonice acciones reprochables e injustificadas como la represión contra la actividad de la joven artista, Tania Bruguera.
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