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05/10/2013
Indiscutiblemente no queda otra alternativa si el objetivo es la permanencia de Nicolás Maduro Moros en Miraflores: a) recopilar y meter en congelador todas y cada una de las causas y de los recursos intentados por ante el TSJ; b) una nueva sentencia que al igual que en la anterior ocasión se aplicó un disque principio de "continuidad administrativa" para superar obstáculos;
esta vez en los extremos, otro cualquier argumento del creativo repertorio de la revolución vendrá, en la sentencia de la Sala Constitucional, a convalidar el ilícito ejercicio de la presidencia de la República por un venezolano tramposamente cedulado, quizás nacionalizado y no como lo establece taxativamente la Constitución vigente de 1999, venezolano por nacimiento.
Ya Nicolás Maduro Moros había adelantado e insistido que nació en Caracas y específicamente se han citado, la Parroquia El Valle, Valle Arriba, Chaguaramos, Santa Mónica o sus aledaños.
Ya Nicolás Maduro Moros le puso lugar, aquí, allá o más allá pero en Caracas y fecha inalterable al nacimiento; por lo cual el "cabo" de El Palotal lanzado por el gobernador del Táchira, José Guillermo Vielma Mora, no sirve después de lo oficialmente asegurado.
El asiento en los Libros de Nacimiento se hace en manuscrito, en tinta, sin tacha alguna; se identifican una tras otra; sin solución de continuidad, espacios –menos aún páginas– folios– en blanco; cada página se distinguen con un número secuencial tanto del folio como con número de Acta (cada Acta registro por separado, precedida del número menor anterior y seguido por el número mayor posterior).
Son dos Libros de Registro de Nacimientos, el de la Jefatura y el del Registro Principal y no pueden ser otros que aquellos circunscritos al área geográfica y a un lapso o trimestres en fechas ya citadas.
Necesario es verificar que jefe de la oficina y funcionarios claves en el registro de los nacimientos en la fecha de registro o ya estén muertos, esté ubicados y sean suficiente y perfectamente controlables en sus alegatos en la potencial fase probatoria, si fuere el caso.
En los libros seleccionados, deberán lograr entonces, sobre la fecha de nacimiento conocida o posterior, un folio y su vuelto con un Acta de Nacimiento, si es posible y preferiblemente, de un menor a defecto de ello, de adulto, pero muertos.
Sobre el seleccionado Folio y Acta, podrá entonces intervenir el experto del Servicio para borrar y para cambiar en su totalidad, por lo menos cinco nombres (presentador, presentado, padre, madre y los dos testigos).
Quizás por el tiempo entre la data del registro y la de la intervención fraudulenta, los problemas de oxidación de la tinta no sean problemas; pero si lo serán otros factores sujetos a minuciosos exámenes de laboratorio como son, entre otros, por lo menos, el instrumento de escritura, la composición química de la tinta que no puede ser distinto al usado en el acta original a intervenir; luego están los trazos de la escritura.
Esa intervención fraudulenta, someramente referida, deberá ser ejecutada con igual destreza, pulcritud y silencio en los dos Libros de Registro de Nacimiento.
Y Ramiro Valdés Menéndez y su famoso pero inútil G2, no han estado nunca ni están ahora en capacidad alguna para realizar una operación clandestina de este tipo, sin dejar –como en el cuento de Hänsel y Gretel de los hermanos Grimm– todo el camino marcado y no precisamente con pedacitos de pan y que permiten su ulterior trazado en cualquiera sea la inspección o examen técnico en un juicio controvertido.
Por: Rafael Rivero Muñoz
@rarmuz
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Lunes, 24 Junio 2013
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