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EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
UN TRONCO DE AGENTE
José Gabriel Ramón Castillo
Me convertí en miembro del Departamento de la
Seguridad del Estado (DSE) del Gobierno. Sí,
señores, no se asombren, yo, Pepín, el opositor que
ustedes conocen, por obra y gracia del espíritu de
los cuarenta y tres años en el poder, pertenezco ya
al probado aparato policiaco del Comandante en
Jefe. Sí, ese mismo, el que ha ganado notoriedad
dentro y fuera de Cuba por sus increíbles proezas,
como las de haber capturado a decenas de hombres
CIA e impedido más de quinientos atentados al
Máximo Líder.
El ritual de iniciación se produjo nada más y nada
menos que a la altura de un quinto piso, en la
habitación 328 del majestuoso Hotel Meliá
Santiago entre una bandeja de saladitos, pollo frito
y cerveza Hatuey. De ahí el nombre de agente,
asumido entre carcajadas e ironía, dado que al
momento del bautizo evoqué el supuesto del
difunto opositor Diosdado Marcelo Amelo
Rodríguez -Taíno - a quien se pretendió manipular
hasta después de muerto cuando fue presentado
como un superagente ante los suyos.
La escondida reunión no tuvo nada del otro
mundo. No hubo Himno Nacional, no hubo
bandera tricolor, no hubo carné del DSE, no hubo
solemnidad. No hubo nada. Sólo algo que me dejó
perplejo: ver a un obstinado oficial encaprichado
en hacerme agente contra toda lógica y descubrir
que los productos que consumimos fueron traídos
de la calle porque, al parecer, a mis anfitriones no
les asignaron divisas para la estancia en el lugar.
Al ver este inusitado procedimiento, por la poca
consideración que tuvieron con ellos, estuve a
punto de decirles que eso era una tacañería de
la jefatura, massi iban a reclutar a un destacado opositor de
Santiago de Cuba había que gastársela toda.
Gracias a Dios que me contuve a tiempo, si no mi
reclutamiento momentáneo hubiese fracasado.
La cosa del alistamiento comenzó hace tiempo,
el
25 de noviembre, cuando me arrestaron en plena
vía pública e impidieron mi participación en el
taller “Lenguaje de la Oposición Cívica Cubana:
Por un Vocabulario Común”. Cuando el tour con
todos los gastos pagados me llevó a Villa San
Juan, donde permanecí secuestrado hasta la
conclusión del evento de marras, donde entre
saladitos, pollo frito y refresco Najita empecé a
manejar la idea de convertirme en “seguroso” y
tomar así una proyección completamente
conspirativa, pues pensé que podía contribuir
desde dentro también a la libertad que tanto
añoramos. Sí, y no lo olviden, ya que es de
carácter gubernativo cuando supe que ya había
tolerancia en Cuba y que los márgenes del
consentimiento oficial oscilan entre diez y quince
personas por actividades siempre que se hagan
bajo techo.
Al gobierno, ciertamente no le interesa ya que sus
agentes sean profesionales, ni estén tan
convencidos de la ideología marxista-leninista, le
interesa nada más que sean hombres a su servicio
y paga los honorarios que sean necesarios. La
palabra de orden es controlar y neutralizar el
accionar oposicionista para no verse obligado a
emplear la represión. No creo que esta táctica la
pueda mantener mucho tiempo. La masa opositora
crece por día en el país y como su afán es
mantenerse en el poder, sin cambiar el sistema,
tarde o temprano se verá obligado a tomar
represalias en la medida que se vayan produciendo
Presumo que a estas alturas de la crónica ya
habrán sacado las conclusiones del caso. Como
supongo yo que Ramiro Tamayo, el diligente
capitán represivo con cara de buena gente, al que
trato de interpretar cuando escucho su extraviado
discurso y por el que me doy cuenta de cuantas
víctimas de ignorancia plural hay en el país, habrá
informado a sus superiores mi irremediable
ausencia al encuentro del domingo que viene en el
Hotel Casa Granda.
Que sugerirá un nuevo intento, esta vez, con todos
los hierros: micrófonos, cámara oculta y quién
sabe si hasta proponga la idea para que no falte la
compañía de una apetitosa jinetera.
Me parece estar mirando y escuchando
igualmente
a Alejandro Domínguez, “El Jefe”, el porfiado
oficial que quiere que sea su hombre fuerte para
los asuntos estratégicos. A mi entender debe ser
uno de los predilectos del Comandante porque
lleva su nombre de guerra y al igual que él tiene
grandes aspiraciones. En este momento estará
preocupado a causa del fiasco que le imposibilitará
el ascenso a coronel cuando le toque subir de
grado. Debe estar pensando en una nueva
estratagema, puesto que si no fui capaz de
entender su mensaje es probable que maneje la
idea de sacarme de alguna forma de la palestra
pública. Y créanme que ahora sí tengo miedo.
Tengo miedo y un pavoroso escalofrío me recorre
todo el cuerpo. Llegó mi hora. Acabarán conmigo
en un santiamén.
Cuando conversaba con los oficiales actuantes, el
tal Alejandro y el tal Ramiro, tuve siempre la
impresión de que no era a mí al que pretendían
reclutar si no al movimiento opositor en la Isla y
me dije si estos individuos no son los tontos más
grandes del mundo -lo digo sin ánimo de ofensacreería
que son los dos últimos adoctrínados de
Castro, salvando la distancia, como dice la gente,
entre el genuflexo canciller Pérez Roque y el
estridente presidente de la Federación Estudiantil
Universitaria Hassan Pérez Casabona. Los come
volcanes, como indica un amigo mío, al referirse a
los represivos, están tan inmersos en su mundo de
cegueras e intrigas de tente en pie que no se dan
cuenta que esta lucha es diferente, que esta
campaña de hoy resulta una empresa sencilla a
causa de que no hay ni semidioses ni mitos.
En verdad, la manera en que los cubanos libres
concebimos nuestra batalla de ideas está fuera de
la conspiración y la conjura; pero el deseo de
libertad es algo más arraigado antropológicamente
que impuesto por las peculiares condiciones
ideológicas de nuestra época, como dijo Leszek
Kolasowski.
Y no hay verdad más grande que esa que los
agentes del destino son los hombres y los hombres
conquistan la libertad cuando tienen conciencia de
su destino. Los cubanos estamos sentenciados a
ser libres y esa libertad llegará de manera natural
y sin
contratiempos cuando por nuestros esfuerzos
seamos capaces de conquistarla.
Recuerdo ahora algunas de las palabras del llamado
Alejandro como aquellas en las que expresó que
esto de ser agente secreto me convenía por muchas
razones y, si aceptaba, iba a ser bien protegido. Que
me alejara del foco de Dagoberto Valdés porque la
Ley 88 está ahí tranquilita y nadie sabe a quién le
tocará. Menos mal que no se le ocurrió decir que la
Revolución era grande, poderosa, indulgente,
magnánima, que me daba la oportunidad
nuevamente de servir a la patria y todas esas
idioteces doctrinarias porque no sé qué hubiese
respondido en ese momento.
Sin embargo, no puedo negar que sí me gustó eso
que brotó de sus labios espontáneamente, esa frase
que catalogué de profecía sabia al escucharla, en la
que apuntó que sería un tronco de agente y que
llegaría muy lejos.
Sí, es el número 698240, por aquí habla el agente
Hatuey, por favor, dígale a Alejandro y a Ramiro
que no saben que antes de ese momento ya era un
tronco de agente, como lo son muchos de los
opositores que luchan por establecer en Cuba la
libertad y la democracia.
¿Del tirano? del tirano di todo,¡di más!;y clava con furia de mano esclava sobre su oprobio al tirano.¿Del error? Pues del error di el antro,di las veredas oscuras:di cuanto puedas del tirano y del error. José Martí
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