Cuba #EEUU año y medio y el Pueblo sigue esperando, otros viajan sin regreso

Darsi Ferret

Año y medio de matrimonio entre Barack Obama y Raúl Castro. Tour de todo tipo de personalidades a La Habana, incluida la visita oficial del inquilino de la Casa Blanca. Conciertos de bandas memorables y desfile de moda de la élite en la industria. Trasiego de recaditos, señitas y concesiones casi unilaterales en favor del grupito de la isla. Sin embargo, la realidad es que pasa el tiempo y el provecho por parte de los Castro es casi nulo.
En relación al tema Cuba, a estas alturas Obama tiene poco para hacer y menos que ofrecer. Ha movido casi todo el arsenal que tenía a mano. Raúl sigue paralizado y le aterra la idea de dejarse arrastrar hasta sucumbir por el abrazo del oso americano. De igual manera, sabe que no moverse al son del gobierno estadounidense es como ver acercarse una rastra y no apartarse del medio de la calle.
Al menos la ganancia de Obama es que con su cambio de política garantiza que las acciones de EEUU no empujen al desplome abrupto del régimen castrista. Esa postura es consecuente con la aspiración de evitar la inestabilidad en la isla, lo que representaría una amenaza para la seguridad nacional del vecino del Norte. La otra ganancia neta fue el desmonte del antiamericanismo enarbolado durante décadas por la izquierda populista latinoamericana.
El enorme problema de los Castro es su pésima situación económico-financiera. Y peor aún el pronóstico alarmante por el cercano desplome del chavismo en Venezuela y la consiguiente pérdida del multimillonario subsidio que les sirve de sustento. Ya no hayan que hacer en el intento de lograr acceso al dinero de Washington sin mover ficha alguna en el sentido de las reclamadas aperturas internas. La apuesta es algo así como hallar la cuadratura del círculo.
Por suerte, el reloj avanza y todo indica que el tiempo se les acaba.