EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
Maduro quiere el Nobel
Zoé Valdés
A Nicolás Maduro, el hombre que habla con los pajaritos, le han publicado un artículo, en forma de editorial, en el New York Times
donde hace un llamado por la paz en Venezuela. Vaya, otro que anda
detrás del Nobel. Que se ponga en la cola que hace años que Castro I lo
ansía ciegamente. Claro, él dirá que si se lo regalaron a Obama… ¿por
qué no a él? Aunque Obama no había matado a nadie. Porque, por el
contrario, Maduro mata a inocentes venezolanos para que –según él– haya
paz y le den el Nobel, que es de lo que se trata.
Yo me pregunto dónde tiene la vergüenza el New York Times.
¿No les basta con haber inventado al criminal Castro I bajo la pluma de
Herbert Matthiews, regalándole una portada, que ahora, para colmo,
publica a Maduro? El tipo más bruto que se haya visto jamás gobernando a
un país. Es una afrenta a los lectores.
Al parecer, como publicaron hace unos días a Leopoldo López,
todavía encarcelado por Maduro, pues se dijeron: "Vamos a equilibrar", e
hicieron el contrapeso, pero se les fue la balanza del lado del obeso
pesado, como ya en otra ocasión se les fue del lado del otro obeso bofe.
Y así, entre un demócrata en prisión y un asesino que fue quien lo
metió preso, la última palabra en el New York Times la tiene el asesino rojo. Antisemita para colmo. Y todo el mundo tan campante, tan neoyorquino, tan castrista y cretino.
Por supuesto que sabiendo cómo se expresa en público Maduro podemos
advertir desde la primera frase que ese texto no salió de la pluma del
gobernante, no, qué va, eso salió de cualquier tracatán cubano que debe
de andar matando venezolanos en las calles entre un llamado por la paz y
otro llamado por la guerra del podrido Maduro. O se lo dictó el
pajarito, harto ya, cosa de salir de él y de su constante asedio.
Que un tipejo como el mastodonte que manda en Venezuela monitoreado por los Castro haga un llamado a la paz a estas alturas (en un diario como el New York Times),
tras un mes de violenta represión (en el país del petróleo sumido en la
pobreza total), no puede dar más que risa o ira. Yo ya ni lo uno ni lo
otro. Yo paso, pero no me callo, todavía no he llegado a ese estado de
nirvana…
Habría que escribir un libro, en serio, sobre el New York Times
y su pasión por los dictadores de izquierda que viven como pachás de
derechas. Igual ya existe, pero no lo he leído, una lástima. Y sobre su
inmenso deseo por equilibrar siempre, aunque del lado de los criminales
que se llaman comunistas, marxistas, leninistas y castristas. Sí, posee el New York Times un extraño sentido del equilibrio periodístico.
Yo, como saben, soy muy pedestre y roñosa. Y lo único que deseo para
Venezuela es la paz, y que la divina providencia le aplaste la cabeza a
Maduro con un pedrusco de hielo caído del cielo o de donde sea. Yo, como
suponen, sólo creo que las dictaduras se acaban cuando se aniquila
hasta la última estirpe de los tiranos. Sólo así llega la paz, la
libertad, y volvería la democracia a Venezuela y a Cuba. Que ya saben
que yo siempre cuelo a Cuba en todo. Yo no, el castrismo es el injerencista, y yo hago la diferencia entre Cuba, y su mala sombra: el régimen.
Por lo tanto, no creo que haya más paz en la tierra, que se respire
mejor sobre el planeta, hasta el día que toda esa gentuza, los Castro,
los Maduro y compañía no existan, desaparezcan de la faz de la tierra.
Porque ellos son el único impedimento a la paz. Ellos son los únicos
agentes de polución ambiental del planeta. Es con ellos con los que hay que acabar sin contemplaciones.
En cuanto al New York Times, bueno, rara vez lo leo. Y ya saben, eso es lo que trajo el barco…
donde hace un llamado por la paz en Venezuela. Vaya, otro que anda
detrás del Nobel. Que se ponga en la cola que hace años que Castro I lo
ansía ciegamente. Claro, él dirá que si se lo regalaron a Obama… ¿por
qué no a él? Aunque Obama no había matado a nadie. Porque, por el
contrario, Maduro mata a inocentes venezolanos para que –según él– haya
paz y le den el Nobel, que es de lo que se trata.
Yo me pregunto dónde tiene la vergüenza el New York Times.
¿No les basta con haber inventado al criminal Castro I bajo la pluma de
Herbert Matthiews, regalándole una portada, que ahora, para colmo,
publica a Maduro? El tipo más bruto que se haya visto jamás gobernando a
un país. Es una afrenta a los lectores.
Al parecer, como publicaron hace unos días a Leopoldo López,
todavía encarcelado por Maduro, pues se dijeron: "Vamos a equilibrar", e
hicieron el contrapeso, pero se les fue la balanza del lado del obeso
pesado, como ya en otra ocasión se les fue del lado del otro obeso bofe.
Y así, entre un demócrata en prisión y un asesino que fue quien lo
metió preso, la última palabra en el New York Times la tiene el asesino rojo. Antisemita para colmo. Y todo el mundo tan campante, tan neoyorquino, tan castrista y cretino.
Por supuesto que sabiendo cómo se expresa en público Maduro podemos
advertir desde la primera frase que ese texto no salió de la pluma del
gobernante, no, qué va, eso salió de cualquier tracatán cubano que debe
de andar matando venezolanos en las calles entre un llamado por la paz y
otro llamado por la guerra del podrido Maduro. O se lo dictó el
pajarito, harto ya, cosa de salir de él y de su constante asedio.
Que un tipejo como el mastodonte que manda en Venezuela monitoreado por los Castro haga un llamado a la paz a estas alturas (en un diario como el New York Times),
tras un mes de violenta represión (en el país del petróleo sumido en la
pobreza total), no puede dar más que risa o ira. Yo ya ni lo uno ni lo
otro. Yo paso, pero no me callo, todavía no he llegado a ese estado de
nirvana…
Habría que escribir un libro, en serio, sobre el New York Times
y su pasión por los dictadores de izquierda que viven como pachás de
derechas. Igual ya existe, pero no lo he leído, una lástima. Y sobre su
inmenso deseo por equilibrar siempre, aunque del lado de los criminales
que se llaman comunistas, marxistas, leninistas y castristas. Sí, posee el New York Times un extraño sentido del equilibrio periodístico.
Yo, como saben, soy muy pedestre y roñosa. Y lo único que deseo para
Venezuela es la paz, y que la divina providencia le aplaste la cabeza a
Maduro con un pedrusco de hielo caído del cielo o de donde sea. Yo, como
suponen, sólo creo que las dictaduras se acaban cuando se aniquila
hasta la última estirpe de los tiranos. Sólo así llega la paz, la
libertad, y volvería la democracia a Venezuela y a Cuba. Que ya saben
que yo siempre cuelo a Cuba en todo. Yo no, el castrismo es el injerencista, y yo hago la diferencia entre Cuba, y su mala sombra: el régimen.
Por lo tanto, no creo que haya más paz en la tierra, que se respire
mejor sobre el planeta, hasta el día que toda esa gentuza, los Castro,
los Maduro y compañía no existan, desaparezcan de la faz de la tierra.
Porque ellos son el único impedimento a la paz. Ellos son los únicos
agentes de polución ambiental del planeta. Es con ellos con los que hay que acabar sin contemplaciones.
En cuanto al New York Times, bueno, rara vez lo leo. Y ya saben, eso es lo que trajo el barco…