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miércoles, 2 de febrero de 2011

Discurso respuesta de Obama a Bumarak

Discurso respuesta de Obama

Buenas noches a todos. En los últimos días, los estadounidenses han
visto cómo se desarrollaban los acontecimientos en Egipto. Hemos visto
inmensas manifestaciones del pueblo egipcio.

Hemos presenciado el comienzo de un capítulo nuevo en la historia de
un gran país, viejo socio de Estados Unidos.

Mi Gobierno ha estado en estrecho contacto con nuestros colegas
egipcios y con amplios sectores de la población, además de otros
países de la región y de todo el mundo. Y en todo este tiempo, hemos
defendido una serie de principios fundamentales.

En primer lugar, nos oponemos a la violencia. Quiero felicitar al
ejército egipcio por la profesionalidad y el patriotismo que ha
demostrado hasta ahora, al permitir las manifestaciones pacíficas y,
al mismo tiempo, proteger a los ciduadanos. Hemos visto carros de
combate cubiertos de banderas, soldados y manifestantes abrazándose en
las calles. Insto a los militares a que, de aquí en adelante,
continúen sus esfuerzos para contribuir a que este periodo de cambio
sea pacífico.

En segundo lugar, defendemos los valores universales, incluidos los
derechos del pueblo egipcio a la libertad de reunión, la libertad de
expresión y la libertad de acceso a la información. Una vez más, hemos
visto la increíble capacidad de la tecnología para hacer más fuertes a
los ciudadanos y la dignidad de quienes propugnan un futuro mejor.
Estados Unidos va a seguir defendiendo la democracia y los derechos
universales que todos los seres humanos merecen, en Egipto y en todo
el mundo.
En tercer lugar, hemos hablado alto y claro sobre la necesidad de
cambio. Después de que el presidente Mubarak pronunciara su discurso
de hace unas horas, hablé directamente con él.


Reconoce que la situación es insostenible y que es preciso que cambie.
Todos los que tenemos el privilegio de servir en puestos de poder
político estamos sujetos a la voluntad de nuestros ciudadanos. En sus
miles de años de historia, Egipto ha conocido muchos momentos de
transformación. Las voces del pueblo egipcio nos están diciendo que
éste es uno de esos momentos; este es uno de esos instantes.

No corresponde a ningún otro país decidir quién va a gobernar Egipto.
Sólo los egipcios pueden decidirlo. Lo que es indudable -y así se lo
he dicho al presidente Mubarak- es mi convicción de que, para que la
transición sea ordenada, debe ser verdadera, debe ser pacifica y debe
comenzar ya.

Además, el proceso debe incluir un amplio espectro de voces y partidos
de la oposición. Debe desembocar en unas elecciones que sean limpias y
justas. Y debe producir un gobierno que no sólo esté basado en unos
principios democráticos sino que sea receptivo a las aspitaciones del
pueblo egipcio.

Durante todo este proceso, Estados Unidos seguirá tendiendo la mano y
ofreciendo su colaboración y su amistad a Egipto. Y estamos dispuestos
a proporcionar cualquier ayuda que sea necesaria para que el pueblo
egipcio siga avanzando después de estas protestas.

En los últimos días, la pasión y la dignidad que han demostrado los
ciudadanos de Egipto han sido una inspiración para todos los pueblos
del mundo, incluido el de Estados Unidos, y para todos los que creen
en que la libertad humana es inevitable.

El pueblo egipcio, en particular a los jóvenes, les digo rotundamente:
Oímos vuestras voces. Tengo la inequívoca convicción de que vosotros
vais a decidir vuestro destino y vais a saber aprovechar la promesa de
un futuro mejor para vuestros hijos y vuestros nietos. Y lo digo como
alguien que defiende a ultranza la relación de amistad entre Estados
Unidos y Egipto.

Aún quedan tiempos difíciles. Faltan por contestar muchos
interrogantes sobre el futuro de Egipto. Pero estoy seguro de que sus
ciudadanos encontrarán esas respuestas. Esa certeza puede verse en el
sentimiento de comunidad en las calles. Puede verse en las madres y
los padres que abrazan a los soldados. Y puede verse en los egipcios
que enlazaron sus brazos para proteger el Museo Nacional: una nueva
generación que protegía los tesoros de la antigüedad, una cadena
humana que unía una civilización grande y antigua con la promesa de un
nuevo día.

Muchas gracias.

--
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