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martes, 6 de julio de 2010

Retos de la Oposición en las complejas circunstancias de la realidad cubana

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO


¨Retos de la Oposición en las complejas circunstancias de la realidad cubana¨

Por Dr. Darsi Ferrer
La Habana, Cuba. 4 de julio de 2010.

Se conoce que la realidad cubana es muy compleja y que la interacción de diversos factores torna aún más difícil cualquier posibilidad o anhelo de encontrar salidas viables a la dramática situación en la que ha sumido a la sociedad el rotundo fracaso del modelo estatista y centralizado sostenido por la élite en el poder.

Durante años la Oposición se ha esforzado trabajando de manera pacífica en busca de alternativas que encaucen el rumbo democrático y el respeto a las libertades y derechos de los cubanos. Ese quehacer altruista ha exigido de una cuota de sacrificios extremadamente grande, como pueden citarse los presos políticos y de conciencia, los desterrados y exiliados de la nación, el ostracismo, las víctimas de los terroristas actos de repudio, entre otros.

Pero al valorar con objetividad los resultados de la Oposición hasta ahora es poco lo logrado, tomando como referencia su objetivo supremo, que es la libertad de Cuba, la que constituye además una necesidad imperiosa para mitigar o revertir el sufrimiento que padece el pueblo cubano.

Son incontables los obstáculos a superar por la Oposición, desde la esencia represiva y cruel del gobierno, que apela constantemente a enaltecer entre los cubanos los sentimientos de odio, intolerancia, violencia y discriminación, hasta la indefensión, la indiferencia y apatía de la mayoría del pueblo, la falta de cultura democrática y de referencias cívicas de los ciudadanos, la desinformación generalizada y la censura oficialista, y sobre todo los efectos de la dependencia casi absoluta de las personas del Estado, con la carga de las crecientes penurias y precariedad de la población, situación que tiene a muchas personas atrapadas en la desesperación y la desesperanza.

Unido a las condiciones anteriormente descritas también influyen limitaciones que la Oposición puede sortear si llega a asumir una postura más racional en su proyección.

Muchas veces las fricciones y ataques entre diversos grupos opositores responden a reacciones personales sustentadas sobre la base del resentimiento y no a verdaderas diferencias de propósitos o valoraciones estratégicas. Como norma, se insiste en esquemas que han probado en reiteradas ocasiones su ineficacia. Urge tomar lecciones de los errores, identificar las causas que han influido perjudicialmente en el accionar de la Oposición, para encontrar variantes que contribuyan a evolucionar a la consecución de las aspiraciones imprescindibles y deseadas por todos.

Lo correcto es esforzarse por analizar la realidad desde una perspectiva personal lo más desintoxicada posible de los sentimientos negativos que el régimen ha sembrado en las personas. Tampoco debe partirse de valoraciones idealistas desajustadas de los elementos concretos que están presentes en las actuales circunstancias.

Los distintos bandos políticos representativos de la Oposición no sólo desarrollan una labor determinada sino que cada uno apuesta por la solución de la problemática nacional que ellos sostienen de manera particular. La falta de resultados de todas esas propuestas alternativas, puesto que ninguna constituye la esperanza de cambio de amplios sectores de la población, no conduce a la conclusión de que sean erradas sino que lleva a pensar que la solución del drama en el que está sumergida la nación debe buscarse en el consenso de todos y no de manera individual.

La unidad de la Oposición como propósito de echar adelante una propuesta única que aglutine fuerzas y legitime su papel de agente de cambio con peso político en el escenario nacional es una utopía prácticamente inalcanzable en las actuales circunstancias. Primero se debe alcanzar consenso entre los diversos grupos representativos, lo que tampoco es concebible desde la perspectiva de lo que se debe hacer como programa, que implique el desechar la fórmula propia y aceptar que la de otro es la que llevará a vías de hecho la apertura democrática.

Para esquivar el muro impuesto por las múltiples diferencias existentes entre los grupos de la Oposición en cuanto a las fórmulas de cómo resolver el problema cubano, se requiere operar en otra dimensión, más lógica y realista. Una opción que al parecer podría funcionar es que los líderes representativos de la Oposición comiencen por sentarse juntos para tratar de identificar elementos comunes, en los que ya haya consenso entre todos y que no se enfoquen en propuestas o recetas solucionadoras.

Tal vez esos líderes representativos de la Oposición alcancen a identificar que coinciden o están de acuerdo en lo que no quieren para la sociedad cubana, digamos que entre todos descubren que ellos se oponen a la salida violenta como final de este capítulo triste para la nación cubana de régimen totalitario, que además no quieren que haya más presos políticos, que rechazan el aislamiento de la sociedad y el inmovilismo que refuerza la desesperación, la desesperanza y el sufrimiento del pueblo.

Puede que hasta descubran que también coinciden en lo que quieren para la sociedad cubana, entre otras cosas en el deseo de libertad para Cuba, el respeto a los derechos de los cubanos, que impere la justicia, existan oportunidades de progreso para todos y se alivie o termine el sufrimiento de sus compatriotas.

El consenso resultante de lo que no se quiere para la sociedad y en lo que se aspira para el futuro no implica tener que abandonar la labor, propuestas y fórmulas que se defienden individualmente como válidas por los distintos proyectos opositores. Además, le aportaría mayor visibilidad y fuerza a la Oposición como alternativa dentro de la sociedad civil. Por último, si se llegara a crear un clima donde prevalezca determinado grado de confianza, entonces podrían surgir las bases para dar pasos en la dirección de construir entre todos la vía para transitar desde lo que no se quiere hasta lo que se aspira.

La gravedad de la realidad nacional resulta una motivación suficiente para que los opositores tengan en cuenta que sus intereses personales, propios de la condición de seres humanos, y los intereses de grupo o partidistas, propios de toda asociación, es necesario supeditarlos al interés nacional, porque esta es la condición primordial que requiere la alternativa de solución ante el sufrimiento creciente del pueblo cubano, como contrapartida a la incompetencia y falta de capacidad del gobierno para adoptar soluciones viables que saquen al país del atolladero en que lo han metido, donde todos los ciudadanos ahora mismo son víctimas en alguna medida y es en bien de todos que deben enfocarse las reformas y cambios necesarios.

No estar a la altura de los desafíos y retos que afronta la Oposición puede significar el que se le escape la posibilidad de contribuir de manera decisiva en la solución que todos ansían para Cuba. Además, con esa variante la alternativa que le queda a la sociedad cubana es depender de alguna solución espontánea, donde sean otros los sujetos que determinen las condiciones de cómo cambiar la insoportable realidad que sufre el pueblo y qué nuevos rumbos tomar una vez que desaparezca el régimen totalitario.

La solución de la problemática nacional tiene dos caminos, el de una salida violenta marcada por el estallido social, que sería un final trágico para todos después de medio siglo de miserias y sufrimientos, o el de una salida pacífica y liberalizadora, que es la deseada porque resultaría beneficiosa para todos. La Oposición debe redoblar sus esfuerzos para que esa segunda alternativa deje de ser una aspiración y se convierta en realidad, de ello dependen las esperanzas de muchos cubanos.

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