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domingo, 1 de junio de 2014

Santo Chávez Un escuálido se "infiltra" en la tumba y lo cuenta TODO

¡IMPERDIBLE! Un escuálido se "infiltra" en la tumba del engendro y lo cuenta TODO (tristemente divertido)



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



Un escuálido se “infiltra” en la tumba del engendro y lo cuenta TODO (tristemente divertido)


  
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¡IMPERDIBLE! Un escuálido se “infiltra” en la tumba del engendro y lo cuenta TODO (tristemente divertido)


Luego de un par de semanas meditándolo, evaluando desde varios
frentes el asunto (mi seguridad personal, lo prudente, el objetivo, los
posibles resultados, la emocionalidad ajena y la propia, entre otros)
decidí ir a visitar el Cuartel de la Montaña, Cuartel 4F o el
Museo-Mausoleo de Chávez en la Planicie del 23 de Enero en Caracas;
experiencia que resultó ser muy peculiar desde la planificación hasta su
inicio, misma que arranca en la Estación del Metro de Agua Salud, por
la salida del 23 de Enero. Luego de tomar una camionetica que dice
“Cuartel” despega la montaña rusa, sobre todo para alguien que tiene más
de una década de mudado de esta ciudad; miraba a cada persona que
ingresaba a la unidad o cada uno de los que se movía dentro de ella como
el protagonista del “quieto, esto es un atraco”. Pero nada podía
frenarme en el objetivo: tocar de cerca una parte de Venezuela que me
resultaba ajena, luego de mi vista, me resulta aún más extraña.

El cerro inicia su elevación mucho antes de llegar a ese sitio, pues a
lo largo de todas las paredes del 23 de Enero puedes ir viendo murales
que te meten como en un túnel paralelo, pues reflejan admiración,
devoción y culto por Carlos Marx, Gadafi, Marulanda, Lina Ron, Fidel
Castro, Che Guevara, Colectivo Alexis Vive, Religión Yoruba, Tupamaros,
ESLN, FARC, Carlos El Chacal, hasta una curiosa imagen de la Virgen
María con un FAL (o un AK41, no sé de eso) entre otros, amén de los
miles de murales que reflejan la adoración al “Comandante Supremo”,
término este que están tratando de imponer para permitir que Chávez
tenga su equivalente de “Padre de la Patria” que se le adjudica a
Bolívar, pero tienen problemas comunicacionales y estratégicos
asociados, supongo en parte, a la euforia y la cercanía del evento, pues
algunos lo llaman Comandante Eterno, Comandante Máximo, Máximo Líder y
otros más osados, entre ellos un alcalde, lo han querido tildar hasta de
Comandante de la Galaxia o el Universo, no recuerdo exactamente el
término que usó en su desvarío adulante (para no utilizar la palabra
correcta que es jalabola).

La antesala a la subidita de cemento que conduce al nuevo templo
capitalino tienes tres elementos de gran resalte, una escultura
cilíndrica muy alta (calculo unos 20 metros) parecida a un obelisco
elaborada en metal rústico y con un mensaje alusivo a la supuesta gesta
heroica que protagonizó el señor en cuestión (como hecho arquitectónico y
artístico es de mediano triunfo), la otra es la famosa capilla “Santo
Hugo Chávez”, que en realidad es un pequeño espacio que acondicionó
algún trasnochado que no ocupa más de 6 o 7 metros cuadrados (2mts x
3mts aprox.) pero que los medios, ahora militantes sin remedio de una
opción u otra, quisieron hacer ver que se trataba de una construcción
significativa; les puedo decir que yo he visto cosas similares en su
fondo, no exactas en la forma, en el Zulia con alusión a Manuel Rosales y
en otras partes con CAP y Caldera, y más recientemente con Capriles
Radonski, eso es parte del

balurdismo venezolano, no es monopolio ni exclusivo de los devotos del Santo Guerrillero del Siglo XXI.

Por último, para mi cautelosa mirada, un módulo de Barrio Adentro
enclavado en un lugar de privilegio y que pudiera darle sostén,
argumento y evidencia de revolución a este recinto cuasi litúrgico, pero
¿saben qué? ¡Estaba fuera de funcionamiento! Eso resume este gobierno:
es pura nomenclatura, nada de eficiencia.

Pasados estos minutos abajo me dispongo a subir, te reciben caminatas
de gente bajando y subiendo, casi todos vestidos como cuando uno va a
la procesión del Nazareno, pero aquí no es el morado el color de rigor,
sino el rojo rojito. Ya cuando se aplana la subida te encuentras con
unas barandas de metal para organizar la cola y efectivos militares en
más cantidad que el polen están allí dispuestos y viene mi primer shock
nervioso: Coros de niños (infantes en sus primeros estadios escolares,
ninguno llegaba a 10 años) organizados por varias escuelas de la zona
vienen a ocupar su turno para cantarte al Rey. Mis prácticas de Yoga y
de Meditación Ishaya fueron altamente útiles en estos devastadores y
escatológicos momentos, pues esto lo había vivido hace unas décadas en
una visita que hice a Cuba, pero me faltaba mucha imaginación para
reproducirlo aquí, en lo que yo creía era mi país.

Entrar al recinto es igual que ir a un banco nuestro: coleados,
pisotones, falta de coordinación y el acostumbrado tráfico de
influencias que permite que algunos entren con solo “chapear”, un
dulcito para los milicianos o si los abultados senos generan placer en
los jóvenes de la entrada tu posición en la cola es superada; incluso yo
tuve que afortunadamente infiltrarme en una delegación de cubanos que
no estaban disfrazados del color de la pasión (o la muerte) para evitar
ser visto como un curioso escuálido, pues me dio la sensación al llegar
que estaba de arrocero por mi vestimenta tan cotidiana y fuera del
orden.

Ya adentro, muy amables los muchachos vestidos de caqui militar te
dan un abanico de cartulina con propaganda del Ministerio de Turismo,
que me fue muy útil pues fue allí donde anoté los datos gruesos para no
olvidar los hitos fundamentales de mi visita. Te asignan un guía que
habla como los niñitos que cuentan las historias de los castillos de
Margarita y te repiten como estribillo en cada oración “nuestro
Comandante Supremo”, esos si tienen claro el guión.

Pasas frente a la “Plaza del Eterno Retorno” que supongo que está
allí como señal de que Chávez también va a resucitar de entre los
muertos, pues si Jesucristo pudo, por qué él no?. Frente a esta plaza
esta un cañón asomado en una pequeña loma que apunta al Palacio de
Miraflores y que cada día puntualmente a las 4 y 25 pm dispone un
disparo de salva para honrar la hora en la que este neo prócer expiró.
Tuve la suerte de estar en el cambio de guardia que se realiza cada dos
horas, y es un espectáculo propio de la parafernalia militar: pomposo,
estrafalario y que lo único de lo que da cuenta es que los chamos en
esas casas militares aprenden es a bailar, pero ellos le llaman marcha,
orden cerrado, orden militar o no sé que otro término castrense le
asignan, pero no le veo mucha diferencia con una bailoterapia.

De allí vamos a donde está el hombre, al centro del meollo, la caja
de mármol con base tipo flor diseñada por Fruto Vivas que guarda con
celo vigilante de seis hombres (a veces cuatro) vestidos a lo Campo de
Carabobo y viene mi segundo shock nervioso: la gente empieza a
desmayarse frente al nuevo Jesús de Sabaneta, del grupo de treinta
aproximadamente que podía ver frente a nosotros, y los treinta hermanos
cubanos que me acompañaban en mi grupo, perdieron el control de sus
piernas, de su respiración y supongo que de sus esfínteres también tres
de ellos. Pero luego, afortunadamente este drama se rompe
intempestivamente y viene la escena “Tómame una foto pal face!”, todos
armados con BlackBerry, Iphone, Tablets y los que menos con su Nokia o
Vergatario que también echa fotos.

La escena no dista mucho de pasearse por el Museo de Cera para
retratarse con su ídolo, pero en este caso no está paradito Mel Gibson o
Cristina Aguilera, sino acostadito y tapado el líder que acuñó la frase
“Ustedes son Chávez”, lo que da la idea entonces de estarse tomando una
foto tipo carné.

El tercer impacto o accidente nervioso me visita en la “Capilla Hugo
Chávez”, que dentro del recinto asemeja a las capillitas de las
clínicas, en donde los familiares y amigos de los enfermos rezan por la
salud de sus afectos, pero en este caso es para venerarlo, rendirle los
respetos y, supongo que algún avispado le pedirá un favor desde el más
allá (salir en la lotería de la Misión Vivienda o en el Sicad p.e.).
Tiene banquetas largas típicas con el espacio y la madera para
arrodillarse, dos imágenes grandes del “Comandante Supremo” en los
lugares en donde comúnmente irían la de Dios y la Virgen, debes quitarte
las gorras o cosas de la cabeza como dice el Padre Julio de mi
parroquia y los militares que nos hacen ingresar se persignan, con lo
que los demás también lo hacen, total, es la iglesia del Todopoderoso.

Salimos de allí rumbo a las galerías de fotos y en ese lugar me
sobreviene de nuevo otra embolia emocional, las imágenes, muy bien
seleccionadas, abultadas en contexto y sumamente grandes (les preciso
que ese recinto es como un castillo, por lo que sus techos son muy
altos) hacen llorar a otro grupo de sensibles fanáticos, era como
recordar a los italianos cuando Roberto Biaggo, siendo su estrella,
falló ese penalti inolvidable que los descalifico. Una foto en
particular sacó la manguera de lágrimas de un grupo grande de fieles: la
imagen de Chávez de espalda en octubre pasado sobren una tarima cuando
ya se sabía de su triunfo, en donde se evidenciaba una copiosa lluvia, y
muchas dijeron “El allí ya estaba delicadito, por qué se mojó coño, a
lo mejor todavía estuviera vivo si no hubiese agarrado ese sereno…”

Ya para este momento mis ganas de correr no eran normales, necesitaba
volver a la realidad, pero irme fuera del grupo, como haciendo un
desaire a lo poco que faltaba era imprudente pues podía quedar al
descubierto en ese territorio hostil para cualquier hereje de la
derecha, centro, sur o norte. Entonces me calé los últimos relatos del
niño del mar, no, me equivoco, del guía miliciano que nos atendió (me
disculpo por el error intencionado) y luego calmadamente me fui en
cambote. Necesitaba tomarme un Adalat© Espiritual, pues estaba cerca de
un infarto emocional, y tomé mi retorno pensando:

Este Cristo llanero también dejó a sus doce apóstoles, es casi la suma
exacta de su grupo visible de exterminio, ese que tiene como misión
terminar de acabar con todo vestigio de la Venezuela que yo conocí, para
convertirla en un nuevo país del cual me siento extranjero.

No conocí en mi visita a China la tumba de Mao, pues estaba muy lejos
de Hang Chou, la ciudad que me alojó, ni conozco Rusia y la tumba de
Lenin, pero conocí la tumba de Hugo Rafael Chávez Frías, el tipo que me
dejó sin nacionalidad.

Richard J. Vargas (con cédula de venezolano vencida)

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