Insulsa termina de vender su alma al Diablo
by iclep • • 0 Comments
3 de marzo, 2014.
A este compatriota mío, José Miguel Insulza, su izquierdismo no lo
deja ver el bosque. Dice que “LA OEA no intervendrá en Venezuela”. Pero
¿a qué intereses sirve este señor?
Todo estaba preparado para una sesión extraordinaria de la Entidad e
intervino el embajador de Venezuela, Roy Chaderton, y obligó a
postergar el debate de la crisis. Insulza respiró y adujo que se
suspendía el llamado de los embajadores “por razones administrativas”.
deja ver el bosque. Dice que “LA OEA no intervendrá en Venezuela”. Pero
¿a qué intereses sirve este señor?
Todo estaba preparado para una sesión extraordinaria de la Entidad e
intervino el embajador de Venezuela, Roy Chaderton, y obligó a
postergar el debate de la crisis. Insulza respiró y adujo que se
suspendía el llamado de los embajadores “por razones administrativas”.
Hay que recordar que Insulza llevó a la OEA a su punto más bajo, cuando
asistió a la reciente Cumbre de la CEPAL en La Habana, entidad creada
justamente para acabar con su organización. O sea, “dio la mano a quien
le clava el cuchillo”.
El Secretario General tendría que pensar menos en su proselitismo y más en el cargo que representa.
Mientras tanto, las humillaciones que le proporcionan los miembros del
Clan La Habana-Caracas son continuas, pero él parece no darse cuenta.
Un ejemplo:
El canciller de Venezuela Elías Jaua -quien anda en gira por el mundo
tratando de justificar las barbaridades del régimen de Maduro contra los
manifestantes- desdeñosamente comentó públicamente:
“¿Para qué la OEA? La Unasur ha tenido mucha más eficacia en estos temas
que la OEA. ¿Cuántos golpes de Estado tuvo la OEA en sus años de
existencia?. Por el contrario, legitimó a muchos. Y la Unasur ya tuvo
más eficacia en resolver conflictos políticos, golpes, abrió caminos de
paz. Proporcionalmente, es más eficiente”.
Insulza justifica la no intervención de la OEA en el conflicto
venezolano diciendo que “muchas cosas que se están haciendo (en
Venezuela) son las mismas que se hicieron en Chile (durante el Gobierno
de Salvador Allende). No explica que él tuvo su propio conflicto que lo
obligó a salir al exilio, sentimiento que hoy tiene peso en sus propias
resoluciones de crisis internacionales.
Y mientras el embajador venezolano ante la OEA trata de ganar tiempo y
trata de impedir que se celebre la reunión extraordinaria del Consejo
Permanente, habría que recordarle a José Miguel Insulza lo acelerado que
se movió ante la crisis de Honduras, cuando en el 2009 en una
reunión-relámpago llamó injustificada la expulsión del Presidente Manuel
Zelaya calificándola como “una ruptura del orden democrático” y
respaldó ardientemente los pedidos y luego la suspensión de Honduras de
la OEA, solo porque se había nombrado un gobierno derechista de
transición.
Pese a todo, la mayoría de los miembros de la OEA están dispuestos a
debatir abiertamente sobre la situación en Venezuela y demostrar que ese
el organismo tiene algo que decir en este conflicto, en el que se ha
guardado tanto silencio, avergonzando a las leyes y a los pueblos que
dice representar.
Mientras tanto, el número de muertos, heridos, torturados y detenidos
aumenta día por día en la Patria del Libertador, a quien los pueblos
liberados deberían recordar y agradecer.