Con alma de artista y un corazón entregado a la medicina, José Félix Patiño Restrepo se podría definir como un hombre con un acervo cultural impresionante, entregado a sus tres hijas (Mariana, María Isabel y María Olga) y seis nietos y un apasionado por la carrera que inició en medio del "Bogotazo" de abril 1948 y que terminó llevándolo a una de las mejores universidades del mundo para convertirlo en uno de los médicos más reconocidos y prestigiosos del país.
Amante de la música, principalmente de la ópera y de la artista María Callas, de quien tiene una colección personal de más de 200 álbumes que él cataloga como la mejor de América Latina, José Félix Patiño es un hombre que denota muchas más pasiones que la medicina, carrera de la cual dice sentirse "enamorado".
Con la mirada centrada en algún punto de la Biblioteca Jorge E. Cavelier de la Academia Nacional de Medicina en Bogotá (esa misma que él dirige), el doctor Patiño hace caso a su memoria y con una sonrisa sobre su rostro se define a sí mismo como un "aberrado sexual" por los libros. "Cuando veo un libro no me resisto y lo compro. En mi biblioteca, que tiene unos 11.500 libros (más de la mitad de temas no médicos), encuentras una sección de Grecia, Roma, Egipto, Cosmología, Historia y Biología, entre otros temas. Tengo, por ejemplo, una colección de historia de la medicina, así como algunos ejemplares muy valiosos, entre ellos, siete ediciones antiguas de la Historia Natural de Cayo Plinio Segundo, que es la primera enciclopedia que tuvo la humanidad en el siglo I d.C.".
Entre sus gustos también están los carros deportivos (MG, Triumph y Alfa Romeo), pero definitivamente son dos cosas las que realmente apasionan a este galeno: su familia y su profesión. De la medicina, dice, "es el motor de mi vida" y aquella que le ha permitido ver el mundo desde otra perspectiva. "Desde la medicina se tiene una visión del cosmos mucho más amplia y profunda, y eso es un deleite", precisa.
Por otro lado, al hablar de su familia, es evidente en sus ojos la combinación de nostalgia y alegría. Se refiere al dolor indescriptible que significó perder a su hija Lucía (la segunda de las cuatro hijas y de quien era muy amigo), en un accidente cuando ella tenía 21 años. Al mismo tiempo, recuerda a su esposa, Blanca Osorio, como "una de las mujeres más lindas de Bogotá de esa época" y quien en 1979 partió para hacerle compañía a Lucía.
Nunca más se volvió a casar, pero con risas apunta que "me casaron mis amigas". Acepta que tuvo muchas novias en su vida (antes de casarse y después de enviudar), ya que para él, "la compañía de una mujer es casi imprescindible, por todo lo que ella significa: dulzura y belleza. Las admiro y respeto mucho, especialmente en dos expresiones: como enfermera, porque es el máximo del humanitarismo y como bailarina, porque es el máximo de la estética".
Aun cuando ya está retirado de los quirófanos y consagra su tiempo a la Fundación Santa Fe de Bogotá (de la cual es cofundador), así como a la Academia Nacional de Medicina y a la Universidad Nacional de Colombia a la cual se unió hace poco como parte del Consejo Superior, es claro que para José Félix Patiño su familia está primero. "Todos los domingos me reúno a almorzar con mis hijas (dos de ellas, porque otra vive en Texas, Estados Unidos); tenemos algo muy bonito y es que dos veces al año nos vemos los cuatro -sin hijos ni esposos- y compartimos una semana en Nueva York en la temporada de ópera. Estoy con ellas al desayuno, al almuerzo y a la comida, y es algo que hacemos, sin falta, hace 10 años", dice alegremente. La próxima cita será en abril.
A recordar sus años de estudio...
El doctor José Félix nació en San Cristóbal, Venezuela (aunque su registro de nacimiento nunca apareció), es hijo de Luis Patiño Camargo, quizá, "el investigador médico más importante que ha tenido el país desde el punto de vista de sus contribuciones", como él mismo lo define.
Estudió su primaria en el Colegio Alemán (ahora Colegio Andino) pero pasó al Gimnasio Moderno una vez se desató la Segunda Guerra Mundial. Luego, y como si nuevamente los conflictos sociales se interpusieran en su camino, abandonó la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia después de los hechos del 9 de abril de 1949 y tomó la decisión de presentarse a la Universidad de Yale (Estados Unidos), donde después de graduarse realizó estudios de especialización en cirugía general, torácica y cardiovascular.
De su experiencia como estudiante, asegura que fue "maravillosa", ya que conoció dos puntos de vista distintos: "Tuve la experiencia de estar en la mejor Facultad de Medicina de Colombia y en una de las mejores facultades de medicina del mundo, con dos estilos completamente diferentes. En la Universidad Nacional los profesores no eran de tiempo completo, todo era obligatorio, los exámenes eran rigurosos; pero pasé a Yale, donde todo era lo contrario. Otra diferencia es que el currículo acá era muy estricto y allá flexible. Era un método de educación muy diferente a lo que vemos en América Latina".
Luego de graduarse, y de estar durante 10 años en ese país, "me ofrecieron quedarme como profesor asistente en Yale, pero tenía el compromiso de regresar a Colombia. Mi papá estaba ansioso de verme regresar y mamá ni hablar, porque ella estaba muy orgullosa de todo lo que había logrado su hijo (risas)", dice Patiño.
Una vida dedicada a la innovación médica y social
Si se le pregunta a algún profesional de la medicina o cualquier área afín sobre José Félix Patiño, la respuesta es, de inmediato, unánime: una eminencia médica en Colombia. Y es que a lo largo de décadas, el doctor José Félix Patiño ha logrado dejar una huella indeleble en la historia médica del país.
En 1958, José Félix Patiño regresa a Colombia y se vincula como docente a la Universidad Nacional. Durante varios años fue jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Universitario de La Samaritana, donde implementó por primera vez en Colombia y en América Latina la técnica de la nutrición parenteral total.
En su carrera profesional también se cuenta haber sido cofundador y director de cirugía de la Fundación Santa Fe de Bogotá; Ministro de Salud durante el Gobierno de Guillermo León Valencia, cargo en el que logró la incursión de los medicamentos genéricos en Colombia; fue rector de la Universidad Nacional durante dos años (1964-1966) y artífice de la denominada "Reforma Patiño" y gestó la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes. También ocupó cargos como primer Director Ejecutivo de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (Ascofame) y Director Ejecutivo de la Federación Panamericana de Asociaciones de Facultades de Medicina (Fepafem).
Un médico trabajando por una educación de calidad
El doctor Patiño ha mantenido siempre, desde su campo de acción, una relación íntima con la educación, no sólo por haber sido profesor de cirugía o profesor visitante en la Universidad de Yale. Desde su posición como Director Ejecutivo de Ascofame, "empecé a diseñar, con Rafael Casas Morales, los programas de internado y residencia que se hicieron en Colombia, pioneros en el país. Ahí empezó mi interés por buscar métodos de enseñanza de la medicina diferentes a los tradicionales y que fueran más de acuerdo con los intereses y las capacidades individuales de los estudiantes. Desde ese campo y a través de mi participación en congresos, fui profundizando mis conocimientos sobre educación médica", asegura.
De su experiencia como profesor, Patiño dice que fue muy gratificante y que quizá lo mejor es ver graduar a sus alumnos. "El grado de un estudiante que estuvo en su programa y luego más adelante, el grado de sus estudiantes de posgrado es una gran satisfacción que quizá mucha gente no aprecia o entiende".
Al referirse también a su contribución con la educación en Colombia, el doctor Patiño señala que además de ayudar a concebir la cirugía no solo como una habilidad manual, sino como una actividad intelectual, ha estado ligado con temas de calidad de la educación. "He tenido mucho que ver con requisitos para facultades de medina, la acreditación de facultades de medicina y la acreditación internacional de las mismas. También hice parte del grupo que definió los estándares y requisitos mínimos globales en educación médica", apunta.
En ese mismo sentido, uno de los mayores méritos atribuidos al doctor Patiño es la "Reforma Patiño" de la Universidad Nacional de Colombia. Gracias a ésta, se crearon tres grandes facultades de la Universidad: la Facultad de Ciencias, la Facultad de Artes y Arquitectura y la Facultad de Ciencias Humanas. Logró multiplicar el número de carreras, triplicar el presupuesto, modernizar los currículos, ampliar el profesorado de tiempo completo y de investigadores con la vinculación de los mejores intelectuales de Colombia y América Latina. Paralelo a esto, llevó a cabo la ampliación de la planta física, laboratorios, creación de museos y la construcción de edificios como el Auditorio León de Greiff, la Biblioteca Central y el edificio de la Administración, entre otros.
Al hablar sobre el ideal de educación, Patiño hace una pausa, pero rápidamente no duda en asegurar que es "inaceptable" la inequidad que existe en Colombia entre las clases pudientes y las menos favorecidas. "La única manera de desarrollar un país es mediante la educación. Para desarrollar un país como éste, debe ser con educación pública, ojalá gratuita, para que las clases menos favorecidas tengan movilidad social y puedan llegar a ser ciudadanos que aporten", enfatiza el galeno.
Que todas las universidades estén concentradas en la investigación, asegurar que el acceso a la educación superior pública sea de muy bajo precio para todos, e incluso gratuita para los más pobres e invertir en la formación de profesores, son algunas reflexiones a las que hace referencia Patiño cuando se habla de una educación de calidad. En ese sentido, agrega, que "la mejor inversión, con el mejor rendimiento social que puede hacer un país, es la inversión en educación comenzando por el profesorado".
Las palabras se quedan cortas para definir a José Félix Patiño. Un hombre íntegro, entregado a su labor como médico, amante del buen arte, la música y la literatura, un padre cariñoso, un investigador, un innovador. Por su aporte a la medicina y a la educación en Colombia, es que hoy merece el reconocimiento a la Condecoración Simón Bolívar - Orden Gran Maestro que otorga el Ministerio de Educación Nacional. "He recibido uno que otro homenaje, pero nunca en el campo de la educación. Me parece muy importante y me ha producido una gran complacencia, me siento contento y muy honrado de pensar que se ha reconocido un esfuerzo que se ha hecho toda una vida", finaliza Patiño al tiempo que se dispone, y con la misma amabilidad del comienzo, a extender su mano para decir "gracias".