EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
El cinismo como ideología
¿QUIEN MANTIENE A LA DICTADURA TOTALITARIA EN CUBA?. EL PCC Y SU APARATO REPRESIVO

Foto: Cafe Fuerte
Días atrás, el periódico Granma  publicó en su primera página  dos noticias: la censura por parte de  Google de un canal de videos de  Cubadebate por "infracción del  copyright", y la nota siguiente: Miami: Retiran valla dedicada a los Cinco.   Acto seguido, el periódico ahondaba: "Por 24 horas se respiró en Miami   aires de tolerancia y libertad de expresión. Pero no por mucho más".   Luego habló de una organización radicada en dicha ciudad, una minoría (y   la palabra no la uso con sarcasmo, todo lo contrario), que ejercía "el   derecho a la libertad de opinión" y pedía la liberación de los cinco   espías que cumplen condena en Estados Unidos.
Los noticieros nacionales y el Granma,  exaltados, daban la  noticia. Y me pareció bien. Todos tenemos derecho a  expresar nuestras  opiniones desde el lugar en que estemos, donde  queramos, y por el medio  que se nos antoje, o al menos, al que tengamos  acceso. Siempre seré un  defensor de mi opinión y de la ajena, aunque  no la comparta.
Entonces,  seres pensantes al fin, es obligada la duda, por mucha  autocensura que  se nos haya impuesto: al menos en Miami se pudieron  respirar durante  24 horas "aires de tolerancia y libertad de expresión".  ¿Y en La  Habana?
Subestimar  a los dirigentes del gobierno cubano sería una insensatez;  por  momentos he tenido la certeza de que desconocen qué es la libertad  de  expresión y la tolerancia. Ahora, en cambio, resulta que la reclaman y   que saben usar el derecho a ejercerla. Sin embargo, ¿cuándo tuvimos la   oportunidad de publicar aquí un artículo en defensa de los 75 disidentes   encarcelados en juicios sumarísimos en la primavera de 2003?
¿Dónde  estaban quienes tenían acceso a los medios cuando las hijas y  esposas  de esos presos de conciencia fueron golpeadas por exigir la  liberación  de sus seres queridos?
¿Cuándo pudimos publicar una nota de condolencia sobre la muerte del preso de conciencia Orlando Zapata?
¿Por  qué no se le permitió explicar a Guillermo Fariñas sus razones  para  mantener la huelga de hambre más allá de los embustes oficiales?
¿Dónde  estaba la tolerancia que ahora se exige cuando en apenas unas  horas  fusilaron a los jóvenes que intentaron llegar a Miami secuestrando  una  lancha de transporte público, sin lastimar a los rehenes, que más  bien  parecían cómplices y así lo hicieron saber después, cuando  declararon  que era una vil injusticia haberles aplicado la pena máxima a  los  infractores?
¿Qué  se les dijo a las madres de estos jóvenes cuando se acercaron a   llevarle a sus hijos bolsas de aseo y fueron informadas de que esa noche   los habían fusilado?
¿Cuándo se ha podido ni siquiera recordar en los aniversarios a las victimas del hundimiento del remolcador 13 de Marzo?
¿Quién paga esos muertos inocentes? ¿Y cuándo?
¿Quién  podría, desde su impresora personal (pensar en la posibilidad  de una  valla sería demencial con el actual régimen en el poder),  imprimir un  cartel con los rostros de algunos de los tantos inocentes  ajusticiados  en medio siglo de dictadura?
¿Hasta cuándo usarán la prostitución de las palabras y no les significará lo mismo cuando son a favor o contrarias?
¿Cuándo permitirán debatir en ese sitio web oficial y conceptualmente erróneo llamado Cubadebate?
¿Cuándo  hemos tenido no ya 24 horas, sino tan solo unos minutos de  esa  libertad de expresión de la que disfrutó Miami, o algunos que  residen  en esa ciudad?
En otro periódico oficial, Juventud Rebelde,  un señor  llamado Lázaro Fariñas, residente en Miami (desconozco la  razón por la  que se encuentra allí, sólo sé que abandonó el suelo  cubano como tantos  otros millones), denuncia en un artículo "la  corrupción de algunos  políticos floridanos", y, contradiciendo lo  expuesto por la nota oficial  del Partido Comunista de Cuba, se refiere a  "la falta de tolerancia y  libertad de expresión que existe en Miami".
Ante  todo, quiero felicitar al Sr. Fariñas por esa libertad de poder   denunciar la corrupción política y que acto seguido no tenga a la   policía en la puerta de su casa apresándolo para conducirlo a las   mazmorras de la Seguridad del Estado en Villa Marista, como enemigo   peligroso que atenta contra el poder máximo; también porque su familia   no sea asediada, perseguida por el simple hecho del lazo sanguíneo, y   porque sin la menor justificación no se quede sin trabajo y sin la   posibilidad de que sus hijos, nietos y sobrinos accedan a carreras   universitarias.
Felicitarlo  otra vez por tener la posibilidad de publicar en la  prensa oficial  cubana su punto de vista, algo que no hemos logrado  muchos de los que  sí nos quedamos en la Isla y que por necesidad hemos  tenido que acudir a  medios digitales y convertirnos en blogueros,  asumiendo que nos  marginen profesionalmente, recibamos golpizas,  persecuciones, procesos  jurídicos amañados y fraudulentos, y que en  muchos casos han terminado  en cárcel. (En estos momentos enfrento una  petición fiscal de más de  cincuenta años, el tribunal ha rechazado mis  testigos y no acepta una  prueba contundente: la grabación del supuesto  "testigo" de la fiscalía  donde, ante una cámara oculta, éste explica  detalladamente cómo ha sido  presionado para declarar y exhibe las  dádivas recibidas en pago).
Señor  Lázaro Fariñas, le aseguro que el día que usted no coincida con  el  punto de vista oficial del gobierno cubano, no sólo dejará de  publicar  en la prensa oficial, sino que quizá no pueda ni volver a pisar  la  patria. Si lo duda, inténtelo. Supongo que tendrá al menos una  arista  que no converja con la actitud oficial —piense en los niños del   remolcador 13 de marzo, en los jóvenes fusilados—, alguna fibra habrá en   usted que se conmueva. Entonces escriba, intente publicarlo, y   descubrirá (me aferro a pensar que es ingenuo y romántico, no cínico),   que las puertas no se abrirán para recibirlo.
Allí estaremos un grupo esperándolo, dispuestos a brindarle compañía solidaria.
 
 
 
 
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