Laritza Diversent | La Habana | 02-02-2011

Los cuadros más altos nunca son destituidos por corrupción, sino por
incompetencia.
Cualquier cubano sabe que aparentar ser incondicional de las ideas
revolucionarias y dar el paso al frente a cada llamado es mejor que
criticar. La calle está mala, pero siempre se pasa mejor si en tu aval
consta que eres miembro de las organizaciones políticas y de masa,
principalmente del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Si tienes un cargo de responsabilidad, mejor todavía. Eso aumenta las
posibilidades de escalar como cuadro gubernamental. Si el momento
histórico exige cumplir con una tarea, hay que asumir. No importa que
no tengas la menor idea de cómo se dirige una empresa o un ministerio.
Si te estresas y te falta el aire en las alturas, siempre tienes
opciones.
En su última intervención ante el Parlamento, Raúl Castro dijo que
"hoy el verdaderamente revolucionario es el cuadro que a cualquier
nivel" renuncia cuando "se sienta incapaz de ejercer su cargo a
cabalidad o cumplir con las nuevas orientaciones". Dijo también que
estamos en época de reforma y la oposición ya no representa
contrarrevolución.
Por supuesto, no es bueno confiar demasiado. El máximo representante
del gobierno también dijo: "el que cometa un delito en Cuba, con
independencia del cargo… tendrá que enfrentar las consecuencias de
sus errores y el peso de la justicia", pero hasta hoy, ninguno de los
destituidos respondió ante los tribunales. Es más segura la
destitución por incompetencia, que la renuncia por desacuerdo con las
políticas.
Del mismo modo se pueden oxigenar los pulmones y resistir hasta
terminar la reparación de la casa. En el cumplimiento de la tarea no
todo es sacrificio, se hacen amistades y el que tiene amigo tiene un
central. El cargo sirve lo mismo para viajar al extranjero, que para
conseguirle una beca en Alemania al niño.
También se puede abrir una cuenta en Suiza y si alguien pone en duda
la integridad moral, no hay problema, no serás el primero. La ofrenda
de chivos expiatorios es cíclica. No malinterpreten, no es
ensañamiento. Es lógico que, si todo el mundo roba cada cierto tiempo
ruede alguna cabeza. El estancamiento de la economía y el atraso
económico es responsabilidad de alguien. ¿Cuando se ha visto que las
culpas caen al suelo?
El proceso es duro, pero no trasciende al plano personal ni tiene
mayores consecuencias. Es más fácil terminar en prisión por no
trabajar, que por omitir o alterar algunos datos en los informes
financieros. Los hechos no pasan de un juicio político. Incluso, si se
reconocen los errores y asumes una actitud correcta, entiéndase
aguantar unos cuantos insultos, podrás mantener tu condición de
militante del partido.
Miren el ejemplo de Jorge Luis Sierra y Yadira García, uno ministro de
Transporte, la otra de la Industria Básica. Ambos se tomaron
atribuciones que no le correspondía y que le condujeron a serios
errores en la dirección y hoy están ubicados en trabajos afines a sus
respectivas especialidades, por lo menos eso fue lo que dijo Raúl.
Lo más malo que soportaron fueron severas críticas en sendas reuniones
conjuntas de la comisión del Buro Político y el Comité Ejecutivo del
Consejo de Ministros, que, dicho sea de paso, los miembros de un
órgano, lo son del otro.
Yadira García, por ejemplo, tuvo un pésimo trabajo al frente del
ministerio, principalmente un débil control sobre los recursos
destinado al proceso inversionista, propiciando el derroche de éstos.
Si hubiese cometido esas faltas como directora de una empresa de base,
todo habría sido diferente. Hoy estuviera a disposición de la fiscalía
y acusada de un delito de uso indebido de recursos financieros y
materiales.
No importa si fue por fraude o por inexperta, la ley es clara y
sanciona al que desempeñe la administración y dilapide, o dé lugar a
que otro dilapide, los recursos financieros o materiales. La pena
aumenta si se producen perjuicios económicos de consideración, pero
como García Vera es amiga personal de Raúl…
No hay comparación, siempre será mejor explotar arriba que abajo. Se
tiene la seguridad que nadie sabrá realmente las faltas cometidas. La
prensa cubana es oficial no amarilla, el código de ética no les
permite atender a los rumores de pasillo, mucho menos si se trata de
un dirigente. Esos son el precio y las garantías de ser un cuadro del
gobierno.
--
Enviado desde mi dispositivo móvil