La apuesta principal del proyecto de desarrollo oficial en Cuba es "la empresa estatal socialista", no el sector privado. Este último pretenden mantenerlo mientras sea de su interés y a una escala mínima necesaria; mientras les sea útil para el equilibrio económico; llenando espacios a los que no les han llegado y aspiran a llegar. En fin, como un complemento incómodo pero vital en esta etapa, a la que ellos consideran superarán en algún momento.
El Estado cubano ha importado un gran número de tractores modernos de mediano y gran tamaño porque, en efecto, el sector agrícola está priorizado. Sin embargo, no ha importado minitractores. ¿Por qué? El Estado tiene grandes extensiones de tierra y sus empresas agropecuarias están siendo priorizadas para la producción a gran escala en los diferentes cultivos, principalmente maíz, arroz y frijoles. Esas mismas empresas territoriales tienen una división de maquinaria que presta esos servicios de preparación de tierras a sus propios sembrados y a los campesinos privados asociados casi obligatoriamente en cooperativas. Ese es el modelo que pretenden implementar, no el de la autonomía individual; no desean propiciar que cada campesino llegue a tener sus propios medios, como un minitractor, porque se desligaría del Estado e incrementaría el consumo de combustible.
Los minitractores tendrían su principal mercado en los campesinos dueños de tierra o usufructuarios que tienen pequeñas parcelas, no en las grandes e ineficientes empresas estatales. Es cierto que contribuiría a la mayor eficiencia y productividad, porque a pesar de estar la maquinaria en el territorio no se logra que funcionen los mecanismos estatales de prestar servicios y casi siempre fallan. Pero el éxito solo le importa al Estado si es resultado de sus propios mecanismos de producción, no que provenga en primer lugar del sector privado.
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