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jueves, 13 de marzo de 2014

Retorna la Guerra Fría o el Imperialismo Ruso avanza en A. Latina

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



miércoles, marzo 12, 2014

Putin mira a La Habana

Miriam Celaya



LA HABANA, Cuba. – La crucial disputa en la que se juegan intereses
geopolíticos, económicos y militares de las principales potencias
mundiales, es el más relevante de una escalada de conflictos
particulares que se han estado produciendo también en otras regiones
–las crisis de Siria y Venezuela son dos ejemplos–, quizás de menores
efectos a nivel global, pero en los que influyen también en alguna
medida intereses hegemónicos. Así, por estos días se han despertado en
numerosos medios las alarmas del retorno de un viejo fantasma, que
muchos creían desterrado, la Guerra Fría.



Apuntes para la memoria



El término “Guerra Fría” fue acuñado a finales de la década de los 40’
del pasado siglo para definir las tensiones de múltiples órdenes
(económico, político-ideológico, militar, científico, tecnológico, etc.)
que caracterizaron las relaciones entre el bloque comunista, bajo la
égida dominante de la URSS; y el capitalista, encabezado por EEUU,
después de finalizada la II Guerra Mundial.



La permanente pugna de poderes entre ambos ejes para lograr la hegemonía
global constituyó una amenaza permanente a la estabilidad y a la paz
mundial, signando muchos de los principales acontecimientos de la
segunda mitad del siglo XX, hasta el momento del derribo del muro de
Berlín (1989) y la desaparición de la Unión Soviética (1991).



El bloque estadounidense y sus aliados habían ganado la partida, sin
embargo, las tensiones entre oriente y occidente nunca han sido
realmente superadas. En la actualidad los intereses en pugna rebasan el
aspecto ideológico que definió aquellos casi 50 años, pero la amenaza
mundial de conflictos entre las potencias se mantiene intacta.



Cartel en calle de La Habana en 2000



Por su parte, las naciones bajo influencia de las potencias siguen
constituyendo polígonos de ensayo en la ostentación de fuerza de los
centros mundiales de poder, y así también escenarios de chantaje del
peor de los peligros, tal como lo fue en 1962 la amenaza nuclear rusa
contra EE.UU desde territorio cubano. No es de extrañar, entonces, que
la sola mención de la Guerra Fría ocasione aprensión a muchos cubanos,
especialmente cuando ahora se están produciendo señales inequívocas de
las intenciones de utilizar nuestra región, y en particular nuestro
país, como plataforma de la expansión imperial rusa en este Hemisferio
en franco desafío a EE.UU.



¿Imperios “buenos” y “malos”?



Pudiera parecer a primera vista que la intervención rusa en Crimea, la
venta de armas rusas a Venezuela y la presencia de un barco espía ruso
en La Habana, son eventos inconexos. Sin embargo, las intenciones de
abrir bases militares en Venezuela, Nicaragua y Cuba (en este último
caso sería “reabrir”), declaradas por el ministro de Defensa de Rusia,
Sergei Shoigu, y no difundidas por los medios oficiales de la Isla,
demuestran que el señor V. Putin, avezado en intrigas y asuntos sórdidos
desde sus tiempos en la KGB, está dispuesto a subir el tono, avanzando
la línea de la disputa con su adversario histórico en la que, pese a
todo, sigue siendo un área de influencia estadounidense: Latinoamérica.



Entretanto, gobiernos “de izquierda” de esta región tocan a rebato
contra “el imperialismo yanqui” y a la vez fundan alianzas con el
Imperio Ruso –cuya importancia no sería prudente desdeñar, pese su merma
post-soviética–, mientras muchos otros permanecen indiferentes a los
acontecimientos.



Así, Rusia, con cultura e historia completamente ajenas a las nuestras y
que no dejó huellas afectivas en nuestra memoria nacional, hoy cuenta
con la entusiasmada connivencia de los mismos conspiradores cubanos de
antaño y sus discípulos regionales, y con el aquiescente silencio de
nuestros herma(nos)nastros latinoamericanos.



Obama y Putin, México 2012



Tal conjura no podría estar ocurriendo en peor momento para los cubanos,
cuando los militares de la cúpula detentan el monopolio de la economía y
la gerontocracia ha estado consolidando –ya que no su prestigio– su
legitimación política internacional, gracias al contubernio de los
gobiernos reunidos a finales de enero en esa aberración llamada CELAC, y
de otros organismos internacionales que decidieron dar el espaldarazo
al régimen de La Habana, acrecentando con ello la indefensión de los
cubanos ante el juego de las ganancias políticas del poder.



Por el momento, ya algunos empresarios rusos han comenzado a invertir en
sectores de interés económico en la Isla, como el turismo, y se dice
que también en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, lo que indica
que Cuba continúa siendo un punto de interés estratégico para “el oso
del norte”, el único imperio que siendo “aliado” de Cuba en el momento
más cruento de la Guerra Fría, nos colocó en el epicentro de lo que pudo
ser una conflagración mundial que en cuestión de minutos nos hubiese
podido borrar de la faz de la tierra.



Causa pavor recordar que los cubanos de entonces, a quienes el gobierno
negó la existencia de los peligrosos artefactos rusos en territorio
nacional, se pusieron de inmediato y masivamente “en pie de guerra
contra la amenaza imperial estadounidense”. Triste paradoja, el enemigo
estaba y sigue estando en casa.



Más de 50 años después el escenario es otro, pero algunos hechos se
repiten, generando –a falta de información– las más diversas
especulaciones. El mismo irresponsable gobierno retoma el romance con
sus antiguos aliados, quizás con la intención colateral de presionar
indirectamente por la derogación del embargo estadounidense, entre otros
posibles planes. Motivos de preocupación sobran, porque si la primera
parte de aquel forzoso maridaje fue mala, con seguridad una segunda
podría ser aun peor.
 

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