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miércoles, 28 de noviembre de 2012

revista_de_cuba_2. EDITORIAL

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EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

EDITORIAL
De Cuba se adentra de nuevo en la realidad
nacional. No como el que busca las manchas del
sol, sino como quien sabe que hallará el resplandor
después del eclipse.
Estas páginas andan con luz propia entre las
sombras, porque la libertad de pensamiento
ilumina. El pensador callado se quiebra. Sólo es
útil la idea compartida. El hallazgo revelado.
Es un deber de todos manifestar el pensamiento,
conjugándolo con la acción y la palabra en una
proyección coherente. Conducta que exige de la
valentía personal cuando el contexto aplasta; y de
la inteligencia, para evitar el golpe y ofrecer la
claridad.
Esa luz tiene un nombre: honestidad. Actitud que
puede parecernos un obstáculo en las relaciones
interpersonales. ¿O será lo contrario?
En la vida, con sus múltiples y filosos ángulos, no
existe una verdad monolítica y cada hombre tiene
el derecho, y el deber, a defender la versión de su
cotidianidad y compartirla, enriquecerse con la
visión del prójimo, y enriquecerlo.
Es un reto. En el aula y en el taller, en el surco y
en la oficina, en la calle y, a veces, en el hogar. Lo
es en las asambleas y en el vecindario. Pero en
cada uno de esos desafíos, la vida nos brinda la
posibilidad de ser mejores. Puede ser, debiera ser,
una actitud de amor permanente; mas no hay amor
sin honestidad.
Un acto tan simple como levantar la mano o
permanecer en silencio, cuando nuestra conciencia
nos exige no levantarla o hablar para expresar
nuestro criterio, puede ser una simiente de odio.
Porque el odio es cobarde.
S u
miedo es tal, que se esconde en los seres
humanos, echa raíces y espinas, y nos torna el
alma en zarza. Entonces, adoloridos, queremos
escapar del país o escondernos en él con rostros
ajenos. Usar antifaces de obediencia o disfraces
ideológicos, con sus máscaras de éxito, de poder,
de fuerza.
El antídoto es adentrarnos en nuestro yo más
íntimo. Conocer de verdad quiénes somos, a qué
aspiramos. Arrancarnos de raíz los espinos.
Lo difícil, al principio, es el comentario ajeno, las
presiones y represiones. Pero no existe tormento
mayor que andar con un marabuzal interno. Ver
por otros ojos. Hablar por otra boca. Escribir con
otra mano. Ser otro, que tal vez – o
probablemente– piense como usted, y como usted,
teme.
Si cada cubano hiciera visible un halo del color de
su pensamiento genuino, la nación sería un arco
iris, ese fenómeno en donde la más bella
revelación de la luz, los colores, conviven en
armonía.
Mas no existe el arco iris durante un eclipse total,
y mucho menos si es totalitarista. Pero tampoco la
sombra es perpetua.
Sea aliado de su felicidad y no cómplice de sus
temores. Si De Cuba lo ayuda en su milagro
personal, habrá cumplido una de las misiones que
se ha impuesto. Y el sol que nunca hemos visto
será de todos.

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