Cuba en el nombre de la Caridad

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Cuba en el nombre de la Caridad

septiembre 7, 2012 por karinamarron

 

 

 

 

 

 

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Caridad se llama mi madre. Nació un 8 de septiembre y para sus padres no hubo dudas de que debía llamarse como la Patrona de Cuba.

Mi madre tiene su nombre bien puesto. Anda siempre repartiendo su corazón a pedazos y compartiendo sus escasas monedas y su pan. A veces no se da cuenta de que una cosa es querer y proteger, y otra bien diferente es pretender que los demás hagan su vida y tomen sus decisiones del mismo modo en que lo haría ella, aunque la suya sea la forma correcta, aunque tenga razón. Pero mi madre es así, caritativa, solidaria, con un amor enorme para compartir; por eso no me la imagino con otro nombre o un día de cumpleaños diferente.

Ayer fui a El Cobre a saludar a Caridad, la mayor, en nombre de mi madre que la venera, y me encontré con otros muchos hijos de esa virgen cubanísima. Tenía que ser esta la virgen que apareciera por tierras holguineras hace 400 años, para resguardar de la tormenta a aquellos hombres; tenía que ser esta la Patrona de Cuba, un país donde la caridad nos corre por las venas y la solidaridad es bandera incluso en tiempos en que está de moda el egoísmo. No es solo la solidaridad de ir a otro país y dar la vida o enseñar a leer, o curar; es esa de compartir lo que tenemos con el de al lado, de quedarnos a velar por su recuperación si está enfermo; una hermandad que nos une como un misterio y que nos hace reconocernos y apoyarnos en cualquier parte del mundo que nos encontremos.

Cuando apareció la virgen, Cuba encontró a su madre. Y ella se fue a la manigua tras sus hijos, a esperarlos después de cada batalla para lavar sus heridas; y los escondió de los asesinos que los odiaban, porque querían ver a su isla libre; y extendió su manto en medio de las escaseces; y alzó su frente con cada victoria.

Ayer en El Cobre sus hijos le dedicaron una Serenata Morena. Se unieron prestigiosos artistas santiagueros junto a figuras como Adalberto Álvarez, Frank Fernández, Eduardo Sosa y Luis Carbonell. Yo lamenté que mi madre no estuviera, ella que enciende velas y extiende plegarias a la protectora. Pero yo estuve allí por ella y en su lugar también canté el Ave María.

Mi madre tiene su nombre bien puesto, en eso pensaba anoche mientras cantaba; en eso y en el misterio de la Virgen de la Caridad, la única Patrona posible que podría tener esta isla hermosa que es Cuba.

Les dejo fragmentos del poema que nos regaló este jueves Luis Carbonell. Quien lo tenga completo, por favor, que me lo haga llegar

ELOGIO DE UN POETA A SU ISLA ANTILANA
(Fragmentos)
Ernesto Víctor Matute
Traigo mi Isla debajo del brazo
Y todos me preguntan:
¿Es un cocodrilo verde?
Yo digo que sí. Y, me sonrío.
Eternamente verde,
Crucero entre las dos Américas,
mi Isla es una gota de esmeraldas
ceñida por los mares
y en ella baja a prolongarse el cielo.
……………………………………
Mi Isla tiene un verde limpio
La Luna baja a sus riachuelos
a lavarse la cara
y a perfumarse el pelo.
En los frescos valles de mi Isla
Hay fuego de perfumes
Y éxtasis de románticas palmeras
……………………………………
Nuestra criolla sí. Sabe el ungüento
de la palabra dulce
y prestigia el amor en sus caderas.
Te da un beso, y suspira. Te da otro,
y se entrega,
pero en el hilo de la voz callada
palpita la ancha voz del Universo.
¿Cuánto vale tu Isla? Pues mira
para los que nacimos en ella
casi no vale nada,
pleitamos sin razón y sin sentido
y cualquiera se adueña de la tierra.
Para mí vale más que las glorias de España
y que el oro del Norte
N i la abandono, ni la insulto, ni la vendo.
Traigo mi Isla debajo del brazo
y a nadie se la entrego.
¡Quién ha visto que un hombre con orgullo
quiera vender su cocodrilo verde!
(Vientos de Proa, 1948)