DE LA DICTADURA
A LA
DEMOCRACIA
Un Sistema Conceptual para la Liberación
por
Gene Sharp
Traducción al Español por Caridad Inda
PLANIFICANDO LAS ESTRATEGIAS DE CAMPAÑA
No importa cuán sabia y promisoria sea, una gran estrategia
desarrollada para terminar con la dictadura no se ejecuta
por sí sola.
Hará falta que se desarrollen estrategias particulares para orientar
las principales campañas enfocadas al socavamiento del poder de
los dictadores. Estas estrategias, en su momento,
van a incorporar y
dirigir una serie
de movimientos tácticos
que aspiran a infligir golpes
decisivos contra el régimen de los dictadores. Las tácticas y los
métodos de acción
específicos deben escogerse cuidadosamente para
que contribuyan a alcanzar los objetivos de cada estrategia particu-
lar. La discusión aquí
se enfoca exclusivamente a nivel de estrategia.
Hace falta que los estrategas que planifican las campañas
mayores, así como los que planificaron la gran estrategia, tengan
una comprensión minuciosa de la naturaleza y de los modos
operacionales de la técnica que hayan escogido
para la lucha. Así
como los oficiales militares tienen que entender de estructuras de
fuerza, táctica, logística, pertrechos, efectos
geográficos y demás
para
urdir una estrategia militar, los planificadores del desafío
político
deben conocer bien la naturaleza y los principios estratégicos básicos
de la lucha noviolenta. Aunque así fuere, la atención a las
recomendaciones de este ensayo y la respuesta a las preguntas que
planteamos aquí, no producirán
por sí mismos las estrategias. La
formulación de las estrategias para la lucha
requiere además de una
creatividad bien informada.
Al planificar las estrategias para las campañas
específicas y
selectivas de resistencia, y para el desarrollo a largo plazo
de la lucha
de liberación, los estrategas del desafío político tienen que considerar
varios puntos y problemas, entre los cuales se encuentran
los
siguientes:
• Determinación de los
objetivos específicos de la campaña y
de cómo éstos contribuyen a hacer efectiva la gran estrategia;
• Consideración de los métodos
específicos o armas políticas
que mejor se puedan emplear
para implementar la estrategia
escogida. Dentro del plan estratégico integral para una
campaña en particular, será necesario determinar qué planes
tácticos menores y qué métodos de acción específicos se deben
emplear para imponer
presiones y restricciones a las fuentes
de poder de la dictadura. Recuérdese que el alcanzar
los
objetivos mayores vendrá como resultado
de haber escogido
cuidadosamente, e implementado específicamente, los pasos
menores.
• Determinación de si los asuntos económicos
deben
relacionarse
con la lucha total, que es esencialmente política,
y de cómo. Si los
asuntos económicos han
de ser prominentes
en la lucha, hay que cuidar que los malestares económicos
de veras podrán
remediarse luego
de liquidada la dictadura.
Si no, la desilusión y el descontento cundirán, a menos que
se provean soluciones rápidas durante el período de
transición a una sociedad democrática. Esa desilusión puede
suscitar el ascenso
de las fuerza dictatoriales que prometan
poner fin a los malestares
económicos.
• Determinación a priori de qué clase de estructura de liderazgo y sistema de comunicaciones funcionarán mejor al
comienzo de la lucha de resistencia. ¿Qué medios de tomar
decisiones y de comunicación serán
posibles durante el curso
de la lucha para orientar continuamente a los de la resistencia
y a la población en general?
• Comunicación de las noticias
de la resistencia a la población,
las fuerzas del dictador y la prensa internacional. Las
denuncias e informaciones deben ser rigurosamente veraces.
Las exageraciones y las reclamaciones infundadas minan el
prestigio de la resistencia.
• Planes sobre actividades constructivas independientes—
económicas, sociales o educativas—que aumenten la
confianza de las
personas en sí mismas, para
que sean capaces
de responder a las necesidades de su propia gente durante
el
conflicto que va a producirse. Tales proyectos pueden ser
administrados por personas que no estén directamente
involucrados en las actividades de la resistencia.
• Determinación de qué clase
de ayuda exterior
es deseable
para apoyar una campaña específica o la lucha de liberación
en general. ¿Cómo puede la ayuda exterior
movilizarse de
la mejor manera,
y utilizarse, sin hacer depender
la lucha
interna de factores externos
no confiables? Hará falta decidir
cuáles de los grupos del exterior son los más apropiados
y
los más aptos para ayudar, por ejemplo las organizaciones
nogubernamentales (movimientos sociales, grupos religiosos
o políticos, sindicatos, etc.), los gobiernos
y/o las Naciones
Unidas y sus diversos cuerpos.
Es más, los planificadores de la resistencia tendrán que tomar
medidas para preservar el orden y planear
cómo puede responder
la gente a sus propias necesidades durante los procesos de resistencia
masiva contra los
controles dictatoriales. Esta planificación se orienta
no sólo a crear estructuras alternativas independientes ydemocráticas
y a responder a las verdaderas necesidades, sino también a reducir
la credibilidad del régimen
cuando éste declare que es necesaria una
represión
más severa para poner fin al desorden
y la delincuencia.
Difundiendo la idea de la nocooperación
Para un desafío político exitoso
contra una dictadura, es esencial
que la población capte la idea de la nocooperación. Como se ilustró
en el cuento del "Amo
de los Monos" (ver Capítulo
Tres), la idea
básica es sencilla. Si un número suficiente de subordinados
se rehusa
a seguir cooperando por un tiempo suficiente a pesar de la represión
el sistema opresivo se
debilitará, y acabará por desplomarse.
Las personas que viven bajo una dictadura
pueden ya estar
familiarizadas con este concepto por diversas fuentes.
Aún así las
fuerzas democráticas deben
deliberadamente difundir y comunicar
a todos los estratos sociales
la idea de la nocooperación. La fábula
del "Amo de los Monos", o una semejante, podría difundirse por
toda la sociedad. Un cuento así puede comprenderse
fácilmente.
Una vez que la población en general haya asimilado el concepto de
la nocooperación, la gente podrá entender la relevancia que van a
tener en el futuro los llamados a practicar
la nocooperación contra
la dictadura. De la misma manera podrán, por cuenta propia,
improvisar miles de formas específicas de nocooperación en
situaciones nuevas.
A pesar de las dificultades y peligros en los intentos de
comunicar ideas, noticias
e instrucciones de la resistencia cuando
se
está viviendo bajo una dictadura, los demócratas a menudo han
demostrado que sí es posible
hacerlo. Aún bajo los regímenes nazis
o comunistas, fue posible que los de la resistencia se comunicaran,
no sólo con otros individuos, sino con grandes
públicos, mediante
la publicación de periódicos ilegales, folletos, libros y más
recientemente por medio de casetes de audio y
video.
Ya con la ventaja de una planificación estratégica previa, se
pueden preparar
los lineamientos para la resistencia y diseminarlos.
Estos pueden indicar
los motivos por los cuales y las circunstancias de en que la población debe protestar
y suspender la colaboración, y
cómo puede esto llevarse a cabo. Entonces, aún cuando las
comunicaciones con la dirección
democrática se cortaran
y no se
emitieran o recibieran
instrucciones específicas, la población sabría
cómo actuar en relación
con ciertos asuntos
importantes. Tales
lineamientos también podrían usarse para comprobar si la policía
ha emitido falsas "instrucciones a la resistencia" a fin de provocar
una acción que desacredite el
movimiento.
La represión y las contramedidas
Los planificadores de la estrategia tienen que calcular las posibles
respuestas y la represión,
especialmente el umbral de violencia
de
la dictadura de cara a las acciones de la resistencia democrática. Será
preciso determinar cómo enfrentarlas y contraatacarlas, o evitar el
posible incremento
de la represión
sin someterse. Tácticamente, en
situaciones específicas, una advertencia apropiada sobre
la represión
que se espera servirá a los de la resistencia y a la población en ge-
neral para que sepan los peligros que corren si participan. Si la
represión se perfila muy seria, deben tomarse medidas
para dar
asistencia médica a los heridos de la resistencia.
Anticipándose a la represión, los estrategas
harán bien en
considerar por adelantado el empleo de tácticas y métodos que
contribuyan a alcanzar
el objetivo específico de la campaña,
o la
liberación misma, pero que hagan menos
probable o posible una
represión excesiva. Por ejempo, las acciones callejeras y las
manifestaciones contra las dictaduras extremas pueden
ser muy
dramáticas, pero pueden arriesgarse a dejar miles
de muertos entre
los manifestantes. De hecho, el alto costo que éstos paguen puede
no aumentar más la presión sobre la dictadura que si todo el mundo
se hubiera quedado en su casa, hubiera habido una huelga, o si los
funcionarios hubieran participado en un acto de nocooperación
masiva.
Si se ha contemplado que la acción
provocadora de la resistencia
con un alto riesgo de víctimas va a hacer
falta para un fin estratégico,
entonces hay que calcular con mucho cuidado
los posibles costos
de
la acción y sus ganancias. ¿Estarán los de la población
y los de la
resistencia listos para comportarse disciplinadamente y de una manera
noviolenta durante el curso de la lucha?
¿Podrán resistirse a las
provocaciones de la violencia? Los planificadores han de considerar
qué medidas han de tomarse
para mantener la disciplina noviolenta,
y para sostener la resistencia a pesar de las brutalidades. ¿Serán
posibles y a la vez efectivas algunas
medidas como los compromisos,
las declaraciones de política a seguir, los folletos sobre la disciplina,
las convocatorias a las manifestaciones y el boicot aplicado a perso-
nas y grupos que aboguen por la violencia? Los dirigentes tienen
que
estar siempre alerta ante la presencia de agentes provocadores cuya
misión será incitar a los manifestantes a la violencia.
Adhiriéndose al plan estratégico
Una vez que un concienzudo plan estratégico se pone en marcha,
las fuerzas democráticas no deben dejarse distraer por los
movimientos menores que emprendan los dictadores, y que pueden
tentarlos a abandonar la gran estrategia o la de una campaña
en
particular, haciendo que muchas actividades enfoquen asuntos sin
importancia. Tampoco
deben permitir que la emoción
del momento
—quizá en reacción a las nuevas
barbaridades efectuadas por la
dictadura—permita desviar la resistencia democrática de su gran
estrategia o de su estrategia de campaña. Las barbaridades pueden
haber sido perpetradas precisamente para provocar
que las fuerzas
democráticas abandonen su plan bien fundado y hasta lleguen
a
cometer actos violentos, a fin de que los dictadores puedan
derrotarlos más fácilmente.
En tanto el análisis básico se considere acertado,
la tarea de las
fuerzas pro-democráticas es la de llevarlo adelante
paso a paso. Por
supuesto que van a producirse cambios
de táctica y de objetivos
intermedios. Un buen líder siempre está dispuesto a explotar una
oportunidad. Estos ajustes
no deben confundirse con los objetivos
de la gran estrategia o los de una campaña
específica. La minuciosa
implementación de la gran estrategia que se haya decidido y de las
estrategias de las campañas particulares, va a contribuir grandemente
a la
victoria.
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