DE LA DICTADURA
A LA
DEMOCRACIA
Un Sistema Conceptual para la Liberación
por
Gene Sharp
Traducción al Español por Caridad Inda
DESINTEGRANDO LA DICTADURA II
Mientras se lleva a cabo la transformación institucional de la
sociedad, el movimiento de desafío y nocooperación puede ir en
escalada. Los estrategas de las fuerzas democráticas pueden moverse
más allá de la resistencia selectiva y lanzar el desafío
masivo. En la
mayoría de los casos, hace falta tiempo para crear, construir o extender la capacidad
de resistencia, y el desarrollo del desafío
masivo
podrá ocurrir sólo después de algunos años. Durante este período
intermedio se deberá
impulsar una campaña
de resistencia selectiva
con objetivos políticos más importantes cada
vez. Se debe involucrar
a grandes sectores de la población
a todos los niveles de la sociedad.
Dado un desafío político bien definido y disciplinado durante
esta
escalada de actividades, es muy probable que la debilidad
interna
de la dictadura se haga cada vez más evidente.
Con el tiempo, la combinación de un desafío político vigoroso
y la construcción de instituciones independientes, es posible
que
atraiga una amplia
atención internacional a favor de las fuerzas
democráticas. Puede también producir condenas
diplomáticas
internacionales, boicot y embargos en apoyo a las fuerzas
democráticas (como pasó en Polonia).
Los estrategas deben estar conscientes de que en algunas
situaciones la caída de la dictadura puede ocurrir extremadamente
pronto, como en Alemania
del Este en 1989. Esto puede ocurrir
cuando las fuentes
de poder le son masivamente negados como
resultado de la repulsa de la población entera contra la dictadura.
Este patrón conductual no es frecuente, y es mejor planificar para
una lucha a largo plazo (aunque
haya que estar preparado
por si
ocurre un cambio a corto
plazo).
Durante el curso
de la lucha de liberación, las victorias, aunque
sean pequeñas, deben
celebrarse. Los que han ganado
una victoria
deben ser reconocidos. La celebración, acompañada por la vigilancia,
también contribuye a mantener la moral en alto, y esto es muy
necesario para las futuras etapas de lucha.
Manejando el triunfo responsablemente
Los planificadores de la gran estrategia deben calcular por adelantado
los modos posibles
y preferibles de cómo una lucha victoriosa puede
concluirse de la mejor manera a fin de impedir
el surgimiento de
una nueva dictadura y de asegurar
el establecimiento gradual
de un
sistema democrático duradero.
Los demócratas deben
pensar cómo debe manejarse la transición
de una dictadura a un gobierno interino al final de la
contienda. Lo
deseable en ese momento es establecer cuanto antes un nuevo
gobierno que funcione.
No obstante, no debe ser simplemente el
viejo gobierno con un personal nuevo. Hace falta calcular qué sectores
de la vieja estructura
gubernamental (tales como la policía)
tienen
que ser abolidos completamente, por su intrínseco carácter
antidemocrático, y qué sectores que se conserven han de ser sometidos
más adelante a un esfuerzo
democratizador. Un total vacío de poder
podría abrirle paso al caos y a una nueva dictadura.
Con antelación se debe determinar cuál habrá de ser la política
a seguir con los altos funcionarios de la dictadura cuando se
desintegre su poder. Por ejemplo:
¿se va a presentar
al dictador ante
un tribunal? ¿Se les permitirá a él y los suyos
abandonar el país
permanentemente? ¿Qué otras opciones habrá consistentes con el
desafío político, la necesidad de reconstruir el país y de establecer
una democracia después de la victoria? Se debe evitar a toda costa
un baño de sangre que podría tener consecuencias drásticas sobre la
posibilidad de un sistema democrático futuro.
Deberá haber planes específicos para la transición a la
democracia que deberán ser aplicados cuando la dictadura esté
debilitándose o se derrumbe. Estos planes ayudarán a impedir que
otro grupo capture el poder mediante un golpe de estado. También
se requerirán planes para
la institución de un gobierno
constitucional
democrático, con plenas libertades políticas
y personales. No deben
dejarse perder los cambios
ganados a un precio tan alto por
falta de
planificación.
Cuando los dictadores tengan
que enfrentarse
a una población
cuyo poder cada vez es mayor y al crecimiento de grupos
democráticos e instituciones independientes—a ninguno de los
cuales podrá ya controlar
la dictadura—los dictadores se encontrarán
con que su poder se está desbaratando. Los cierres masivos de la
sociedad, las huelgas generales, las quedadas-en-casa masivas, las
marchas desafiantes u otras
actividades socavarán cada vez más la
propia organización
de los dictadores y la de las instituciones
relacionadas
con ellos. Como una consecuencia de tal desafío
y
nocooperación ejecutados inteligentemente y con participación masiva todo el tiempo, los dictadores se quedarán
sin poder y los
defensores de la democracia habrán triunfado sin violencia. La
dictadura se habrá desmoronado
ante la población desafiante.
No todos los esfuerzos en ese sentido
triunfarán, y en especial,
nunca lo harán
fácilmente, y sólo rara vez pronto. Debemos recordar
que tantas son las guerras
militares ganadas
como las perdidas. Sin
embargo, el desafío político
ofrece una verdadera
posibilidad de
victoria. Como apuntamos
anteriormente, esa posibilidad puede
ser enormemente fortalecida por medio del desarrollo de una gran
estrategia, un arduo trabajo y una lucha tanto valiente como
disciplinada.
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