EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
La Decadencia de un Sistema expresada por uno de sus defensores, si fueran para Castro o Chavez no había que ni solicitar el permiso!!
Una Carta abierta con una Lectura y muchas interpretaciones: Se concluye, Falta de Humanismo y Decadencia Sistémica, es el diagnostico
(Le elimino las partes técnicas para que no sea tan tediosa)
Acuse de recibo: Carta abierta de de Manuel David Orrio al Ministro de Salud Pública de Cuba para pedirle una medicina
Sábado, 17 de marzo de 2012 a la(s) 2:19 ·
Roberto T. Morales Ojeda.
Ministro de Salud Pública de Cuba
La Habana, marzo 16 del 2012 “Año 54 de la Revolución”
A: Dr. Roberto Morales Ojeda Ministro de Salud Pública de la República de Cuba
DE: Manuel David Orrio del Rosario Periodista del Centro de Información para la Prensa de Cuba Ex – Agente Miguel de los Órganos de la Seguridad del Estado Medalla al Valor “Eliseo Reyes” de Primera Clase (otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba, Acuerdo 3570)
ASUNTO: Negativa de la Dirección Provincial de Salud de La Habana a autorizar la importación extraordinaria del medicamento conocido como Nivalín o Galantamina, solicitado para Manuel David Orrio del Rosario por el Comité Médico – Farmacéutico del Hospital Clínico Quirúrgico Comandante Manuel “Piti” Fajardo, a proposición del neurólogo de esa institución, Dr. Carlos Maya Entenza. Se fundamenta el pedido sobre la Resolución 232 del Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP). Objetivo: importar el fármaco para combatir en el paciente un Síndrome Post-Poliomielitis (SPP). Productor y país de origen: Sopharma, Bulgaria.
Ministro Morales Ojeda:
Se dirige a Ud. un periodista revolucionario cubano. Por tanto, no vacilo en difundir esta CARTA ABIERTA en prestigiosos diarios digitales de la izquierda anticapitalista, así como en redes sociales donde una coalición de patriotas defendemos a Cuba de algo cuyo nombre es ciberguerra, Ni extorsiono, ni amenazo. Me limito a ser consecuente con las reiteradas exhortaciones hechas a la prensa criolla por el Gral. de Ejército Raúl Castro Ruz, en el sentido de, como dice el cubano de a pie, “combatir lo mal hecho”. Sobre todo porque, más que mi caso, me inspira ese “bien común” cuyo nombre es compatriotas dolientes. Como ha podido leer en el ASUNTO, se trata de la negativa a realizar una importación extraordinaria de Bromhidrato de Galantamina, comercialmente conocido como Nivalín o Galantamina.
Este fármaco, actualmente producido por la firma búlgara Sopharma, fue creado en sus inicios para combatir los llamados efectos tardíos de la poliomielitis (Síndrome Post-Polio, según la literatura internacional), el cual he padecido y estoy padeciendo en forma recurrente desde 1988, tras sobrevivir en 1954 a la enfermedad y haber logrado apreciables niveles de rehabilitación física y de integración social. Según se me ha informado, esta importación es viable al amparo de una “misteriosa” Resolución 232 del MINSAP. “Misteriosa”, porque la que aparece como corresponde a Derecho en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, no guarda relación alguna con el tema que se aborda (www.gacetaoficial.cu/pdf/GO_O_045_2005.rar ). Sin embargo, decenas de médicos o funcionarios de la Salud Pública hablan y actúan a tenor de la “misteriosa” providencia, lo cual hace pensar que el MINSAP tiene algo parecido a una “contabilidad doble”, como si pretendiera “burlar a un fisco” cuyo nombre es PUEBLO CUBANO. Que conozca, los secretos de Cuba están protegidos legalmente por el Decreto-Ley 191 y sus reglamentos ramales. No puedo entender cómo decenas de personas relacionadas con la atención de salud hablan y deciden a tenor de un instrumento jurídico enajenado al acceso del periodista o del cubano de a pie ¿Combate así el MINSAP el exceso de “secretismo” al que Raúl Castro ha ordenado pulverizar?
A la altura de estas líneas he realizado numerosas gestiones ante funcionarios diversos de la Salud Pública para obtener el texto de la “misteriosa” resolución. Todos la conocen; ninguno dice tenerla. Quede claro: si no me he personado en tales instancias para dar un auténtico “escándalo ciudadano”, o actuar como comunicador acreditado, es porque una fractura de la tibia derecha me obliga a escayola y reposo hogareño. Por otro lado, no quiero pensar que sea sutil represalia burocrática la negativa a importar el fármaco, por cuanto fui de los primeros periodistas cubanos en denunciar ante la opinión pública lo que el corresponsal de BBC en Cuba, Fernando Ravsberg, denominó “el crimen de Mazorra”. Sin dudas, uno de los mayores bochornos de la atención médica criolla. Quiero, me estoy obligando a pensar, que tales o cuales burócratas de la Salud Pública no respetaron la decisión colectiva del Comité Médico-Farmacéutico del prestigioso Hospital Clínico-Quirúrgico Comandante Manuel “Piti” Fajardo, en donde soy paciente debidamente registrado para la atención de mi salud desde hace años. A mis manos llegó el 2 de marzo del corriente, desde el hospital donde me atiendo, un documento supuestamente enviado por la Dirección Provincial de Salud de La Habana. Fechado al 13 de enero, sin firma, ni cuño o sello que le respalde, por el cual DEBO INTERPRETAR que se me niega el derecho a que el MINSAP realice las gestiones correspondientes para adquirir y hacerme llegar el Nivalín en la dosis avalada por los integrantes del citado comité. Advierto: escribo bajo el imperio de la duda metódica, porque semejante providencia merece la mayor desconfianza. Según el texto de marras, la Consultora Jacqueline Mederos apuntó sobre este periodista: “paciente de 57 años de edad (ahora 58) con APP de padecer poliomielitis aguda en los años 50 y que dejó como secuela debilidad y atrofia muscular en el miembro inferior derecho. Cuya progresión fue mayor con el transcurso de los años y una marcada disminución de la fuerza muscular, fasciculaciones generalizadas y fatiga…por lo que se le diagnostica un síndrome post-polio y comienza a recibir tratamiento con bromhidrato de galantamina 5 mg, mejorando la crisis con este tratamiento. Ahora presenta una exacerbación de la crisis y se solicita por 232 este fármaco”. Bromhidrato de Galantamina es el nombre científico del Nivalín o Galantamina, ambos títulos comerciales del medicamento. Observación primera: se reconoce que con el uso del Nivalín mi patología mejoró, para al final apuntar que “el tratamiento con anticolinesterásicos (Nivalín lo es) ha tenido éxito en sólo la mitad de los casos, esta baja tasa de éxito ha sido atribuida a la variedad de defectos en unión neuromuscular presentes en el síndrome postpolio”. O sea, se pasa por encima de la evidencia reconocida en MI PERSONA, y se me niega el derecho a pertenecer a esa mitad en la cual se han reportado logros, cuando en Medicina es axioma que no existen enfermedades, sino pacientes. Observación segunda: ni un aval de CIENCIA CONSTITUÍDA. Ejemplo mayor es la mención como supuesta alternativa de la amantadina, sobre la cual se expresa que “…puede actuar por medio de la liberación de dopamina de las terminales dopaminergéticos y otros lugares centrales. Se ha estudiado en EC (supongo quiere decir estudio clínico) de 23 pacientes”.
Mederos parece ignorar, entre otras investigaciones consultables en Internet, el Informe de Situación Sobre el Síndrome Post-Polio del prestigioso Instituto de Salud Carlos III, de España, el cual concluyó en el 2007 que “En diversos estudios clínicos, alguno de ellos controlados, se ha estudiado el efecto de fármacos como la amantadina, piridostigmina, esteroides, hormona de crecimiento, Igf-1 y amitriptilina sobre la debilidad y fatiga en el SPP (Síndrome Post-Polio) pero ninguno de ellos ha demostrado beneficios clínicos sustanciales”. (http://infodisclm.com/documentos/salud/PostPolioDefinitivo.pdf )
Nivalín vs. dinero…y burócratas
La prescripción fue recomendada desde Cuba por el neurólogo Dr. Carlos Maya Entenza — mi neurólogo –, el mismo al que ahora se le habría rechazado el Nivalín para mí, cuando el fármaco tiene desde hace más de 20 años un primer destino: combatir las secuelas de la poliomielitis. A Cuba, se conoce, la amenaza el Alzheimer; parte de su población padece secuelas discapacitantes de las neuropatías que azotaron al país durante los años más duros y hambrientos del llamado período especial ¿Algo se opone a probar fortuna con un medicamento que estuvo plenamente reconocido por la medicina cubana desde más de dos décadas atrás? Se sabe: no hubo razón terapéutica alguna para renunciar al también llamado Galantamina.
Manuel David Orrio vs. la poliomielitis
Enfermé de poliomielitis a los 8 meses de edad, en 1954, para ser uno de los 56 casos reportados en ese año por las estadísticas oficiales. Viví de milagro; pero quedé de por vida con secuelas, principalmente en el miembro inferior derecho. Siguió un arduo proceso de rehabilitación, incluídas seis intervenciones quirúrgicas, de éstas cuatro de complejidad, la primera de las cuales se realizó cuando contaba sólo 22 meses de existencia. Aprendí a caminar mediante órtesis; la usé hasta los 20 años y la retomé a los 50, más proverbial bastón que me acompañó y me escolta desde la bohemia veinteañera. Ortopédicos como el legendario “Chiquitico Arias” — Rafael Arias Márquez –; la obra invaluable de la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios, y la entrega y sacrificio de progenitores y familiares, hicieron de Manuel David Orrio, desde temprana edad, no sólo persona “normal”, sino incluso social e individualmente exitosa.
Por toda La Habana…y algo más allá.
Mientras tales o cuales burócratas, incluídos los de Salud Pública, pudieron trasladarse en autos para involucrarse en ésta o aquella corrupción, este poliomielítico, hambriento y con una caída de cuatro puntos en su nivel de hemoglobina, pedaleó en defensa de la Patria, durante años en que muchísimos apostaron por la derrota de Fidel Castro. Consuelo guerrero: por lo menos, mejillas sonrosadas cuando en 1997 llegó el momento de mirar a los ojos del terrorismo. Por lo menos, hemoglobina en 15,6 para dejar “en cueros” ante la opinión pública a un descarado injerencista estadounidense: Charles Shapiro. Tal señor fue Jefe del Buró Cuba en la cancillería de los Estados Unidos de América; vino a nuestro país para impartir instrucciones destinadas a sabotear la Cumbre Iberoamericana que tuvo lugar en La Habana, en 1999. El “periodista independiente” Manuel David Orrio, “Miguel” para la Seguridad del Estado cubano, publicó un artículo donde denunció la injerencia, citado por Fidel Castro como fuente veraz durante una comparecencia televisada, efectuada el 1ro. de noviembre de ese año (http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1999/esp/f011199e.html ). Curioso: Shapiro era el Embajador estadounidense en Venezuela cuando se produjo la intentona golpista que trató de derrocar en el 2002 al Presidente Hugo Chávez Frías. Un señor capaz de declarar a AP, en abril del 2003, que “No es necesariamente un crimen matar a un presidente…” (http://www.diagonalperiodico.net/CHARLES-SHAPIRO-Embajador-de-la.html ).
Casi todo septiembre y octubre del 2011 lo pasé bajo sueño de 12-16 horas diarias, más empleo de analgésicos, vitaminas y ejercicios yoga, al tiempo que el reconocido neurólogo iniciaba el proceso para adquirir Nivalín, a tenor de la “misteriosa” Resolución 232 del MINSAP, como “acción estratégica” para efectivamente combatir el síndrome, conocidos por él sus usos y habida cuenta de mi experiencia con el fármaco. Maya, con todo lo eminente neurólogo que efectivamente es, ha de presentar la proposición del medicamento ante el Comité Médico-Farmacéutico del Hospital Clínico Quirúrgico Comandante Manuel “Piti” Fajardo, donde labora y me atiendo regularmente. Tras discusión y análisis por médicos más que fogueados, aval a rajatabla y trámites para su aprobación por la Dirección Provincial de Salud de La Habana. Pues bien, SOLICITUD DENEGADA en documento más que sospechoso y tras burocrática dilación de meses. Tome nota: crisis del síndrome a principios de septiembre del 2011; aprobación hospitalaria del fármaco necesitado alrededor de ese mes; denegación “misteriosa” en enero del 2012; conocimiento por el paciente en ¡marzo! del corriente. Últimas noticias, pendientes de confirmar, refieren que el citado comité protestará la negativa. Menos mal: mi vida, no en peligro. De morir, sin muchos trámites, cualquier forense hubiera concluído: “asesinato. Sospechosos: burócratas de batas blancas”.
Roberto T. Morales Ojeda.
Ministro de Salud Pública de Cuba
La Habana, marzo 16 del 2012 “Año 54 de la Revolución”
A: Dr. Roberto Morales Ojeda Ministro de Salud Pública de la República de Cuba
DE: Manuel David Orrio del Rosario Periodista del Centro de Información para la Prensa de Cuba Ex – Agente Miguel de los Órganos de la Seguridad del Estado Medalla al Valor “Eliseo Reyes” de Primera Clase (otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba, Acuerdo 3570)
ASUNTO: Negativa de la Dirección Provincial de Salud de La Habana a autorizar la importación extraordinaria del medicamento conocido como Nivalín o Galantamina, solicitado para Manuel David Orrio del Rosario por el Comité Médico – Farmacéutico del Hospital Clínico Quirúrgico Comandante Manuel “Piti” Fajardo, a proposición del neurólogo de esa institución, Dr. Carlos Maya Entenza. Se fundamenta el pedido sobre la Resolución 232 del Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP). Objetivo: importar el fármaco para combatir en el paciente un Síndrome Post-Poliomielitis (SPP). Productor y país de origen: Sopharma, Bulgaria.
Ministro Morales Ojeda:
Se dirige a Ud. un periodista revolucionario cubano. Por tanto, no vacilo en difundir esta CARTA ABIERTA en prestigiosos diarios digitales de la izquierda anticapitalista, así como en redes sociales donde una coalición de patriotas defendemos a Cuba de algo cuyo nombre es ciberguerra, Ni extorsiono, ni amenazo. Me limito a ser consecuente con las reiteradas exhortaciones hechas a la prensa criolla por el Gral. de Ejército Raúl Castro Ruz, en el sentido de, como dice el cubano de a pie, “combatir lo mal hecho”. Sobre todo porque, más que mi caso, me inspira ese “bien común” cuyo nombre es compatriotas dolientes. Como ha podido leer en el ASUNTO, se trata de la negativa a realizar una importación extraordinaria de Bromhidrato de Galantamina, comercialmente conocido como Nivalín o Galantamina.
Este fármaco, actualmente producido por la firma búlgara Sopharma, fue creado en sus inicios para combatir los llamados efectos tardíos de la poliomielitis (Síndrome Post-Polio, según la literatura internacional), el cual he padecido y estoy padeciendo en forma recurrente desde 1988, tras sobrevivir en 1954 a la enfermedad y haber logrado apreciables niveles de rehabilitación física y de integración social. Según se me ha informado, esta importación es viable al amparo de una “misteriosa” Resolución 232 del MINSAP. “Misteriosa”, porque la que aparece como corresponde a Derecho en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, no guarda relación alguna con el tema que se aborda (www.gacetaoficial.cu/pdf/GO_O_045_2005.rar ). Sin embargo, decenas de médicos o funcionarios de la Salud Pública hablan y actúan a tenor de la “misteriosa” providencia, lo cual hace pensar que el MINSAP tiene algo parecido a una “contabilidad doble”, como si pretendiera “burlar a un fisco” cuyo nombre es PUEBLO CUBANO. Que conozca, los secretos de Cuba están protegidos legalmente por el Decreto-Ley 191 y sus reglamentos ramales. No puedo entender cómo decenas de personas relacionadas con la atención de salud hablan y deciden a tenor de un instrumento jurídico enajenado al acceso del periodista o del cubano de a pie ¿Combate así el MINSAP el exceso de “secretismo” al que Raúl Castro ha ordenado pulverizar?
A la altura de estas líneas he realizado numerosas gestiones ante funcionarios diversos de la Salud Pública para obtener el texto de la “misteriosa” resolución. Todos la conocen; ninguno dice tenerla. Quede claro: si no me he personado en tales instancias para dar un auténtico “escándalo ciudadano”, o actuar como comunicador acreditado, es porque una fractura de la tibia derecha me obliga a escayola y reposo hogareño. Por otro lado, no quiero pensar que sea sutil represalia burocrática la negativa a importar el fármaco, por cuanto fui de los primeros periodistas cubanos en denunciar ante la opinión pública lo que el corresponsal de BBC en Cuba, Fernando Ravsberg, denominó “el crimen de Mazorra”. Sin dudas, uno de los mayores bochornos de la atención médica criolla. Quiero, me estoy obligando a pensar, que tales o cuales burócratas de la Salud Pública no respetaron la decisión colectiva del Comité Médico-Farmacéutico del prestigioso Hospital Clínico-Quirúrgico Comandante Manuel “Piti” Fajardo, en donde soy paciente debidamente registrado para la atención de mi salud desde hace años. A mis manos llegó el 2 de marzo del corriente, desde el hospital donde me atiendo, un documento supuestamente enviado por la Dirección Provincial de Salud de La Habana. Fechado al 13 de enero, sin firma, ni cuño o sello que le respalde, por el cual DEBO INTERPRETAR que se me niega el derecho a que el MINSAP realice las gestiones correspondientes para adquirir y hacerme llegar el Nivalín en la dosis avalada por los integrantes del citado comité. Advierto: escribo bajo el imperio de la duda metódica, porque semejante providencia merece la mayor desconfianza. Según el texto de marras, la Consultora Jacqueline Mederos apuntó sobre este periodista: “paciente de 57 años de edad (ahora 58) con APP de padecer poliomielitis aguda en los años 50 y que dejó como secuela debilidad y atrofia muscular en el miembro inferior derecho. Cuya progresión fue mayor con el transcurso de los años y una marcada disminución de la fuerza muscular, fasciculaciones generalizadas y fatiga…por lo que se le diagnostica un síndrome post-polio y comienza a recibir tratamiento con bromhidrato de galantamina 5 mg, mejorando la crisis con este tratamiento. Ahora presenta una exacerbación de la crisis y se solicita por 232 este fármaco”. Bromhidrato de Galantamina es el nombre científico del Nivalín o Galantamina, ambos títulos comerciales del medicamento. Observación primera: se reconoce que con el uso del Nivalín mi patología mejoró, para al final apuntar que “el tratamiento con anticolinesterásicos (Nivalín lo es) ha tenido éxito en sólo la mitad de los casos, esta baja tasa de éxito ha sido atribuida a la variedad de defectos en unión neuromuscular presentes en el síndrome postpolio”. O sea, se pasa por encima de la evidencia reconocida en MI PERSONA, y se me niega el derecho a pertenecer a esa mitad en la cual se han reportado logros, cuando en Medicina es axioma que no existen enfermedades, sino pacientes. Observación segunda: ni un aval de CIENCIA CONSTITUÍDA. Ejemplo mayor es la mención como supuesta alternativa de la amantadina, sobre la cual se expresa que “…puede actuar por medio de la liberación de dopamina de las terminales dopaminergéticos y otros lugares centrales. Se ha estudiado en EC (supongo quiere decir estudio clínico) de 23 pacientes”.
Mederos parece ignorar, entre otras investigaciones consultables en Internet, el Informe de Situación Sobre el Síndrome Post-Polio del prestigioso Instituto de Salud Carlos III, de España, el cual concluyó en el 2007 que “En diversos estudios clínicos, alguno de ellos controlados, se ha estudiado el efecto de fármacos como la amantadina, piridostigmina, esteroides, hormona de crecimiento, Igf-1 y amitriptilina sobre la debilidad y fatiga en el SPP (Síndrome Post-Polio) pero ninguno de ellos ha demostrado beneficios clínicos sustanciales”. (http://infodisclm.com/documentos/salud/PostPolioDefinitivo.pdf )
Nivalín vs. dinero…y burócratas
La prescripción fue recomendada desde Cuba por el neurólogo Dr. Carlos Maya Entenza — mi neurólogo –, el mismo al que ahora se le habría rechazado el Nivalín para mí, cuando el fármaco tiene desde hace más de 20 años un primer destino: combatir las secuelas de la poliomielitis. A Cuba, se conoce, la amenaza el Alzheimer; parte de su población padece secuelas discapacitantes de las neuropatías que azotaron al país durante los años más duros y hambrientos del llamado período especial ¿Algo se opone a probar fortuna con un medicamento que estuvo plenamente reconocido por la medicina cubana desde más de dos décadas atrás? Se sabe: no hubo razón terapéutica alguna para renunciar al también llamado Galantamina.
Manuel David Orrio vs. la poliomielitis
Enfermé de poliomielitis a los 8 meses de edad, en 1954, para ser uno de los 56 casos reportados en ese año por las estadísticas oficiales. Viví de milagro; pero quedé de por vida con secuelas, principalmente en el miembro inferior derecho. Siguió un arduo proceso de rehabilitación, incluídas seis intervenciones quirúrgicas, de éstas cuatro de complejidad, la primera de las cuales se realizó cuando contaba sólo 22 meses de existencia. Aprendí a caminar mediante órtesis; la usé hasta los 20 años y la retomé a los 50, más proverbial bastón que me acompañó y me escolta desde la bohemia veinteañera. Ortopédicos como el legendario “Chiquitico Arias” — Rafael Arias Márquez –; la obra invaluable de la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios, y la entrega y sacrificio de progenitores y familiares, hicieron de Manuel David Orrio, desde temprana edad, no sólo persona “normal”, sino incluso social e individualmente exitosa.
Por toda La Habana…y algo más allá.
Mientras tales o cuales burócratas, incluídos los de Salud Pública, pudieron trasladarse en autos para involucrarse en ésta o aquella corrupción, este poliomielítico, hambriento y con una caída de cuatro puntos en su nivel de hemoglobina, pedaleó en defensa de la Patria, durante años en que muchísimos apostaron por la derrota de Fidel Castro. Consuelo guerrero: por lo menos, mejillas sonrosadas cuando en 1997 llegó el momento de mirar a los ojos del terrorismo. Por lo menos, hemoglobina en 15,6 para dejar “en cueros” ante la opinión pública a un descarado injerencista estadounidense: Charles Shapiro. Tal señor fue Jefe del Buró Cuba en la cancillería de los Estados Unidos de América; vino a nuestro país para impartir instrucciones destinadas a sabotear la Cumbre Iberoamericana que tuvo lugar en La Habana, en 1999. El “periodista independiente” Manuel David Orrio, “Miguel” para la Seguridad del Estado cubano, publicó un artículo donde denunció la injerencia, citado por Fidel Castro como fuente veraz durante una comparecencia televisada, efectuada el 1ro. de noviembre de ese año (http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1999/esp/f011199e.html ). Curioso: Shapiro era el Embajador estadounidense en Venezuela cuando se produjo la intentona golpista que trató de derrocar en el 2002 al Presidente Hugo Chávez Frías. Un señor capaz de declarar a AP, en abril del 2003, que “No es necesariamente un crimen matar a un presidente…” (http://www.diagonalperiodico.net/CHARLES-SHAPIRO-Embajador-de-la.html ).
Casi todo septiembre y octubre del 2011 lo pasé bajo sueño de 12-16 horas diarias, más empleo de analgésicos, vitaminas y ejercicios yoga, al tiempo que el reconocido neurólogo iniciaba el proceso para adquirir Nivalín, a tenor de la “misteriosa” Resolución 232 del MINSAP, como “acción estratégica” para efectivamente combatir el síndrome, conocidos por él sus usos y habida cuenta de mi experiencia con el fármaco. Maya, con todo lo eminente neurólogo que efectivamente es, ha de presentar la proposición del medicamento ante el Comité Médico-Farmacéutico del Hospital Clínico Quirúrgico Comandante Manuel “Piti” Fajardo, donde labora y me atiendo regularmente. Tras discusión y análisis por médicos más que fogueados, aval a rajatabla y trámites para su aprobación por la Dirección Provincial de Salud de La Habana. Pues bien, SOLICITUD DENEGADA en documento más que sospechoso y tras burocrática dilación de meses. Tome nota: crisis del síndrome a principios de septiembre del 2011; aprobación hospitalaria del fármaco necesitado alrededor de ese mes; denegación “misteriosa” en enero del 2012; conocimiento por el paciente en ¡marzo! del corriente. Últimas noticias, pendientes de confirmar, refieren que el citado comité protestará la negativa. Menos mal: mi vida, no en peligro. De morir, sin muchos trámites, cualquier forense hubiera concluído: “asesinato. Sospechosos: burócratas de batas blancas”.
Maferefum Yemayá, maferefum Yemayá: chateaba una noche de inicios de diciembre del 2011 con la reconocida bloguera revolucionaria criolla Roca C. Báez (La Polilla). Intrigada por mi “ciberdesaparición”, la informé de mis dolencias y trámites facultativos. Como rayo, La Polilla contactó en Bulgaria con residentes en ese país, partidarios de la Revolución cubana, quienes no menos velozmente hicieron llegar a mis manos la dosis prescrita de Nivalín. Guardo, a corazón estremecido, un correo electrónico que apunta: “¡Para Orrio, lo que sea!” Me reservo nombres: soy “perro escaldado” en bajezas contrarrevolucionarias…y también en las de burócratas y corruptos, descritos por Raúl Castro como la contrarrevolución más perversa. Nivalín en Cuba, para este periodista, quien va concluyendo la llamada “dosis preventiva anual” con inmediata recuperación de sus dolencias. Mas, valdría preguntarse: ¿y por qué Orrio arma este alboroto, acaso no tiene a esos solidarios búlgaros dispuestos a “asaltar a mano armada” a la productora del Nivalín? Primero: según parece, “me toca por la libreta”; es decir, es mi inalienable derecho ciudadano. Segundo, y en este momento es para mí pasión fecunda: ¿cuántos compatriotas necesitan el retorno del medicamento a la farmacopea criolla? Mi neurólogo tiene un buen número de pacientes a quienes se lo recetaría sin vacilar… Por ello, termino estas líneas con unas palabras de “Aramís”, mi mejor jefe en la Seguridad del Estado. Estábamos a casi nada de la revelación de mi identidad secreta, en abril del 2003.Me dijo: “ni te hagas ilusiones de vivir en paz. Conociéndote como te conozco, las guerras golpearán a tu puerta…”
Manuel David Orrio del Rosario San José # 457 apto. 3 e/ Manrique y Campanario. Centro Habana, La Habana 10200. Tel: 537 8701890; Cel: 535 274 8993; E-mail: orrio@enet.cu ; N.I.P.:54010100905
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