Páginas

lunes, 26 de marzo de 2012

Añoranza de cubanos por culpa de un Gobierno cruel

EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Soy un cubano, nacido en el oriente de la isla, en Holguín. Actualmente vivo en Glendale, Arizona, que está lejos, muy lejos de la meca de los que han dejado el caimán que flota el el mar Caribe.

Vivo en este país, acompañado de mi esposa, pero sintiendo la nostalgia de no tener a mi lado a toda mi familia, ni a mi hijo, que por un capricho del destino, (para no decir otra cosa y ofender sensibilidades), no escapo de la isla cárcel junto a mi. Es duro, es difícil vivir lejos de la familia, de los amigos de la infancia y adolescencia.

Este país me ha dado la libertad de expresión y asociación que nunca tuve en mi tierra natal; me ha permitido ganarme el pan de cada día con el esfuerzo de mi trabajo sin cuestionar mi preferencia política o ideológica.

Vivo en este país como miles de compatriotas que también han establecido su hogar en Israel, España, El Congo o Egipto. Vivo como muchos, con la añoranza de las cosas de mi Cuba, porque aquí nada, nada es igual. Aquí se extraña hasta el olor de las hierbas del campo.

No es necesario abundar mucho en las consecuencias de este largo exilio, de que un 20% de la población de la isla haya huido de ese gulap tropical y contribuido a la separación familiar.

Se que esto no es patrimonio de los cubanos, que lo mismo le ha sucedido a los españoles, judíos y argentinos; es decir ese sentimiento inexplicable, único, indescriptible de encontrar a personas que tengan tu misma idiosincrasia.

Nada es comparable a escuchar un acento habanero o santiaguero, o ver a una pareja bailando son o casino como decimos nosotros. Cuando te encuentras con esa persona ya dejas de ser de la Habana o de Camaguey, ya no eres palestino o guajiro, eres para esa persona simplemente cubano y comienzan a compartir ideas, sentimientos, anhelos que otros no pueden comprender.

Cuando te encuentras con otro cubano sientes que no estas solo y vuelves a revivir la música de Benny Moré, hablas del Duke Hernández, de Capablanca, del Caballero de París, de Chirino, de Martí, de Maceo, de tu bandera. Es un momento refrescante, sagrado que solo comparten los que han venido de la Mayor de las Antillas, que nos hace recordar la tacita de café que bebíamos al amanecer, o la partida de domino, o el puerco asado en púa, o el juego de pelota en el solar de la esquina.

Es un momento sacro que esperamos se repita en un futuro no lejano.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escriba aqui su comentario y respete las normas y la ortografía. Gracias