by Regina Coyula
foto: OLPL
Un fotógrafo aficionado amigo mío, se llevó el otro día el disgusto de su vida. Sentado en las inmediaciones del puente de La Lisa, tomaba fotos con el fondo fijo y objetos movibles delante. Vio venir un hombre vestido de civil hacia él que mientras se acercaba le preguntaba:
--¿De dónde tú eres?
Mi amigo, previsor, guardó la cámara y se puso de pie. --Cubano. Como tú.-- La pregunta que siguió fue la que lo desconcertó:
--Sí, pero ¿para quién trabajas?
Mi amigo le iba a contestar, pero se dio cuenta de que estaba siendo interrogado por un civil, así que le ripostó
--No
man, ¿para quién trabajas tú que estás haciendo tantas preguntas?
--¡no me digas
man!
Descompuestísimo, el tipo le enseñó el fugaz fragmento de un carné donde mi amigo avistó las letras DSE. Aquí todo el mundo sabe qué son esas siglas. En represalia por la osadía de mi amigo de cuestionar su autoridad, intimidatorio, le tomó todos los datos del carné de identidad.
Cuando me hizo el cuento, más molesto que preocupado (también; mi amigo trabaja en una dependencia del estado), quería saber si aquel tipo tenía derecho a pedirle su identificación a pesar de ser notorio que no fotografiaba nada prohibido.
--En primer lugar, como te gusta la fotografía, puedes tirar fotos en cualquier lugar donde no esté expresamente prohibido. Expresamente se entiende por un cartel visible. Y en segundo lugar, por desgracia, en Cuba la autoridad está facultada para pedir identificación sin un motivo específico. Pero --y aquí es donde entra la mezcla de ignorancia y prepotencia que tienen muchos de esos individuos—si no va de uniforme, está en la obligación de identificarse correctamente, extendiendo incluso su carné al interesado si este lo requiriera para establecer su identidad como agente del Ministerio del Interior.
Le explicaba aquello a pesar de que no conozco un solo caso de alguien que sea interceptado por la policía política y se cumpla esta formalidad. Muchos policías, lo mismo de uniforme que de civil maltratan a la ciudadanía ignorante de sus derechos. Recién he visto en el Observatorio Crítico la foto de un joven golpeado por tres policías, sólo por reclamar un trato respetuoso. Y ahí lo grave. Cuando exiges, se aplica la violencia, verbal --o física como en este último penoso caso-- como respuesta.
A mí la parte del cuento que más me gustó fue para-quien-trabajas. La pegunta permite especular por dónde andan las "orientaciones" de los agentes de la autoridad en estos tiempos de tecnología.
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