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lunes, 28 de noviembre de 2011

El fotógrafo cubano Ernesto Fernández Nogueras recibió en La Habana el Premio Nacional de Artes Plásticas 2011

Célebre fotógrafo cubano recibe galardón en La Habana

A Ernesto Fernández Nogueras le fue entregado el Premio Nacional de Artes Plásticas 2011, por la calidad de su obra, que conjuga la experiencia estética y los valores testimoniales


Redacción CE, Madrid | 28/11/2011

El fotógrafo cubano Ernesto Fernández Nogueras recibió en La Habana el Premio Nacional de Artes Plásticas 2011, en honor a la calidad de su obra, que conjuga la experiencia estética y los valores testimoniales.

Fernández Nogueras se convirtió así en el segundo maestro del lente en ser distinguido con el lauro, otorgado por el Ministerio de Cultura y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas.

Corresponsal de guerra en la batalla de Bahía de Cochinos (1961), Venezuela (1959), Angola (1981-1983) y Nicaragua (1983), en su discurso Fernández Nogueras reconoció a diversas figuras de la prensa que lo ayudaron en su carrera, tanto antes de enero de 1959 como después, cuando trabajó en publicaciones como las revistas Cuba Internacional y Revolución.

En este sentido, mostró su gratitud hacia la directora de la revista Carteles, Josefina Mosquera. También señaló que cuando Bohemia compró Carteles, Carlos Fernández —director artístico—, fue quien le puso una cámara en la mano, lo envió al laboratorio y lo "sentenció" a aprender este oficio de la imagen y a llevarlo de por vida.

Después de la llegada de Fidel Castro al poder, Fernández Nogueras tuvo paralabras de reconocimiento hacia los que fueron sus compañeros en el periódico Revolución, en particular Carlos Franqui, Pablo Armando Fernández, Guillermo Cabrera Infante, Lisandro Otero, Santiago Cardosa Arias y en especial, todos los gráficos de Lunes de Revolución: Mario García Joya, Jesse Fernández, Alberto Korda y Raúl Corrales. De la revista Cuba Internacional, tuvo frases de recordación para Eliseo Alberto Diego, Norberto Fuentes y Ciro Bianchi.

Destacado creador, cuyas fotografías han sido exhibidas Salas de Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Italia, Francia, Reino Unido y México, entre otros países, Fernández Noguera ha recibido numerosos galardones, entre los que resaltan los premios Interpress Photo (URSS, 1985), Premio Fotografía Iberoamericana, de la Universidad de Harvard (Boston, 2000) y Premio OLORUM Iberoamericano (La Habana, 2005).

En opinión de la crítica, creó un "repertorio visual que echa abajo las fronteras entre el fotorreportaje y el ensayo fotográfico".

Entre las personalidades galardonadas en anteriores ediciones se encuentran los pintores Roberto Fabelo y Manuel Mendive, el escultor José Villa Soberón y el fotógrafo Raúl Corrales.

Palabras de Ernesto Fernández Nogueras al serle entregado el premio

A mis nietas Camila y Maria Carla.

A Félix Arencibia, el maestro más conocido de los desconocidos.

A Marucha[1], que dio a conocer a los fotógrafos cubanos, pues las fotografías se conocían, pero no sus autores.

Cuando recibí la noticia del premio no sabía que decir y, por supuesto, no dije nada.

Ahora, dos semanas después, me doy cuenta de lo que recibí y porqué.

Nunca trabajé para premios ni galardones, pues lo único interesante para mí fue mi trabajo y siempre pensé que me quedaba algo por hacer, y mientras me faltara algo, no debía aspirar a nada. Además, ya hace unos 20 años trabajo como artista independiente y nadie, aquí en Cuba, se había fijado en mi: Sin embargo, he ganado buenos premios y he hecho grandes exposiciones fuera de Cuba, gracias a mi hijo Ernesto Javier, aquí presente. Nunca me ocupe de esas cosas. Repito, lo mío es la fotografía. Así que cómo iba a esperar un premio como éste.

Ahora descubro esta nueva realidad y tomo conciencia de que se trata de un premio donde han participado, como jurado, un selecto grupo de lo mejor de la plástica cubana, que valoró mi trabajo y que casi fue unánime. Por lo tanto puedo decir ahora: me gusta ser Premio Nacional de Artes Plásticas y me siento muy feliz.

Quisiera recordar algunas personas para hacer completa mi felicidad. Es un deber de gratitud. A la directora de la revista Carteles, Josefina Mosquera, quien me llevó allí con doce años y me sentenció a aprender un oficio, además de ocuparse de mis estudios.

Tres años después, cuando Bohemia compró Carteles, Carlos Fernández —director artístico—, fue quien me puso una cámara en la mano, me envió al laboratorio y me sentenció a aprender este oficio de la imagen y a llevarlo de por vida. A todos los periodista y a todos los fotógrafos, esos grandes maestro que me enseñaron todos sus trucos, en particular José Agraz y Generoso Funcasta.

Después del triunfo de la Revolución, a todos los compañeros del periódico Revolución, en particular Carlos Franqui, Pablo Armando Fernández, Guillermo Cabrera Infante, Lisandro Otero, Santiago Cardosa Arias y en especial, todos los gráficos de Lunes de Revolución: Mayito[2], Jesse Fernández, Alberto Korda y Raúl Corrales.

Después, un abrazo especial a la Casa de las Américas, donde en mis malos momentos encontré un hogar y además conocí lo mejor de nuestra América, incluyendo varios premios Nóbel. Por eso tengo que decir, gracias, Haydee, gracias Marcia, gracias Chiqui, gracias Mariano, gracias Roberto, gracias Lesbia, gracias Ada, Gacias Beba, y tantos otros de aquel momento.

Todas estas personas fueron las que me enseñaron a ver y, vamos a decir, me criaron. Y estos fueron los grupos de intelectuales que Dios me puso en el camino, prácticamente lo mejor.

A la Revolución le debo el haberme puesto en la mano, a golpe de cámara, toda su lucha. A conocer personalmente a Fidel, al Che, a Camilo, a Raúl

De la revista Cuba diré que tuve muy buenos compañeros, tanto periodistas como fotógrafos, a todos los cuales les deseo lo mejor, pero creo que yo les aporte mucho del caudal que venia conmigo. Ahí llegue a ser jefe de Información, y esto me obliga a nombrar a tres personas que me ayudaron mucho y compartimos buenos y malos momentos: Eliseo Alberto Diego, Norberto Fuentes —quien hizo conmigo tres campañas militares y veníamos trabajando juntos desde la revista Mella. Y al maestro Ciro Bianchi, que fue con el que termine mis últimos días en esa revista y con el que hice más reportajes.

Lo que viene después del 59, no lo voy a contar pues no quiero cansarlos y además se están exhibiendo muchas de esas fotos con entrevistas de toda esa época.

Por último, este premio me confirmó por qué creo en Dios (me tenía esto guardado.) ¿Y saben por qué lo digo? Porque cada vez que pienso en las barbaridades que he hecho para tomar fotografías, como subirme en una torre de 300 metros, tres veces el Habana libre, escalarlo por fuera y sin mallas. Ser atrapado por un puma allá por el río San Juan y sentir que mis huesos chirriaban mientras me apretaba y rugía.... Bueno, ¿cómo salí ileso? Que lo cuenten los que estaban allí. Yo, no lo sé. Lo demás que me ha pasado en estos 52 años, de cuantos líos me metí y salí sin problemas, no se los voy a contar pues no quiero convertirlos. Así que en otro momento.

Quise dejar para el final a Nicolás Guillén, fue la única persona que ya siendo yo un adulto mayor me enseñó las últimas cosas y que tuve el placer y el privilegio de compartir horas y horas sus "Páginas vueltas"[3], ya que yo como jefe de información, tenía la responsabilidad de que se entregaran a tiempo aquellos textos. Y puedo decir que nunca me falló. La entrega estaba pactada para los días 23 de cada mes. Nicolás me llamaba el 15 y ahí me decía: "Yo escribo rápido, pero reviso lento. ¿Ya lo viste? Ahora te lo entrego el 23 y lo leemos." Sé que se habría alegrado mucho con este premio.

Este premio, en mi caso particular, significa mucho más. Es un reconocimiento a la fotografía cubana. Es un reconocimiento a un arte visual, que aun en los tiempos en que no pensábamos en termino de arte y su importancia, tuvo la suerte de universalizar la moda de la Revolución Cubana a través de sus imágenes.

Y ahora, lo más importante, mi familia, quien en honor a la verdad va a recibir este premio de parte mía, pues todo este trabajo fue colectivo. Memo Bacallao, mi suegra, Ernesto Javier y Javier Ignacio. Sonia, quedándose sola cada vez que yo desaparecía.. A Ernesto Javier que ha hecho de mi un fotógrafo conocido y ha elaborado mis exposiciones, ahora unido a Sandra Contreras. Ignacio y Marilis que se han encargado de que me conozcan por todas las redes de la Internet.

Sinceramente Sonia, este premio te lo entregaré a ti, pues te pertenece por entero.

Gracias al Ministerio de Cultura, gracias al Consejo de las Artes Plásticas, gracias a la UNEAC, gracias a la Fototeca de Cuba, gracias a Luisa Campuzano, de Revolución y Cultura, que se empeño y empeño hasta que llegamos aquí.

Gracias.

[1] María Eugenia Haya.
[2] Mario García Joya.
[3] Una serialización de las memorias de Guillén publicadas por la revista Cuba a fines de los años 70.

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