20 octubre, 2011 @ 6:41 pm › ajudicuba
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A continuación reproducimos este post del periodista Fernando Ravsberg
en su blog por tratar un tema de actualidad e interés
El lunes en una fiesta me encontré con dos amigos que están eufóricos.
Uno de ellos, promotor cultural, podrá por fin poner el Lada(1) a su
nombre y el otro, un profesor universitario, traspasará el carro a su
hija, "sin necesidad de tener que morirme"(2).
Hay que decir que la ley de compraventa de vehículos es un nuevo paso
del actual gobierno para destrabar la sociedad de tanta prohibición
tonta como la de los celulares, el hospedaje en los hoteles, la compra
de computadoras, etc., etc., etc.
Gracias a esto la sociedad se normaliza un poco más, decenas de miles
de ventas clandestinas podrán legalizarse y los verdaderos
propietarios de automóviles tendrán el "carrito" a su nombre y no a
nombre del primer comprador.
Porque lo cierto es que la venta de vehículos nunca cesó a pesar de la
prohibición expresa del gobierno. Los automóviles pasaban de unas
manos a otras sin registrar oficialmente la propiedad y un apretón de
manos sellaba el trato.
Así, en los primeros días parecerá que se desata una fiebre de compra
aunque en realidad lo que estarán haciendo los notarios será poner la
casa en orden, es decir legalizar todas las ventas que se han hecho
durante 50 años en la clandestinidad.
La medida es sin lugar a dudas un paso en la dirección que reclaman
los cubanos desde hace muchísimos años. Sin embargo, sorprenden
algunos aspectos de la ley porque no da los mismos derechos a todos
los ciudadanos.
Los periodistas nacionales le preguntaron al viceministro de
transporte, Eduardo Rodriguez, por que unos cubanos podían comprar
autos nuevos y otros no. En síntesis su respuesta fue que así lo
establecen los lineamientos del Partido Comunista.
Más allá de quien "lo oriente", lo cierto es que excluyen a muchos
ciudadanos, algunos incluso con poder adquisitivo como los médicos de
las misiones, los campesinos y los cuentapropistas, sectores cuya
importancia crece cada día.
Es difícil comprender por qué se le permite comprar un automóvil nuevo
a un pintor o a un músico y se le prohíbe a un campesino que ha ganado
su dinero regando con sudor los campos para que todos los cubanos
coman y el país ahorre.
Vista la legislación a la luz de las prioridades de la nación se
produce un cortocircuito. Sin duda la cultura es importante pero los
funcionarios que redactaron la ley deberían saber que la gente
necesita alimentar algo más que el espíritu.
Los otros marginados son los trabajadores autónomos, cuyo número se
triplicó y un día serán la mayoría de la población laboral. No se cómo
le explicarán al hombre que se deshace las manos fabricando ladrillos
que los funcionarios van a tener más derechos que él.
Pero lo más sorprendente es que a los médicos que cumplen misiones en
el extranjero se les prohíba comprarse un automóvil nuevo. De hecho
son los únicos "ganadores de divisas" a los que se excluye
expresamente en el texto de la ley.
Parece aún más injusto cuando se piensa que el trabajo del personal de
salud en el exterior es la principal fuente de ingreso de divisas del
país, tanto que paga la factura petrolera nacional. Nadie debería que
tener más derechos que ellos.
Tal vez el Ministerio de Justicia podría exponer los argumentos
legales por los que se excluye a una parte de la ciudadanía, sobre
todo cuando hace muy poco el propio Raúl Castro recordó que "todos los
cubanos, sin excepción, somos iguales ante la ley".
Por el contrario esta legislación privilegia a unos cubanos en
detrimento de otros, a pesar de que la Constitución de la Republica
expresa que "todos los ciudadanos gozan de iguales derechos"(3) y por
ende ninguna ley debería violar este principio.
También es extraño que se exija demostrar ingresos en pesos
convertibles (CUC) cuando el Estado paga los salarios en pesos cubanos
(CUP), gran parte del comercio interno se realiza en esa moneda y
existen casas de cambio.
El Banco Central de Cuba estableció la convertibilidad de la moneda a
una tasa de 24×1, por lo tanto si el concesionario vende un automóvil
en CUC10.000, lo correcto sería que el ciudadano pueda cambiar
$240.000 y comprarlo.
La experiencia en Cuba demuestra que las prohibiciones absurdas solo
han servido para promover la ilegalidad, la especulación y el mercado
negro. Nunca la gente las ha obedecido, simplemente han buscado la
mejor forma de hacer la trampa.
Ninguna ley pudo impedir que los cubanos tuvieran celular, internet,
se hospedaran en hoteles y comerciaran sus vehículos y casas. Los
campesinos se saltan las resoluciones de la Agricultura y los
trabajadores autónomos existieron antes de ser legales.
Desde el 2008 el gobierno ha venido rectificando prohibiciones tontas
pero la presente ley marcha a contramano cuando sus soluciones crean
ciudadanos de primera y segunda clase, estableciendo un precedente
legal tan nefasto como innecesario.
Si en ese terreno podría implicar una violación de la Constitución, en
la práctica se prestará para nuevas ilegalidades y en lo político
resulta incomprensible excluir de derechos a tres sectores claves del
nuevo modelo socioeconómico, los trabajadores autónomos, los
campesinos y los médicos.
(1) Marca de automóvil ruso muy común en Cuba
(2) Hasta ahora la única forma de traspasar el automóvil a un hijo era
tras la muerte del padre dueño del vehículo.
(3) Constitución de la República de Cuba, Capítulo VI, Artículo 41
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