El verdadero origen de La historia me absolverá
Febrero 9, 2010 · 8 Comentarios
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Los acusados de participar en los sucesos del 26 de julio de 1953 fueron juzgados en la Causa No. 37 de ese año, que se inició el lunes 21 de septiembre. El Palacio de Justicia santiaguero fue la sede de un juicio nunca antes visto. Ante el asombro del tribunal y los demás presentes, los acusados se convirtieron en acusadores. Al final del proceso judicial, el 6 de octubre, 29 de los 102 acusados fueron sentenciados a condenas de entre siete meses y trece años de privación de libertad. Siete días después fueron trasladados al Presidio Modelo de Isla de Pinos.
Fidel Castro había sido mantenido alejado del tribunal desde el final de la primera sesión. Su juicio tuvo lugar el 16 de octubre en una pequeña sala del Hospital Civil. Junto al líder del grupo fueron juzgados Abelardo Crespo, acostado en una cama debido a las múltiples heridas recibidas, y Gerardo Poll Cabrera. Como ocurrió en el juicio anterior, los acusados se tornaron acusadores, denunciando los crímenes cometidos contra sus compañeros.
Es en ese momento cuando comienza a tomar forma uno de los mitos más impactantes del asalto al Cuartel Moncada. Había pocas personas presente cuando Fidel Castro se levantó para asumir su propia defensa. El juicio había durado cuatro horas, de las cuales Castro consumió la mitad denunciando el golpe de estado, los crímenes contra sus compañeros, su programa de gobierno si hubiera triunfado, y otras consideraciones de interés nacional. Al final, fue sentenciado a 15 años de privación de libertad.
Al llegar al presidio, el dirigente de la llamada “Juventud del Centenario” (nombre adoptado por su grupo por coincidir 1953 con el centenario del nacimiento de José Martí), elaboró un plan de trabajo centrado en la propaganda. En una carta a Melba Hernández del 17 de abril de 1954, le dice que “no se puede abandonar un minuto la propaganda porque es el alma de toda lucha. La nuestra debe tener su estilo propio y ajustarse a las circunstancias”. Luego le dice que su esposa Mirta le hablará de un folleto de importancia decisiva por su contenido ideológico y sus tremendas acusaciones y le pide que le presten el mayor interés. Se estaba refiriendo, sin dudas, a La historia me absolverá. Hoy se reconoce que fue escrito en presidio entre su llegada en octubre de 1953 y abril de 1954, con la ayuda de una biblioteca personal que, dos meses después de ingresar al presidio, contaba con unos 300 volúmenes. De ese folleto, que se convertiría en el medio propagandístico de mayor valor por su impacto en la población, le dice que deben distribuir cien mil en un plazo de cuatro meses en toda la isla. Aunque la distribución real sólo alcanzó la décima parte de esa cifra, el folleto resultó una victoria total.
El folleto no circuló hasta un año después del juicio, en octubre de 1954. En él se afirmaba que era el alegato jurídico del Dr. Fidel Castro Ruz frente al tribunal que lo había juzgado por los sucesos del 26 de julio de 1953. Pero no aclaraba dónde había sido escrito. El lector suponía entonces que se trataba de una transcripción de su auto-defensa. En sus líneas lucía la memoria prodigiosa del abogado y sus profundos conocimientos de leyes, historia, filosofía, teología, economía, sociología y otras ramas del saber. Unido a lo anterior, estaba el detallado inventario de las torturas y los asesinatos cometidos en ambos cuarteles y el programa de acción que los revolucionarios planeaban implementar en caso de triunfar. Esa historia se iba a convertir en un mito efectivo que arrastraría a miles de jóvenes y adolescentes —incluyendo a este autor— a seguir al Movimiento Revolucionario 26 de Julio, fundado poco tiempo después de recibir los moncadistas una amnistía en mayo de 1955.
El alegato jurídico en el tribunal existió, a una escala mucho menor que la del folleto, pero la versión publicada no provino, como se dijo tantas veces antes del triunfo de 1959, de la transcripción de las notas tomadas por la periodista Marta Rojas durante el juicio celebrado en la sala de enfermeras del hospital Saturnino Lora. El folleto lo escribió Fidel Castro en el Presidio Modelo de Isla de Pinos donde tenía una biblioteca a su disposición con las montañas de datos y cifras que no pudo haber mencionado de memoria en el juicio oral. El reo fue sacando del presidio fragmentos del escrito con sus familiares y amistades durante las visitas y éstos eran llevados a una imprenta de La Habana donde lo estaban produciendo. Nunca se mencionó que la periodista entregara sus notas a Fidel para que le sirvieran en la reconstrucción de su alegato jurídico. La propia periodista declaró que no había militado nunca en las filas revolucionarias, a pesar de vivir en Santiago y estar en contacto con personas que sí militaban en su ciudad, ni tampoco en La Habana donde luego trabajó en la revista Bohemia, gran simpatizante y colaboradora de la causa fidelista en la etapa insurreccional.
El éxito del folleto le ratificó a Fidel Castro la importancia de la propaganda para hacer avanzar su causa. Sobre el aparato de propaganda diría en otra carta desde el presidio que debía ser tan poderoso “que destruya implacablemente al que trate de crear tendencias, camarillas, cismas o alzarse contra el movimiento”. Y así se hizo.
José Álvarez
Wellington, FL.
8 Comentarios ↓
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raúlciro // Feb 9, 2010 at 12:53
Muy bueno, ya decía (o también lo soñé) yo que no lo había soñado…, pero,¿ y el jugo de limón?
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Manuel A. Tellechea // Feb 9, 2010 at 14:52
El verdadero autor de “La historia me absolverá” fue Jorge Mañach, quien también escribió la “Introducción” que fue suprimida en todas las ediciones publicadas después de 1959.
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Anónimo // Feb 9, 2010 at 18:53
Lo intersante de este panfleto es que en este momento es subversivo.Cuando le hacian o le hacen registros a los opositores al regimen y alguien posee este librito, lo primero que hacen es decomisarselo.
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mara // Feb 9, 2010 at 21:54
Un dato para el señor Alvarez: Marta Rojas era, cosa curiosísima, una admiradora furibunda de Fulgencio Batista. Otro dato: Mañach no escribió La Historia me absolverá. Ese no era su estilo. Pero sí hizo corrección de estilo, hizo edición y escrfibió el prólogo.
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oscar canosa // Feb 10, 2010 at 0:19
En Internet, siempre hay que tener cuidado al escribir un articulo sobre hechos relativamente recientes, pues hay miles de lectores que conocen a profundidad tales hechos(inclusive sus propios autores) y pueden refutar con autoridad y facilmente cualquier tergiversacion.
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Manuel A. Tellechea // Feb 10, 2010 at 13:56
¿Y las bombas del 26 de Julio?
Claro, nadie puso bombas; o si las pusieron, no estallaron; o si estallaron, no mataron a nadie; o si hubo muertos, eran todos culpables.
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Manuel A. Tellechea // Feb 10, 2010 at 14:21
mara:
El estilo de “La historia me absolverá” es un pastiche del “Presidio Político” de Martí y una Guía de Estadísticas, y la “Introducción” de Mañach es bastante lisonjera y pedante. Sí, creo que todo el panfleto es, considerablemente, la obra de Mañach.
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Camilo Lo'pez // Feb 11, 2010 at 0:49
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haci’a rato no me meti’a aqui porque todo termina parecie’ndose “al Granma”
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> … “las notas tomadas por la periodista Marta Rojas durante el juicio celebrado en la sala de enfermeras del hospital Saturnino Lora”
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IMHO lo ma’s interesante de este arti’culo/opinion seri’a: ?’existen au’n estas notas?
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