La supuesta crueldad del presidio político de Fidel Castro
Febrero 11, 2010 · 6 Comentarios
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Fidel Castro comenzó a construir una historia falsa sobre su cautiverio aún antes de ingresar en el Presidio Modelo. Casi al comienzo de su alegato jurídico, al referirse a sus compañeros ya condenados, el joven abogado dijo: “A Isla de Pinos se les envió, en cuyas circulares mora todavía el espíritu de Castells y no se ha apagado aún el grito de tantos y tantos asesinados…” Su famosa auto-defensa la cerró con la siguiente predicción: “En cuanto a mí, se que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento… Condenadme, no importa, ¡la historia me absolverá!”
Ha descrito el escenario que le espera antes de vivir esa supuesta realidad. Pero, ¿moraba aún en ese presidio el espíritu del comandante Pedro Castells, su jefe durante la dictadura de Gerardo Machado? ¿Estuvo su estadía “preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento”? Dejemos que sea el propio Fidel Castro quien nos describa su vida en el penal.
Su entrada en el Presidio Modelo se produjo el 17 de octubre de 1953. Un historiador residente en la isla, describe que “Fidel penetró en el pabellón [número] uno del hospital-prisión donde estaban sus compañeros encarcelados.” Es decir, los moncadistas no estaban alojados en las temibles “circulares” sino en una dependencia del hospital. La diferencia entre lo virtual y lo real es tan abrumadora que el cronista oficial se ve forzado a suprimir los siguientes párrafos de una carta de Fidel Castro que, sin embargo, cita para otros propósitos. La carta de Castro se refiere al lugar que habita y fue escrita el 22 de diciembre de 1953:
Habitamos una galería de unos 40 m de largo por 8 de ancho, situada en un ala de la enfermería, un edificio grande de planta baja…; el piso, de granito de mármol. Cuarto de baño en un extremo, y al otro una pequeña repisa de mármol que hace de cocinita para café, etc. De un extremo a otro, dos hileras de camas alineadas en perfecta formación; son 27 en total y ahora, con los mosquiteros, semejan tiendas de campaña donde nos protegemos del ejército de moscas y mosquitos que hasta recientemente nos tenían sometidos a la impotencia. Patio interior de unos 20 m por 12; alrededor de todo el patio un portal amplio sostenido por columnas, con piso de granito también. Junto a la puerta de salida al patio, en el portal, dos mesas largas para almorzar y comer, las que utilizamos también para dar clases. El paisaje exterior no se ve por ninguna parte; todas las ventanas están a más de 9 pies de altura. Tenemos derecho al patio de 10 a 10 y 30 a.m. y de 1 a 4 p.m.
En cuanto al horario que llevan en prisión, escribe: “Sintetizando: a las 5 y 30, desayuno; a las 8, clases hasta las 10 y 30 am.; 10 y 45, almuerzo; 2 pm., clases de nuevo hasta las 3; recreo hasta las 4; 4 y 45, comida; 7 a 8 y 15, clases de economía política y lectura en común; 9 y 30 pm., silencio.”
Las actividades educacionales y culturales eran intensas. Castro enseñaba varias asignaturas por la mañana, Economía Política por la noche y oratoria dos veces a la semana. En los aniversarios de fiestas patrióticas hacían veladas y daban conferencias. Todos los días 26 eran festivos; y los 27 eran de duelo, con reflexiones sobre el tema, sin actividades recreativas. Los días académicos abarcaban desde el lunes hasta la mitad del sábado. La escuela la nombraron “Academia Ideológica Abel Santamaría”. La biblioteca contaba con 300 volúmenes, y llenaba dos libreros de madera que, junto al pizarrón, fueron ordenados al taller de carpintería por el teniente Perico.
Veamos lo que dice sobre las condiciones de vida: “Yo tengo sol varias horas todas las tardes y los martes, jueves y domingos también por la mañana. Un patio grande y solitario, cerrado por complete con una galería. Paso allí horas muy agradables. Me volveré mudo.” En otra oportunidad cuenta: “… arreglé mi celda el viernes. Baldié el piso de granito con agua y jabón primero, polvo de mármol después, luego con Lavasol y por último agua con creolina. Arreglé mis cosas y reina aquí el más absoluto orden. Las habitaciones del Hotel Nacional no están tan limpias.” En otra carta, dice: “Me estoy dando ya dos baños al dia ‘obligado’ por el calor.”
Castro parece no tener problemas en comunicarse con el exterior: “[Mi esposa] Mirta te dirá el medio de comunicarte conmigo todos los días si quieres. Guarda sobre él absoluta reserva”.
Una carta del mes de junio de 1954, después de asegurar que continúa aislado de sus compañeros, revela:
Trajeron a Raúl para acá. Comunicaron mi celda (que tú viste en “Bohemia”) con otro departamento cuatro veces mayor y un patio grande, abierto desde las 7 a.m. hasta las 9 y 30 p.m. La limpieza corresponde al personal de la prisión, dormimos con la luz apagada, no tenemos recuentos ni formaciones en todo el día, nos levantamos a cualquier hora; mejoras éstas que yo no pedí, desde luego. Agua abundante, luz eléctrica, comida, ropa limpia y todo gratis. No se paga alquiler. ¿Crees que por allá se está mejor? Visitas dos veces al mes. Reina ahora la más completa paz. No sé, sin embargo, cuánto tiempo más estaremos en este “paraíso”.
La alimentación era, si no preocupación constante, al menos tema recurrente en su correspondencia:
• Después de tomar café, calentico, … encendí un tabaco y me puse a escribirte.
• Como soy cocinero, de vez en cuando me entretengo preparando algún pisto. Hace poco preparé un bistec con jalea de guayaba. Hoy me mandaron los muchachos un potecito con ruedas de piña en almíbar. Y mañana comeré jamón con piña. También preparo spaghettis o tortilla de queso. Cuelo también un café delicioso. En cuanto a fumar, en estos días pasados he estado rico; una caja de tabacos H Upmann, del doctor Miró Cardona, dos cajas muy buenas de mi hermano Ramón, un mazo de un amigo y, por último, una cajita muy bonita que vino con los libros, de la cual tengo uno encendido en estos instantes.
• Tengo hambre y puse a hervir unos spaghetti con calamares rellenos… Me voy a cenar: spaghetti con calamares, bombones italianos de postre, café acabadito de colar y después un H Upmann 4. ¿No me envidias? Me cuidan, me cuidan un poquito entre todos… No le hacen caso a uno, siempre estoy peleando para que no manden nada. Cuando cojo el sol por la mañana en shorts y siento el aire de mar, me parece que estoy en una playa, luego un pequeño restaurante aquí. ¡Me van a hacer creer que estoy de vacaciones! ¿Qué diría Carlos Marx de semejantes revolucionarios?
Fidel Castro se queja a veces de lo que considera injusticias del sistema penal. Veamos si algunas de ellas se acercan a su pronóstico de castigos, humillaciones y horribles torturas: “Ya tengo luz; estuve cuarenta días sin ella y aprendí a conocer su valor. No lo olvidaré nunca, como no olvidaré la hiriente humillación de las sombras; contra ellas luché logrando arrebatarles casi doscientas horas con una lucecita de aceite pálido y tembloroso, los ojos ardientes, el corazón sangrando de indignación. De todas las barbaridades humanas, la que menos concibo es el absurdo.”
El reflejo de su “cruel” encarcelamiento tuvo lugar cuando Fidel Castro dejó atrás el Presidio Modelo. Castro se dirigió al teniente Roger Pérez Díaz, jefe del Escuadrón 57, para decirle: “No podría irme sin despedirme de usted…” Y, volviéndose hacia los periodistas presentes, apuntó: “Quiero decirles que esta es una expresión espontánea y sincera, sin teatralismo porque este oficial, que es un caballero, de sobra lo merece”. Luego hizo el siguiente comentario: “Por mi parte, a pesar de todo, todavía no he aprendido a odiar. Al salir de las prisiones donde me sumió la injusticia durante 22 meses, proclamo mi lealtad a la causa de una Patria sin miseria ni despotismo…”
La realidad de su encierro, aparentemente, había sido muy distinta a la pronosticada, como distinta también sería la suerte de los que morarían en esa misma prisión después de la llegada de Castro al poder absoluto. A muchos de ellos, antiguos compañeros suyos, los haría cumplir hasta el último día de sus sentencias de 20 y 30 años por delitos —o supuestos delitos— muchísimo menores que el suyo, por el que cumplió 22 meses de una sentencia de 15 años, es decir, el 12 porciento.
Un historiador cubano, al cumplirse 45 años de la excarcelación, expresó con orgullo: “En 22 meses, sus lecturas ya no podían ser contadas, exactamente. Literatos, filósofos, historiadores… Integraron una especie de curriculum de estudio y meditación en la cárcel, que de castigo había pasado a ser noviciado tiempo sabático.”
Para lograr su excarcelación, las madres de los presos formaron un Comité en 1954. En su llamamiento a las “Madres de toda Cuba” se identificaban como “las crucificadas madres de los heroicos muchachos de los sucesos del día de Santa Ana”. Pedían la excarcelación de los mismos al conmemorarse otro aniversario del 20 de mayo, día de la independencia de Cuba. Cuando Fidel Castro contaba ya con 41 años en el poder, otro grupo de madres y esposas hacía la misma petición. El delito de esos presos consistía en poseer artículos que los ayudaba a ejercer su derecho a la libre expresión. La respuesta no ha sido una amnistía sino la agresión verbal y física de porristas oficiales. Son las Damas de Blanco.
Para terminar, y para que no se olvide, la diferencia entre el sistema penitenciario al que Castro fue sometido y el implantado por él una vez que se instaló en el poder, va mucho más allá de la cantidad (alrededor de 300; 600, según otros) de volúmenes de su biblioteca personal y el castigo que a veces acarrea tener escondida una Biblia en las prisiones castristas; mucho más allá que los manjares al acceso de Castro y el hambre imperante en sus prisiones; mucho más que las visitas de familiares, amistades y conyugales de Fidel Castro y la separación de sus encarcelados; mucho más que la diferencia entre un 12% y un 100% de cumplimiento de la sentencia. El límite de la diferencia está en la aspiración de José Martí a que la ley primera de la República fuera el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.
José Álvarez
Wellington, FL
PD: Posts relacionados:
—Repensando la Historia (Introducción)
—El verdadero origen de La historia me absolverá.
PD2: El post en inglés, en Cubanology.
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6 Comentarios ↓
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el hermano de cain // Feb 11, 2010 at 15:31
personalmente estuve en la celda de FC. Y la verdad es que aquello era un palacio, una habitacion muy grande con una cocinita electrica y un mosquitero para que al ninno no lo picaran los mosquitos. Ademas de eso nunca lo llevaron a trabajar a las canteras como al resto de los presos, ni siquiera a los otros asaltantes. En fin que fueron 15 meses de escuela al campo sin campo ….
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Manuel A. Tellechea // Feb 11, 2010 at 15:39
Muy bien esta vez. Queda claro que Batista fue el auténtico martiano ganándole a Fidel por un porcentaje de 88%. Aunque, para decir la verdad, hubiera sido preferible que Batista se pareciera un poquito más a Quintín Bandera.
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Anónimo // Feb 11, 2010 at 18:54
El que estaba claro era el teniente Perico , que le decia a Capote,el jefe de Presidio, que lo dejara dar un paseito al muchacho, y este le respondia que lo dejara tranquilo que eso era un asunto de el General. Hay que preguntarse que persona tendria tanta influencia sobre Batista, para que el payaso este haya sobrevivido.
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El Temba Atómico // Feb 11, 2010 at 20:29
Sería bueno documentar las citas. Le daría más seriedad a la cosa. O sea, el autor/los autores deberían dejar en claro el origen de sus informaciones.
Por cierto, una pregunta para Manuel A. Tellechea: ¿a qué se refiere con lo de Quintín Banderas? ¿Cuál es la historia?
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Abel // Feb 12, 2010 at 2:55
siempre he escuchado acerca de los”pequenos lujos del “horrible presidio politico”del CagaAndante, estaba mejor que la escuela al campo, mejor comida,mejor todo. Algo asi como un retiro espiritual.
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Manuel A. Tellechea // Feb 12, 2010 at 3:17
De ascendencia africana y todavía muy cerca a sus orígenes era Quintín Bandera(s) el general cubano más temido por los españoles: todavía la mera mención de su nombre inspira miedo entre ellos.
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