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domingo, 4 de junio de 2017

La Dictadura castrista está de Cumpleaños Hoy



EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



El general Raúl Modesto Castro Ruz, nacido el 3 de junio de 1931 en
Birán, zona rural de la antigua provincia de Oriente, perteneciente a la
actual provincia de Holguín, hoy sábado cumple 86 años de edad.

“Pienso que 80 años son demasiados años para cumplir funciones de
Estado”, dijo Fidel Castro a Tomás Borge en la entrevista titulada Un grano de maíz,
en abril de 1992, pero lo cierto fue que el mismo Fidel Castro sólo se
distanciaría del poder en 2006, cuando enfermó de gravedad, faltándole
sólo 13 días para cumplir 80 años de edad.

“El problema no es que Raúl (Castro) permanece vestido de general y
trepado en una tribuna arengando a los cubanos aunque él ya es un
anciano de 86 de edad, 47 de ellos como segundo al mando de Fidel
(Castro), y ya 11 años gobernando directamente él mismo. El problema es
que en Cuba llevamos 58 años de castrismo, de fidelismo o de socialismo,
para el caso es lo mismo, porque todavía los cubanos estamos haciendo
planes para producir aceite con que freír un huevo, huevo que tampoco
existe, pero ya Raúl Castro nos hizo esa historia del aceite hace 56
años, allá en Santiago de Cuba, y lo aplaudimos muchísimo, sí cantidad
que aplaudimos ese día”, dijo un santiaguero avecindado en Puerto Padre,
luego de ver en la televisión este jueves la sesión de la Asamblea
Nacional del Poder Popular y escuchar el discurso del general Raúl
Castro.

“Los que no tenemos dinero para ir a comprar aceite a las TRD
(Tiendas Recaudadoras de Divisas) seguimos aplaudiendo a Raúl Castro y
hasta le decimos, feliz cumpleaños, General; esa es la enfermedad de
nosotros los cubanos en esta isla, la de en público aplaudir mentiras
entre muchos y la de llorar verdades cuando somos pocos y estamos
solitos”, agregó.

Intrigado por la historia del santiaguero, y dudando que existiera un
discurso donde Raúl Castro prometiera a los cubanos aceite vegetal,
como en el famoso discurso del 26 de julio de 2007 en Camagüey, donde el
General aseguró que había que “producir leche para que la tome todo el
que quiera tomarse un vaso de leche”, busqué, y efectivamente, en
Santiago de Cuba se produjo la arenga del aceite como en Camagüey se dio
la del “vaso de leche”.

El discurso, “de la grasa (manteca de cerdo) y del aceite”, a decir
del santiaguero, fue pronunciado por Raúl Castro en Santiago de Cuba el
26 de julio de 1961, aparece en Documentos de la Revolución Cubana, 1961, editado por la Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008.

Es una muy extensa alocución sobre “las agresiones económicas” que
constituyen “el preludio de nuevas agresiones militares”, y donde Raúl
Castro hace una exclamación que quizás nuevamente escuchemos por estos
días si sustituimos la palabra “grasa” por pollo u otro producto
estadounidenses de los que llegan a la Isla actualmente:

“¡Cuba no cambiará su Revolución Socialista por manteca yanqui!”
Luego de la exclamación y al leer “APLAUSOS”, recordé lo dicho por el
santiaguero.

Luego Raúl Castro hizo una afirmación que todavía está por cumplir:
“Fidel expuso el plan de trabajo de la Revolución para resolver en 18
meses, con la producción nacional, el abastecimiento de grasas de
nuestro pueblo.”

Pero ahí no concluían los planes y las promesas. Y luego de referirse
a la cría de cerdos “para producir toda la carne y toda la grasa que
queremos (APLAUSOS)”, carne y grasas que todavía necesitamos pero no
hemos conseguido bajo formas de producción socialista, Raúl Castro hizo
una afirmación categórica, que aún hoy, quizás ni él mismo crea posible
realizar con todo y las muy analizadas y vueltas a sopesar “Bases del
Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030”.

“Frente al ataque imperialista sembraremos más maní, soya, girasol y
otras plantas que puedan darnos el aceite que necesitamos, siguiendo
para estas siembras los planes de desarrollo agropecuario. Alcanzaremos
las metas sembrando cada semilla, cuidando cada mata,” afirmó el general
Castro Ruz.

Si el lector piensa que las plantas oleaginosas no produjeron aceites
porque los campos cubanos fueron invadidos de marabú, como resultado
del llamado “sentido de pertenencia” según decir castrista, que rinde lo
que la pertenencia sin sentido, en tanto en economía las utilidades se
basan en hechos tangibles y no en meras ilusiones, pues no le falta
razón a ese lector enterado y, a tal tema, también se refirió Raúl
Castro preguntándose el 26 de julio de 1961:

“Qué serían las granjas y cooperativas convertidas en latifundios;
qué serían las fábricas y los centrales (azucareros) hoy dirigidos por
sus obreros, en manos de la burguesía parasitaria y de los míster y las
compañías que dominaban en nuestro país; qué sería del futuro luminoso
que tenemos por delante; y piensen, sobre todo, qué sería aquí otra vez
el triunfo de la mentira sobre la verdad, el triunfo del mal sobre el
bien.”

Raúl Castro necesitaría 46 años para obtener respuesta a esas
interrogantes formuladas por él mismo. Como una paradoja sería otro 26
de julio, esta vez de 2007, cuando ante su vista, llegando a Camagüey no
por el aire, sino por “tierra” vería en qué se habían convertido las
granjas, las cooperativas y todo lo que había sido expropiado a “la
burguesía parasitaria” y a los “míster”:

“…con esta generosidad de las lluvias del pasado año y el actual,
aproveché llegar aquí por tierra para ver que todo está verde y bonito,
pero lo que más bonito estaba, lo que más resaltaba a mis ojos, era lo
lindo que está el marabú a lo largo de toda la carretera, por lo tanto,
cualquier incremento de salarios o descenso de precios, para que sea
real, sólo puede provenir de una mayor y más eficiente producción o
prestación de servicios que permita disponer de más ingresos”, dijo Raúl
Castro el ya lejano 26 de julio de 2007 en la Plaza Ignacio Agramonte
de Camagüey, y nadie aplaudió, yo estaba allí.

El coronel Héctor Ávila Marrero, un oficial competente, disciplinado,
correcto, e incapaz de meter la mano en el bolsillo ajeno, fue puesto,
por orden del ministro del Interior, al frente de los presos-leñadores,
y el marabú produce un carbón de excelente calidad, y los “míster” lo
pagan bien.

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