EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
La oposición marcha. Sí, pero ¿hacia dónde? Al igual que sus
esbirros, el presidente Nicolás Maduro lanza una bomba de humo rojo que
pica. Y mucho.
“Yo estoy ansioso que se convoquen las elecciones de gobernadores y
alcaldes”, dispara el Jefe de Estado. La embestida sorpresa busca
dispersar a los protestantes y, en cierta forma, logra su cometido. De
repente, un sector de los manifestantes la emprende contra sus
compañeros, ensayando una especie de ataque preventivo. Retroceder,
nunca. Rendirse, jamás. Las elecciones de gobernadores y alcaldes no son
suficientes, advierten. El objetivo es uno: Miraflores. Entonces, 2017
se convierte en 2016 parte II o, peor aún, en 2014 parte III. Una saga
de terror y error. Hace un año, la oposición desestimó los comicios
regionales y concentró todo su esfuerzo en defenestrar a Maduro. Allí
están los resultados.
¿De qué le serviría a la Unidad ganar gobernaciones y alcaldías?
Sencillo: para lo mismo que le sirvió conquistar la mayoría de la
Asamblea Nacional. Los diputados encabezan hoy las protestas y gozan del
respaldo de las democracias del mundo, que condenan la ruptura del
orden constitucional que significa el desconocimiento del Poder
Legislativo. Si desde hace meses se contara con un contingente
importante de gobernadores en la lucha por la democracia, seguramente se
habría robustecido la posición de la Unidad. Otras interrogantes son
más complejas. ¿La Unidad tiene la fuerza, la organización y la
capacidad de movilización suficientes para imponer una salida que
rechaza el Gobierno? ¿Su liderazgo está dispuesto a escalar el conflicto
hasta el punto de no retorno? ¿La sociedad venezolana está preparada
para asumir el desafío que impone tratar de derrotar a un régimen
autoritario en la calle? ¿Hasta dónde debe llegar la presión popular
para quebrar la cohesión del chavismo? No hay respuestas fáciles. Ni
salidas rápidas.
la vida, a la alimentación, a la salud, a la manifestación pacífica, a
la libertad de expresión y a todas las cosas que están negadas en este
país. Mientras se sube la empinada cuesta, algunos proponen cargar más
piedras en el morral. Respeto a la AN. Liberación de presos políticos.
“Canal humanitario”. Reestructuración del Tribunal Supremo de Justicia.
Reorganización del Poder Ciudadano. Renovación del Consejo Nacional
Electoral. Y si queda tiempo, elecciones. Aunque, obvio, no unas
cualquiera. Para evitar frustraciones y desengaños, la Unidad debe
marcar una hoja de ruta. El viento sopla y pronto los efectos del humo
rojo se disipan. El liderazgo está en la primera línea para recibir los
bombazos y, sobre todo, para dirigir y observar con precisión lo que
asoma en el horizonte. La oposición debe avanzar en la calle, por
supuesto. Pero siempre apuntando hacia un destino claro.
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