¿Normalizar a los emigrantes y no al régimen?
Hace más de un año la opinión pública internacional se estremeció con la fotografía del cuerpo sin vida de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años que apareció tirado en una playa de Turquía. Muchos gobiernos llamaron a la solidaridad y a prestar ayuda a la oleada de refugiados que huían de la guerra. En Cuba, desde hace más de 50 años escenas tan espeluznantes como la del niño Aylan influyeron para que el Gobierno estadounidense legislara una Ley de Ajuste y concediera un trato preferencial a los cubanos que arribaran a sus fronteras huyendo de la dictadura comunista.
Pero los tiempos han cambiado. Ahora el presidente Obama cojea hacia la puerta de salida y, en su afán por sembrar escollos en el camino de su sucesor antes de ahuecar el ala, concedió al régimen cubano la gracia de eliminar la política de pies secos/ pies mojados y la de parole para médicos que deserten en terceros países. Lo que bien parecía un espaldarazo a la campaña de Trump, contiene la malévola intención de que el presidente entrante tenga que dar el visto bueno al acuerdo, para no contrariar su compromiso de endurecer las políticas contra la inmigración irregular.
De "corte humanitario" han calificado los medios oficiales el nuevo trato migratorio, pues según las partes firmantes "salvarán muchas vidas". Sin embargo, lo más irónico del acontecimiento es que el régimen, en su rol de "lobo disfrazado de cordero", nunca podrá despojarse de la etiqueta de ser el más despiadado asesino de inmigrantes cubanos irregulares. Para refrescar memorias, las masacres del remolcador 13 de Marzo, el bote Río Canímar y los ametrallamientos de lanchas y balsas hundidas por la aviación y los Griffins, son argumentos sólidos como para afirmar que han muerto más inmigrantes nacionales a manos del régimen que a manos de los coyotes, los delincuentes y las alimañas de las selvas centroamericanas, que hacen más peligrosa la travesía hacia la frontera méxico-estadounidense.
Lo más triste del caso es que Obama, quien en un montaje televisivo de su campaña publicitaria se sentara a jugar dominó con los populares humoristas Pánfilo y Chequera despertando amplias simpatías en la población cubana, ahora se hunde en la impopularidad. Trump se ha convertido en la esperanza de que esta nueva política sea revertida, al igual que el Obamacare, los tratados comerciales y el deshielo Cuba-EEUU, puesto que todos los negocios emprendidos por el presidente saliente tienen un sello calamitoso ―según han manifestado el mandatario electo y sus colaboradores más cercanos.
Mirando los toros desde adentro del ruedo, no creo que el nuevo tratado migratorio contenga el flujo de inmigrantes irregulares hacia EEUU. Ellos continuarán penetrando por la frontera méxico-estadounidense, como otros tantos millones de hispanos que deambulan ilegalmente por los 50 estados. La diferencia es que los nacionales no solo huyen de la miseria, también huyen del único régimen totalitario del continente. Sin embargo, renegociar los acuerdos migratorios Cuba-EEUU es un mal necesario. Mientras los inconformes sigan poniendo pies en polvorosa para no enfrentarse a la dictadura, esta gozará de larga vida.
Si el régimen reclama que a los inmigrantes irregulares se les despoje del estatus preferencial del que gozan (políticas de pies secos/ pies mojados y parole para los médicos), para igualarle a los migrantes del resto del continente y el mundo, vale preguntar entonces por qué al Gobierno cubano no se le despoja del trato preferencial que tiene, al otorgársele más de 20.000 visas anuales por concepto de reunificación familiar. Una cuota que desinfla el globo desde hace 22 años.
Si Cuba reclama un trato igualitario al de otros países, sería indispensable que las visas otorgadas para viajar a EEUU, tanto de reunificación familiar, refugiados políticos y visitas turísticas, deberían reducirse a cifras mínimas y para casos estrictamente humanitarios.
Ante el deseo castrista de que la Ley de Ajuste Cubano sea derogada, debería analizarse y hacerle ciertas transformaciones para su selectividad, puesto que del beneficio también se están aprovechando esbirros y sicarios que han pateado y encarcelado a hombres y mujeres comprometidos con la lucha para retornar la democracia a Cuba.
Cuando EEUU cierre todos los atajos utilizados por los inconformes que evitan enfrentarse al régimen, entonces estaremos más cerca del estallido de otro maleconazo, pero esta vez, para deshacernos de la dictadura. De no ser así, pues a cada cual lo que se merece: seguiremos aguantando sin chistar los latigazos del mayoral.
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