El Extranjero Iroel Sánchez defensor de la Dictadura de Castro se cree cubano con derechos

En su post, Sánchez no menciona, sin embargo, que la mayoría de los activistas que aparecen en el vídeo han sido literalmente "arrastrados" en numerosas ocasiones por turbas paramilitares y agentes del régimen, por ejercer sus derechos a la libertad de expresión y a la protesta pacífica. Algunos, como Ángel Moya, integrante del Grupo de los 75, y Jorge Luis García Pérez (Antúnez) han pasado largas temporadas en prisión. Otros, como Antonio G. Rodiles, han recibido golpes por los que han acabado en un salón de operaciones.

Tampoco dice Sánchez que ninguno de los activistas del vídeo puede ejercer su libertad de expresión y opinión en la gran maquinaria de la prensa oficial, que en cambio utiliza todo el poder del Estado para difamarlos e intentar desacreditarlos.

Sánchez repite el mantra de la financiación de la NED, una organización privada, sin ánimo de lucro y respaldada tanto por el Partido Demócrata como por el Republicano. Presentar a activistas y medios críticos como financiados y orientados por Estados Unidos es un punto habitual en el discurso del régimen y una de sus principales debilidades, pues atribuye a un actor externo un descontento en el interior de la Isla que ya es imposible ocultar.

El vocero no dice en su post que, además del vídeo, DIARIO DE CUBA publicó los comentarios de sus lectores, muchos de ellos críticos con la postura de sus activistas, sin seleccionarlos a conveniencia.

Afirma Sánchez en su texto que Edison Lanza, relator para la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA), le dijo que investigaría las "'supuestas' amenazas a la libertad de expresión" que había denunciado en el taller, si le hacía llegar las informaciones al respecto. "Pero cuando (…) una señora acusó al presidente ecuatoriano Rafael Correa de perseguir a informadores en ese país el señor Lanza lo dio como un hecho", compara el bloguero.

Asimismo, se queja de que Lanza no le dio una tarjeta de presentación que él le solicitó, con la excusa de que se le habían acabado. No obstante, obtuvo del relator de la CIDH una dirección de correo electrónico para enviar sus "denuncias".