LA HABANA, Cuba.- El periodismo, hijo de la literatura, da posibilidad a los escritores marginados por los sistemas políticos, de ejercitar sus herramientas mediante crónicas y artículos, donde la economía de medios y el arte de informar se vuelven disciplinas.
Juan González Febles (La Habana, 1950) aprovechó este resquicio para escribir durante veinte años el acontecer de Cuba con noticias, comentarios y emplazamientos al sistema comunista, que lo situaron como uno de los personajes más incómodos de la sociedad civil.
Pero el periodismo es cosa de un día. A la mañana siguiente la crónica se pierde, o se olvida. En cambio la literatura las eterniza, porque como se sabe un libro es un árbol, y un hijo, y Febles, con la publicación de "El Libro de La Habana" (Neo Club Ediciones, 2015), ha dado su primera pisada con un texto descriptivo de situaciones y conflictos, el entorno y sus protagonistas.
Porque lo que interesa a este escritor de la calle Armas, en la barriada de Lawton, son los submundos que sucumben a las fuerzas del poder y los que se rebelan contra ella. Historias conocidas solo por sus protagonistas, por los represores que las ejecutan y por la pobre gente del hábitat en que ocurren. Épica que se pierde en estaciones de policía, en las humildes moradas donde palpitan, o se eclipsan en el exilio.
Dividido en dos partes: "El libro de ellos" y "Nosotros contra ellos", en "El libro de La Habana" desde su primera omnipresencia: "Soy contrarrevolucionario, además cubano. Y para colmo vivo en Cuba…", vamos a asistir a la película de ciudadanos perturbados que luchan, sufren, sueñan y cohabitan sobre sus ruinas.
Mediante una prosa conversacional exenta de lirismo, caótica como la atmósfera donde se producen, en los 28 cuentos que componen el libro el hambre poblacional infligida por el Estado, la huelga de hambre auto infligida como modo de insurrección, la sequedad de espíritu, la deshumanización de la estructura social, los caminos sin salidas, la miseria del Periodo Especial, el racismo, la homofobia, el suicidio vuelto un medio de escape de la realidad o la inútil búsqueda de una libertad personal que nunca llega, se suceden tras 57 páginas agobiantes y depresivas como el contexto en que se diluyen.
En El libro de La Habana lo anecdótico arrolla lo formal. Los sujetos son vueltos objetos colectivos de un miedo incubado como en un laboratorio, donde el científico queda premiado con un ascenso o un distintivo.
Graduado de Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, este habanero que junto a su esposa Ana convirtió su apartamento en sala de redacción, para dar vida a la página web más polémica del espectro opositor, Primavera Digital, tiene por delante un trecho por recorrer en la literatura, un camino más empinado, duro y largo que el periodismo.
En cambio, la experiencia de Febles en la formación y desarrollo de la sociedad civil y la prensa independiente es caldo de cultivo necesario para cocer otros libros, con los ingredientes de antihéroes sacrificados en sus existencias revolucionarias, y los otros, que sacrifican la libertad, la familia y a veces hasta la propia vida, intentando que Cuba sea un sitio inclusivo, en este extraño mundo en que ha decantado el siglo XXI.
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