La avioneta que 'bombardeó' Guantánamo con marihuana
Una de las operaciones con drogas más extrañas ocurridas en Cuba
LA HABANA, Cuba.- Una de las operaciones con drogas más extrañas ocurridas en Cuba y de la que jamás se ha hablado, sucedió en julio de 1982, cuando una avioneta cruzó sobre Guantánamo, lanzando pacas de marihuana.
Aunque la policía del territorio y la Seguridad del Estado se pusieron en función de capturar la droga, muchos guantanameros se apropiaron de bultos, entre ellos Tomás Leyva, residente en San Lino y el 5 sur, quien acaba de salir de la prisión por aquel delito.
Tomás halló una paca en la orilla del rio Jaibo y trató de venderla, pero fue detenido por la policía.
"Yo tenía veinte años cuando aquella avioneta pasó lanzando pacas y asustando a la gente con su ruido. Seguí con la vista uno de los bultos y calculé más o menos donde había caído. Corrí a buscarlo y lo encontré en los arbustos. Casi todos los que cogimos pacas fuimos apresados, porque nunca antes tuvimos un "material" tan bueno en las manos y la gente enloquecía al fumarla. Eso contribuyó a que la policía diera con las pacas y con los vendedores".
Cuenta Tomás que tener tanta droga en su poder lo desquició. Y su enorme efecto le nubló los sentidos. De repente le dio por reparar su casa, que estaba en mal estado, como la mayoría del suburbio guantanamero.
"No tenía un centavo y de pronto me vi vuelto un hombre rico. Me fumé un cigarro y en mi "arrebato" le pedí a un camionero que vivía en mi cuadra, que trajera un viaje de arena. Lo descargó en medio de la calle, frente a mi casa. Le pagué con un poco de hierba, que valía veinte veces más que la arena. Luego le pedí un viaje de piedras, pero vino con la policía. Cuando me detuvieron, estaba diseñando mentalmente los planos de construcción y ya iba por la tercera planta. No tuve conciencia de lo que pasaba hasta el otro día, que amanecí en un calabozo".
Otro de los encarcelados por la droga que cumplió larga condena fue Luis Sosa, residente en el 7 oeste y La avenida, en aquel momento conductor de la ruta Guantánamo-Yateras. Cuenta que al llegar al paradero y revisar el carro, halló debajo de un asiento un saco con dos pacas.
"Lo primero que hice al encontrar el saco, fue pedir la baja en el centro de trabajo. No tenía necesidad de trabajar más de conductor, ni aguantarle malcriadeces a la gente, ni el mangoneo de la administración. Según mis cálculos, podía sacarle muchos miles de pesos a aquellos dos regalos, de alguien que al parecer se asustó en el Punto de Control y las dejó bajo el asiento".
A Sosa lo detuvieron en su casa en un operativo. La policía lo halló completamente drogado, sentado en el piso de la sala, con el saco entre las piernas calculando su ganancia.
Onésimo Núñez, por aquellos tiempos campeón provincial de lucha libre, recuerda que antes de los combates acostumbraba a fumarse un cigarrillo de marihuana "criolla", cultivada en la Isla, pero cuando probó aquella "bomba" por poco se muere.
"Tuve que meterme de cabeza en un tanque de agua. Fue la única forma que hallé de salvarme".
La rápida acción de las autoridades, en combinación con los núcleos del partido comunista, dio una fuerte batida en la ciudad para recuperar las pacas. Algunos ciudadanos que hallaron droga colaboraron con su entrega voluntaria, como el caso de "Chiquitín", responsable de una vaquería en Chutini, cerca de Caimanera, donde una paca cayó en un cuartón de vacas y la llevó a la estación de policía.
Pero al regresar a su casa, encontró todas sus pertenencias recogidas en el portal.
"Del cielo nos cayó la única forma de salir de esta miseria y se la diste a la policía", le recriminó su mujer, que dio por terminado su matrimonio.
Tomás Leyva purgó una larga sanción, complicada con otros delitos que se extendieron a treinta y dos años, por causa de aquella avioneta y confiesa que en la cárcel se convirtió en "especialista" del tema.
"He probado todo tipo de narcótico que ha pasado por Cuba, desde el 'Clipper' hasta 'Punto rojo' y 'Costa playa'. Y los más recientes, de fabricación sintética, como el 'Cielo azul', 'La bailarina', o el demoledor 'Ambrosia', pero ninguno iguala en efecto al de aquella maldita avioneta, que apareció ese verano sobre Guantánamo y hasta hoy nadie sabe de dónde provenía, ni por qué botó su carga sobre la ciudad"
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