¿Hay guerra económica? Maduro ya la ha perdido
¿Existe la guerra económica? Casi todo el universo académico y la sociedad civil, que ahora es abrumadoramente opositora, piensa que tal argumento es un artificio. Pero, por el contrario, por asombroso que a muchos pueda parecernos, incluso en los sectores más esclarecidos del chavismo da la impresión de que la guerra económica es toda una certeza. Una realidad objetiva que no admite disertaciones y que la oposición ignora.
Si la guerra económica existe ¿por qué Maduro no ha podido derrotarla? Llegando casi a la mitad de su período metidos en el fango de la más espantosa crisis social y económica que haya vivido Venezuela en casi 100 años, aquí la verdadera pregunta, la única pregunta posible, es esa. Las colas duran 8 horas; los anaqueles están vacíos; escasean las vacunas para recién nacidos; no hay medicinas; los precios conocen una dinámica depredadora, que destruye el patrimonio familiar de los venezolanos. Todo a causa de un extraño mal que en 2013 ha diagnosticado a todos Nicolás Maduro. La guerra económica.
¿Qué es, entonces, repito, la guerra económica? ¿Los precios suben porque los aumentó el portugués? ¿El empresariado sube los precios por cuenta propia? ¿El empresario gana con los aumentos anarquizados de precios? ¿Todos los comercios tienen guardada la mercancía? ¿La gente no está respetando el Precio Justo? ¿Los operativos de Sundde no están siendo acatados?
Por supuesto que al hablar de guerra económica se asume en general una estrategia para culpar al empresariado de la grave crisis de bienes y servicios que se vive en Venezuela, que es única en nuestra historia, única en el mundo, cuyos perfiles tienen el trágico perfil de una verdadera crisis humanitaria. Se supone que el gobierno le dio los dólares a los empresarios para traer cosas, y estos los gastaron en otras cosas, dicen, no sabemos bien en qué. Dólar Today especula con los precios; las corporaciones grandes no quieren producir porque andan tumbando al gobierno.
No dice nada Maduro, Cabello, o Carreño, de las cadenas de comercialización rotas, de las deudas millonarias a proveedores y empresas trasnacionales; de las licencias de importación otorgadas por el estado a empresas de maletín; de los millonarios negocios de los militares con la importación de comida; de las compras militares milmillonarias; de los ingentes chanchullos en PDVSA; de la cloaca moral de la CVG; de los excesos administrativos en la gobernación de Bolívar; de la triangulación de divisas; del matraqueo general a los comerciantes; del desfalco millonario en Bandes, en el Fondo Chino; de la destrucción del parque industrial del país. El tráfico, la ilegalidad, la lectura oportunista y politiquera que convirtió a Venezuela en un albañal.
Pues no. Lo que hay es guerra económica. Sobre la base de su interpretación es que acuerdan cosas en Venezuela. El Presidente Maduro; la jerarquía del PSUV; los Magistrados del TSJ. Con bastante docilidad, pero a una velocidad algo más vergonzante, lo hacen la Fiscalía, la Defensoría y la Contraloría. Seguirán los foros del chavismo evaluando sus efectos; pronosticando desafíos decisivos y batallas por venir en los próximos años. Sobre eso irán sus programas de televisión y los foros de Filven.
Hay guerra económica, Earle, Crespo, Luis Britto, Clodovaldo, Ernesto Villegas, Farías, Ricardo Menéndez, Castillo, Jorge Rodríguez. La culpa de la escasez de fármacos, como todas, es de la guerra económica ¿Cómo la conjuramos? ¿Matamos de hambre a la gente a nombre de la esperanza de los pueblos? ¿Cómo resolvemos el entuerto, si no quieren escuchar a más nadie? ¿Compramos medicinas para no morirnos o terminamos de esperar qué pasará con fase de la batalla decisiva contra el imperialismo? ¿Es Maduro el hombre para administrar la crisis en esta hora, a nombre de nuestros hijos?
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