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sábado, 9 de abril de 2016

Conozca la mejor arma de represión de Maduro. Lealtad por Comida

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Como reacción ante la asfixiante escasez que golpea a Venezuela, el gobernante Nicolás Maduro lanzó un programa para distribuir alimentos que busca disminuir el hambre de millones de venezolanos que no tienen suficiente para comer tres veces al día. Eso siempre y cuando el beneficiario no sea un opositor.

En lo que está siendo descrito como una violación a los derechos humanos, el régimen de Maduro está haciendo uso de su control sobre la cadena de repartición de productos para redistribuir los escasos alimentos que estaban llegando a los supermercados hacia las familias que aún se mantienen fieles a la revolución.

Es una perversa estrategia que busca recompensar a cerca de un 15 por ciento de la población que aún respalda al régimen de Maduro, y castigar a más de un 70 por ciento que anhela un cambio de gobierno, dijo desde Washington Antonio De La Cruz, secretario ejecutivo de la firma Inter American Trends.

"Lo que prácticamente está haciendo el gobierno es secuestrando la comida que había para las cadenas privadas y se la está entregando a los sectores que aún siguen siendo adeptos a ellos", denunció De La Cruz.

Colas venezuela

"Esto lo están manejando a través de los consejos comunales, y dejando a todos los demás por su cuenta, a ver cómo hacen [para comer], y con ello están castigando a todos los que votaron contra el chavismo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre", agregó.

La medida, que fue denunciada por dirigentes de la oposición, está ejerciendo mayor presión sobre los muy escasos inventarios en las cadenas de supermercados en Venezuela y obligando a millones de personas a buscar productos en el mercado negro, donde los precios pueden ser entre 10 y 20 veces más altos.

Es una práctica inaceptable que está aumentando el ya extenso tormento que padece la gran mayoría de venezolanos, declaró el diputado opositor José Guerra.

"Hemos visto cómo en los barrios […] solamente les entregan las bolsas de comida a quienes dicen ser militantes del partido de gobierno, dejando por fuera a humildes ciudadanos que por no estar inscritos en ese partido se les niega el acceso a los alimentos", declaró Guerra a periodistas.

"¡ENTÉRATE!", decía un mensaje que reenvió desde su cuenta de Twitter Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática, y que mostraba una foto del nuevo "carné de residencia" del chavismo. Este tuit anunciaba que la tenencia del documento es el "requisito para poder comprar comida en la red de abastos del gobierno".

Maduro, cuya popularidad actualmente si sitúa alrededor del 11 por ciento, había anunciado a mediados de marzo la emisión del nuevo documento que sirve para demostrar que el portador milita dentro de las filas del chavismo.

"Ha llegado el momento" de que los seguidores del gobierno, o cualquiera que se sienta "bolivariano", estén plenamente identificados a través de ese documento, anunció.

Lo que omitió decir en esa oportunidad es que el documento sería esencial para recibir atención en los denominados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), entidades que ahora reparten alimentos, casa por casa, en las zonas populares.

El resultado final es obvio: el acceso a los alimentos está siendo convertido en un instrumento de control social, explicó desde Caracas Roberto León Parilli, presidente de la Asociación Nacional de Usuarios y Consumidores.

"Ahora, para comprar comida, va a ser privilegiado el que esté inscrito en un partido político, en este caso del gobierno", advirtió León. "Es aberrante, es una situación verdaderamente patética, la que estamos viviendo los venezolanos".

La redistribución de alimentos para favorecer a los seguidores del chavismo eventualmente llevará a un mayor número de venezolanos a acudir al mercado negro para obtener allí los productos de primera necesidad.

Pero los precios allí son prohibitivos para la gran mayoría de venezolanos, explicó León.

"Los salarios no alcanzan", enfatizó el experto, al señalar que un buen salario de gerente está actualmente por el orden de los 30,000 bolívares al mes, mientras que un mercado básico para una familia de cinco integrantes ronda los 180,000 bolívares.

De La Cruz coincidió desde Washington.

"Un desodorante cuesta 5,000 bolívares en Venezuela, eso es la quinta parte de un buen salario", manifestó De La Cruz.

"Esa es la razón por la que la gente en este momento está tan desesperada. A esos precios, el dinero que obtienes simplemente no te da", agregó.

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