EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO
El Prisionero Político Armando Sosa Fortuni, de 72 años de edad, sigue
confinado en la Prisión de máxima severidad Kilo-9 en la Provincia de
Camagüey, donde ha extinguido más de 20 años. Según el reportero Jorge
Alberto Liriano Linares, la condición de su encierro ha empeorado
drásticamente y presenta “fuertes dolores abdominales y frecuente cuadro
diarreico agudo”. “Tras más de un mes con este cuadro diarreico, y la
realización de pruebas y análisis clínicos que dictaminaron la
intervención quirúrgica, ahora le dicen que no tiene nada; que los
resultados de ultrasonido no arrojaron ninguna afección.” No obstante,
según ha asegurado el propio Sosa Fortuny al reportero: “los dolores
prevalecen, así como las diarreas y el sangramiento”.
Sosa, como le llaman sus allegados, participó en la invasión de
Bahía de Cochinos de 1960 y después de ser capturado pasó,
inquebrantable, 18 años en prisiones castristas- Al ser excarcelado
regresó a Cuba a sus 52 años, junto a otros cubanos, desembarcando por
un punto del pedraplén que une a Caibarién con el cayo Santa María, en
la noche del 14 de octubre de 1994, dispuestos a afirmar sus
convicciones democráticas, “a recurrir al supremo derecho de la rebelión
contra la tiranía y la opresión”, como indica en su preámbulo
laDeclaración Universal de Derechos Humanos. En esta ocasión, en un
enfrentamiento a tiros, perdió la vida Arcilio Rodríguez García, un
joven de 34 años que regresaba de una pesquería junto a otros amigos.
La muerte de cualquier persona víctima es lamentable, máxime si esta
muerte es producto de una lucha fratricida. No se justifica; como
tampoco se justifica el odio y la saña. Ahora que el régimen de La
Habana se ha reconciliado con su inveterado enemigo, haría bien en
mostrar indulgencia con un hombre que, en conjunto, ha pasado más de la
mitad de su vida en las prisiones del régimen.
Quienes defendemos los derecho inalienables de los seres humanos,
deberíamos defender sin complejos a estas personas que se enfrentan a
regímenes tiránicos. Podemos coincidir o no con los métodos, pero no
podemos sucumbir ante la pretendida superioridad moral de unos y
atribuirles el patrimonio de la rebelión contra la tiranía y la
opresión.
Armando Sosa Fortuny ha pasado casi 40 años en las cárceles cubanas
por defender los derechos conculcados a los cubanos, día a día, por ser
libre e indomable, a pesar de su edad y los años prisionero. Es nuestra
obligación pedir para Armando la libertad incondicional, ahora cuando
está próximo a cumplir 73 años de vida.
confinado en la Prisión de máxima severidad Kilo-9 en la Provincia de
Camagüey, donde ha extinguido más de 20 años. Según el reportero Jorge
Alberto Liriano Linares, la condición de su encierro ha empeorado
drásticamente y presenta “fuertes dolores abdominales y frecuente cuadro
diarreico agudo”. “Tras más de un mes con este cuadro diarreico, y la
realización de pruebas y análisis clínicos que dictaminaron la
intervención quirúrgica, ahora le dicen que no tiene nada; que los
resultados de ultrasonido no arrojaron ninguna afección.” No obstante,
según ha asegurado el propio Sosa Fortuny al reportero: “los dolores
prevalecen, así como las diarreas y el sangramiento”.
Sosa, como le llaman sus allegados, participó en la invasión de
Bahía de Cochinos de 1960 y después de ser capturado pasó,
inquebrantable, 18 años en prisiones castristas- Al ser excarcelado
regresó a Cuba a sus 52 años, junto a otros cubanos, desembarcando por
un punto del pedraplén que une a Caibarién con el cayo Santa María, en
la noche del 14 de octubre de 1994, dispuestos a afirmar sus
convicciones democráticas, “a recurrir al supremo derecho de la rebelión
contra la tiranía y la opresión”, como indica en su preámbulo
laDeclaración Universal de Derechos Humanos. En esta ocasión, en un
enfrentamiento a tiros, perdió la vida Arcilio Rodríguez García, un
joven de 34 años que regresaba de una pesquería junto a otros amigos.
La muerte de cualquier persona víctima es lamentable, máxime si esta
muerte es producto de una lucha fratricida. No se justifica; como
tampoco se justifica el odio y la saña. Ahora que el régimen de La
Habana se ha reconciliado con su inveterado enemigo, haría bien en
mostrar indulgencia con un hombre que, en conjunto, ha pasado más de la
mitad de su vida en las prisiones del régimen.
Quienes defendemos los derecho inalienables de los seres humanos,
deberíamos defender sin complejos a estas personas que se enfrentan a
regímenes tiránicos. Podemos coincidir o no con los métodos, pero no
podemos sucumbir ante la pretendida superioridad moral de unos y
atribuirles el patrimonio de la rebelión contra la tiranía y la
opresión.
Armando Sosa Fortuny ha pasado casi 40 años en las cárceles cubanas
por defender los derechos conculcados a los cubanos, día a día, por ser
libre e indomable, a pesar de su edad y los años prisionero. Es nuestra
obligación pedir para Armando la libertad incondicional, ahora cuando
está próximo a cumplir 73 años de vida.
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