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sábado, 29 de agosto de 2015

Goajiros advierten que explotará la frontera si la cierran en las próximas horas #Venezuela

Goajiros advierten que explotará la frontera si la cierran en las próximas horas | Por @JStarchevich





EL MOVIMIENTO BLOGGER, ESTA LLAMADO A SER EL CATALIZADOR MORAL DE LOS GOBIERNOS, ANTE LOS OJOS DEL MUNDO



Enviado especial a Paraguachón, estado Zulia.- En
medio del clímax de la crisis fronteriza, los indígenas que viven entre
Venezuela y Colombia advierten que habrá una explosión social si
cierran “La Raya” que divide a ambos países



Un viejo Caprice pasa raudo por la
carretera con un potente vallenato y esquiva a un chivo que se atraviesa
en su paso, donde grupos de niños pasan sus horas vendiendo gasolina en
potes de agua mineral. El momento parece repetirse a lo largo de la
carretera que atraviesa a la Goajira colombo-venezolana, donde sus
habitantes temen lo peor si se concreta un cierre de la frontera en la
zona.


Los Wayuú, indígenas que durante siglos habitan el área con su propia ley, dudan que las amenazas del gobierno venezolano de
cerrar la línea fronteriza puedan surtir efecto en esta convulsa zona,
por donde pasan toneladas de alimentos y gasolina en contrabando hacia
Colombia ante la mirada de los militares.


¿Tú crees que “la comunidad” va a aguantar eso? Aquí se maneja demasiada plata”, explica Otto, un Wayuú que transita a diario ambos lados de la goajira con un Fairlane destartalado desde hace décadas.


Y es que “la comunidad”, como se denomina a los indígenas, hacen
parte del millonario negocio que significa trasladar mercancía de
Venezuela a Colombia, incluyendo el contrabando de combustible por las
trochas y las carreteras que atraviesan la vasta frontera.


Son ellos los que tienen el poder fáctico junto a los militares y la
guerrilla colombiana que, si bien, no se ven, están presentes en cada
lugar de la Goajira, aseguraron a El Estímulo varios habitantes del lugar.


Estos tres grupos saben y conocen quiénes están detrás de la fila de inmensos camiones que esperan a cierta hora del día para pasar tranquilamente por los puntos fronterizos desplegados por la Guardia Nacional en las localidades de Sinamaica, Los Filuos, Paraguaipoa, Guarero, Caimare Chico y Paraguachón.


En medio de estos pueblos, se observan las trochas (caminos verdes)
por donde a diario cruzan con motos, carros, camiones y lanchas enormes
contenedores de gasolina venezolana que son vendidos hasta mil veces más
cara del lado colombiano.


Igual pasa con el arroz, el café, el azúcar, la harina de maíz, cerveza
y centenares de otros productos escasos en otras partes de Venezuela,
que son llevados a Colombia con una ganancia escandalosa para quienes no
conocen la realidad fronteriza.


- Negocio del va y viene -


Aquí se consigue de todo, pero mucho con un precio más alto que en
Caracas o en otros lugares. Una bolsa de hielo vale Bs. 500, un kilo de
arroz Bs. 450, un pote de leche Mercal Bs. 400 y una gavera de cerveza
Bs. 2.000. Los precios en la frontera no conocen de regulación.


La gasolina se vende por los pimpineros entre Bs. 200 y Bs. 900,
según el tamaño del pote que usualmente son los del agua mineral. Pero
los viajes a Colombia con gasolina son muchos más lucrativos.


Carlos tiene un Caprice blanco que utiliza para cruzar la frontera
hasta tres veces al día, que le deja una ganancia neta entre Bs. 18.000 y
Bs. 20.000 diarios. Transporta en cada viaje más de 60 litros. Dice que
los carros viejos son los más buscados en la zona porque son los que
disponen de mayor capacidad en sus tanques.


Y es que una larga fila de “catanares”, autos de finales de los años
’70 junto a camionetas Bronco y camiones, colman las pocas estaciones de
servicio que hay en la Goajira. Su misión es conocida: abastecerse,
llevar el producto hasta Maicao en Colombia y retornar rápido a
Venezuela, donde comienzan el ciclo de nuevo.


“Aquí hay muchos que viven de eso. Desde niños en
bicicleta hasta camiones de volteo llegan”, explica Jeander, quien opera
una de las bombas.



En la Goajira parece que todos viven a costa del contrabando. En Paraguiapoa, quemaron hace un mes la sede de la alcaldía
del municipio junto a imágenes del expresidente Hugo Chávez tras el
decomiso de un camión con arroz y pollo que iba a ser llevado a
Colombia.


Muchos de los manifestantes acusaron al alcalde de esa jurisdicción,
el oficialista Hebert Chacón, de ser uno de los mayores contrabandistas
de la zona, y de no atender las necesidades de la población. El gobierno
negó esas aseveraciones, reparó la sede municipal y acusó a los
contrabandistas de participar en los hechos.


Pero muchos indígenas dudan de la versión. Dos meses antes,
manifestantes destrozaron todos los puntos de control que había activado
el ejército en la carretera. Aseguran que la población se enardeció
ante los estrictos controles a la mercancía y al alto cobro de “vacuna”
(extorsión).


-”Bachaqueo” extendido-


Quienes viven en la Goajira afirman que en el “bachaqueo”, como se conoce popularmente el contrabando de extracción, participan muchas personas que no viven en la zona.


“Aquí ves ambulancias o carros oficiales de otros estados llevando
gasolina”, afirma Mario, un comerciante de la zona que vive de la
reventa y el reempaque del arroz venezolano en Colombia.


Si no acuden a las trochas, muchas de las cuales cuentan con peajes
levantados por militares o guerrilleros, los contrabandistas deben pasar
por el puesto de control de Paraguachón para llegar a Maicao.


En “La Raya”, como se conoce a la zona, se dejan a los colombianos que están siendo deportados por Colombia por la última crisis fronteriza que viven ambas naciones, pero que –por los momentos- no se siente en la Goajira.


Como se mire, es en Paraguachón donde culmina o inicia el negocio de
la frontera. “Aquí vivimos de eso y podemos morir de eso”, advierte un
goajiro.





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